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VEGETACIÓN (BIOLOGÍA)

Bosques (2). Bosques esclerófilos. Bosques formados por árboles de hoja perenne dura, característicos de regiones con clima mediterráneo.

Encinares cantábricos. Los bosques esclerófilos dominados por la encina (Quercus ilex) son relativamente abundantes en las comarcas atlánticas de Euskal Herria, sobre todo en su parte noroccidental, generalmente ligados a afloramientos de calizas duras sobre las que se desarrollan suelos someros, con poca capacidad de retención hídrica. Este biótopo es poco propicio para la explotación agrícola, lo que ha favorecido su conservación, y por ello aún es posible encontrar extensiones notables de estos encinares cantábricos. El estrato arbóreo suele estar dominado por Quercus ilex y su híbrido con la carrasca Quercus x gracilis, con la presencia esporádica de algún roble (Q. robur).Los encinares bien estructurados presentan una fisonomía impenetrable por el gran desarrollo de lianas y arbustos, la mayoría de carácter mediterráneo, como la zarzaparrilla (Smilax aspera), la rosa (Rosa sempervirens), la carrasquilla (Rhamnus alaternus), el madroño (Arbutus unedo), el laurel (Laurus nobilis), el labiérnago (Phyllyrea latifolia), la rubia (Rubia peregrina), el rusco (Ruscus aculeatus), etc. En contraste, el estrato herbáceo suele ser muy pobre, hecho típico de los bosques esclerófilos mediterráneos.

Carrascales.En los territorios mediterráneos de Euskal Herria, al igual que en gran parte de la Península Ibérica, uno de los bosques más extendidos es el carrascal, dominado por la encina carrasca (Quercus rotundifolia), que se desarrolla generalmente sobre sustratos calizos. Podemos distinguir dos tipos principales de carrascal, el que se desarrolla en los territorios castellano-cantábricos, bajo ombrotipo subhúmedo y termotipo supramediterráneo, y el otro, más seco, que encontraremos en los territorios riojano-estelleses, bajo ombrotipo seco y termotipo mesomediterráneo. El primero de ellos comparte territorio con los quejigares mediterráneos, quedando relegado a las zonas más xéricas, en suelos delgados sobre calizas duras, con escasa capacidad de retención hídrica, frecuentemente en zonas con fuerte pendiente. El estrato arbóreo está dominado por la carrasca, acompañada a menudo de quejigos (Quercus faginea)y enebros (Juniperus communis, J. oxycedrus).Suele haber bastantes arbustos, como el boj (Buxus sempervirens), Spiraea hypericifolissubsp. obovata, Rhamnus alaternus, Juniperus phoenicea, etc. En barrancos y valles abrigados se distingue una versión con encinas (Quercus ilex), su híbrido con la carrasca (Q. x gracilis), madroños (Arbutus unedo) y durillo (Viburnum tinus), que encuentran en estos biótopos mayor humedad y características térmicas favorables. Al igual que ocurría con los encinares cantábricos, la rocosidad de los lugares que ocupan estos carrascales ha favorecido la conservación de extensas manchas, que podemos encontrar en toda la franja castellano-cantábrica de Euskal Herria: Sobrón, Angosto, Sta. Cruz de Campezo, solanas de Lokiz, Andia, El Perdón, etc. El carrascal mesomediterráneo es el bosque potencial en todo el territorio riojano-estellés, en el que, debido a su ombrotipo seco, ya no puede desarrollarse el quejigar. Se trata de un bosque con carácter mediterráneo más acentuado, reflejado en la presencia de la coscoja (Quercus coccifera), Rhamnus lycioides, Osyris alba, Jasminum fruticans, etc. Se desarrolla sobre sustratos ricos en bases, calizas y margas, de la Ribera de Navarra y la Rioja Alavesa hasta las Conchas de Haro. Debido al gran desarrollo de la agricultura en estos territorios (olivares, viñedos, cereales), apenas quedan vestigios de estos carrascales, aunque sus etapas de sustitución, coscojares y salviares-romerales, están mejor representadas.

Bosques aciculifolios (bosques de coníferas).

Pinares de pino albar. Aunque por la influencia humana hayan ampliado el espacio que ocupan en la actualidad, estos pinares de Pinus sylvestris se desarrollan de forma natural en nuestro país en el piso altimontano de los territorios pirenaicos, en zonas muy continentales. Existe una versión silicícola, formada por pinares densos, que encontramos sobre areniscas en el interfuvlio Esca-Veral (monte Calveira), en el valle de Roncal. Este pinar silicícola suele ser sustituido por matorrales de brecina (Calluna vulgaris)y pastizales oligótrofos. Una versión calcícola de este pinar, desarrollado sobre sustratos ricos en bases, se puede reconocer en el inerfluvio Salazar-Esca (puerto de las Coronas, monte Torres). En este caso el estrato arbóreo de pino albar puede ser más o menos denso, cubriendo un matorral de erizón (Echinospartum horridum)con boj (Buxus sempervirens).

Abetales. También en territorios altimontanos pirenaicos, pero en fondos de valle y piedemontes orientados al norte, esto es, en zonas más lluviosas, se desarrollan bosques basófilos dominados por el abeto (Abies alba). Podemos encontrar estos abetales en la cabecera del valle del Irati y en los tramos medios de los valles de Salazar y Roncal.

Pinares de pino negro. A partir del pico Orhi hacia el este, el piso subalpino de los Pirineos vascos presenta como única vegetación arbolada un pinar más o menos abierto de pino negro (Pinus uncinata), que se desarrolla a partir de los 1.600-1.700 m. de altitud. Dependiendo de la innivación y la exposición, se pueden distinguir dos versiones de estos pinares subalpinos: El pinar con rododendros (Rhododendron ferrugineum), arándanos (Vaccinium uliginosum subsp. microphyllum, V. myrtillus) brecina (Calluna vulgaris) que ocupa las laderas septentrionales innivadas, y una versión más xérica que se desarrolla en las exposiciones sur, crestas y espones libres de cobertura nival, con enebro rastrero (Juniperus nana), gayuba (Arctostaphylos uva-ursi)y arándano (Vaccinium myrtillus).