Kontzeptua

Prehistoria. Concepto científico (1995ko bertsioa)

CIENCIA. La Ciencia Prehistórica estudia los yacimientos en cuevas o al aire libre. La estrategia o análisis de las superposiciones de las capas que se han ido depositado en el transcurso del tiempo permite una reconstrucción de los procesos evolutivos de las industrias, de la fauna y de la flora, cuyas evidencias se hayan conservado. Distintos sistemas de cronología nos indican cuándo se produjeron esas formas culturales y los cambios climáticos que tuvieron lugar. Y la tipología, tercera vía de nuestros saberes, clasifica, ordena e identifica las técnicas y tipos de los utensilios encontrados.

Dadas la desigual intensidad en la investigación de los yacimientos y el paso aniquilador del tiempo que va eliminando paulatinamente toda evidencia de la humanidad prehistórica, los cuadros generales que se han elaborado son tanto más imprecisos cuanto más nos alejamos de Europa o retrocedemos en el tiempo. Resultando de menos aprovechable aplicación en cuanto intentamos usarlos como modelos para zonas en las que no fueron concebidos.

El Paleolítico, período el más antiguo del desarrollo de la humanidad, llega a cubrir el 99 % del total de años de existencia de la sociedad humana; en tanto que sólo un 0,16 % de esa duración se extiende entre la aparición de los grandes imperios del Oriente Antiguo (Egipto o Sumeria) y nuestros días.

Interpretar el relleno arqueológico de una cueva es para el prehistoriador -según un símil harto repetido- como ir leyendo sucesivas páginas (que son los estratos) del gran libro de la Vida Humana. Es, en el fondo, dirigir una mirada afectuosa y agradecida a quienes nacieron, vivieron y murieron aquí mismo, contribuyendo al progreso general y unitario de toda la Especie. Son aquellos «abuelos» nuestros que ya vivían en Olha (Cambo), en Lezetxiki (Mondragón) o en Axlor (Dima) hace cincuenta mil años o aquellos otros que pintaron y grabaron en las paredes de Santimamiñe (Gernika), de Ekain (Deba) y esculpieron en Isturitz hace unos quince mil, o los que depositaron sus muertos en monumentos dolménicos de nuestras sierras hace más de cuatro mil años.