Kontzeptua

Prehistoria. Concepto científico (1995ko bertsioa)

Una evaluación final. El denso follaje de fechas, gentes y actividades recién detalladas puede impedimos la percepción cabal del conjunto de la Prehistoria vasca, como disciplina que nace y se consolida a lo largo de más de cien años.

Se puede afirmar que, en general, el proceso de desarrollo de esos estudios se ofrece básicamente como bastante constante y progresivo, aunque con altibajos temporales pasajeros y con diferente intensidad entre unas provincias y otras. Es obra de personas concretas más que de instituciones; y en ella J. M. de Barandiarán ha desempeñado un protagonismo esencial como contribuyente básico a su consolidación y desarrollo y como catalizador y maestro de la mayoría de quienes en estos años últimos hemos asumido directas responsabilidades en la gestión de esos estudios.

Es evidente que no en todas partes se ha trabajado del mismo modo y que así no resulta homogénea la información disponible.

En Laburdi, Baja Navarra y Zuberoa las investigaciones no han tenido demasiada continuidad y han sido llevadas por iniciativas particulares. Uno de los yacimientos más importantes del Paleolítico europeo, la cueva de Isturitz, excavado hace ya mucho tiempo por dos equipos distintos carece de las deseables y básicas apoyaturas analíticas (C 14, estudios completos de su fauna, análisis y estadísticas de sus industrias, controles sedimentológicos y paleoclimáticos de detalle); y otros de la importancia de Olha 2 o de Gatzarria esperan desde hace varios lustros su publicación. La intensísima actividad reciente de J. Blot está precisando por fin el denso mapa del megalitismo en Iparralde, aunque son aún muy pocos los monumentos excavados.

La arqueología navarra ha sido gestionada por organismos oficiales forales. Se ha dedicado con notable y bastante continuado esfuerzo al conocimiento de las antigüedades protohistóricas y de la Edad Antigua, con un cierto apoyo al tema megalítico (cuyo inventario resulta hoy muy abultado) y un práctico desinterés a la Prehistoria de los tiempos glaciares: hasta las importantes aportaciones de estos últimos diez años aún por cuajar y comprender en un mapa del territorio excesivamente grande y demasiado vacío.

Por diversos condicionantes, Aranzadi, Barandiarán y Eguren antes de la Guerra y J. M. de Barandiarán, después, excavaron bastantes sepulturas dolménicas en Alava, En Guipúzcoa y en las zonas próximas de la provincia de Navarra y muy pocas en Vizcaya: situación que aportaciones más recientes no han llegado a corregir suficientemente. Por otra parte, los trabajos de excavación de yacimientos en cuevas antes de 1936 por Aranzadi y Barandiarán se desarrollaron casi exclusivamente en estaciones paleolíticas y epipaleolíticas de Vizcaya y de Guipúzcoa.

Sólo en estos últimos veinte años se ha producido un efectivo avance en la investigación de cuevas de enterramiento o de habitación de la Prehistoria reciente (Neoeneolítico y Bronce) sobre todo en Vizcaya y Alava, y en el conocimiento del poblamiento al aire libre (especialmente en Alava y en Navarra). La profunda renovación en métodos e inquietudes de la Prehistoria europea (a nivel de dataciones absolutas, de realización de análisis particulares, de afinación tipológica, de aplicación de métodos estadísticos o de tratamientos multidisciplinares de la arqueología) ha empezado a afectar, un tanto tardíamente y de modo no homogéneo, los trabajos en curso entre nosotros.

En los más de treinta últimos años, el proceso de acumulación de información (que debe, desde luego, contrastarse posteriormente) sobre Prehistoria vasca resulta espectacular. En el campo concreto del megalitismo navarro se puede recordar que los 126 monumentos catalogados en 1953 por J. Elósegui, pasan a ser 234 en el repertorio de J. M. Apellániz de 1973, y casi alcanzan los tres centenares y medio (298 dólmenes y 41 túmulos) en su inventario actual. Con mayor precisión se puede ejemplificar esa progresión en los hallazgos prehistóricos vascos en el caso concreto del territorio guipuzcoano cuya completa Carta Arqueológica se ha editado en 1982 permitiéndose su contraste con otros cuidados catálogos monográficos anteriores:

En 1946, en el Catalogue des Stations..., J. M. de Barandiarán cita en Guipúzcoa: 19 yacimientos prehistóricos en cuevas, 10 estaciones dolménicas, 2 estaciones de cromlechs, 3 hallazgos aislados.
En 1953 en El Hombre Prehistórico en el País Vasco de J. M. de Barandiarán se enumeran 66 dólmenes y 33 cromlechs.
En 1953, J. Elósegui en su catálogo dolménico cita ya 80 dólmenes guipuzcoanos.
En 1967, El Paleomesolítico del Pirineo Occidental de I. Barandiarán cataloga 15 yacimientos del Paleolítico y del Mesolitico.
En 1973, J. M. Apellániz en su Corpus de yacimientos con cerámica incluye 18 yacimientos en cueva del Eneolítico y Edad del Bronce y 86 dólmenes y túmulos.

Por fin, la carta arqueológica de 1982 cataloga hoy: 84 cuevas ocupadas por yacimientos arqueológicos (con referencia al Paleolítico-Mesolítico: 31; al Neolítico-Eneolítico-Bronce: 55); algo más de 250 monumentos megalíticos (casi 150 dólmenes, túmulos y cistas, 95 cromlechs, 12 hitos verticales o menhires); 9 estaciones al aire libre y 6 hallazgos aislados.

A título indicativo del acelerado proceso de conocimientos sobre nuestra Prehistoria, se pueden comparar esos datos anteriores con los que ahora poseemos. En el balance de J. M. de Barandiarán de 1953 (El Hombre Prehistórico en el País Vasco) sobre 85 yacimientos prehistóricos citados (en cavernas o al aire libre) se habían realizado excavaciones extensas (más ilustrativas que la mera prospección) en 25, en tanto que en los treinta años siguientes (1953 a 1982) además de continuarse las excavaciones que ya se hicieron antes en 13 de ellos, se estudia an a fondo por primera vez un total de 10 (así Axlor, Kobatxiki o Lezetxiki, Abauntz, La Hoya, El Montico,...), debiéndose añadir, obviamente, los estudios detallados de las nuevas estaciones descubiertas con posterioridad a 1953 (Murba, Ekain, Altxerri, Erralla, Le Basté, Gatzarria, Urbasa, Zatoya, Arenaza,...). Una evolución precisa de los resultados de este siglo de estudios sobre Prehistoria vasca en su dinámica y logros es hoy por hoy imposible de establecer para todo el País Vasco: pues se carece de referencias actualizadas completas de las estaciones hoy conocidas, salvo en el caso de la citada Carta Arqueológica de Guipúzcoa. El recurso a este ejemplar corpus proporciona un indicio aproximado de evaluación, utilizándose como modelo que, salvando varias circunstancias, se puede aplicar al conjunto de las provincias vascas. En una consideración numérica sencilla se aprecia en Guipúzcoa, sobre el repertorio de 84 yacimientos arqueológicos en cuevas y de algo más de 250 megalíticos (dólmenes-túmuloscistas-, más cromlechs y más menhires):

1.° Que los lugares excavados de modo relativamente intensivo son siempre minoría frente al total de evidencias arqueológicas catalogadas: 24 excavadas frente a 84 cuevas conocidas, 65 dólmenes y túmulos frente a 150, décima parte de los cromlechs -que son 95- y sólo 2 de los 12 menhires catalogados.
2.° Que en ese proceso de acumulación de datos de conocimiento sobre las antigüedades prehistóricas guipuzcoanas se destacan con fuerza especial dos épocas con elementos enriquecedores: la actividad de J. M. de Barandiarán (en colaboración con T. de Aranzadi en las dos décadas anteriores a la Guerra Civil, y con diversas investigaciones de la Sociedad Aranzadi de San Sebastián en los años 1954-1970) y el creciente impulso de los últimos doce años por influjo de una actividad de búsquedas bien coordinada entre diversos grupos espeleológicos y de prospectores en la provincia.

Por precisar objetivamente estas apreciaciones he agrupado en bloques cronológicos la historia de la Prehistoria guipuzcoana y así resaltan sus coincidencias con el esquema propuesto y desarrollado sobre la historia conjunta de la Prehistoria vasca:

I.-Hasta 1915, en la época de nuestros pioneros, se conocen apenas 5 estaciones en cuevas (de las que sólo se había excavado parcialmente en la de Aitzbitarte), 1 dolmen y 22 cromlechs (en algunos de los cuales Soraluce y Aranzadi realizaron catas de sondeo).
II.-De 1916 a 1936, con la actividad de J. M. de Barandiarán, con T. de Aranzadi y E. de Eguren, fundamentalmente, se descubren 16 yacimientos en cuevas, efectuándose excavaciones en 5 (de especial importancia en Ermittia y Urtiaga; y de carácter algo «menor» en Aitzbeltz, Jentiletxêta I y Jentiletxêta II), 73 dólmenes (de los que se excavaron 49), 4 menhires (2 son sondeados) y 12 cromlechs.
III.-De 1937 a 1953, ausente J. M. de Barandiarán de la provincia, sólo se registraron en cuevas dos descubrimientos y dos excavaciones no específicamente aprovechables hoy (Aitzbitarte II y Txispiri); aunque el catálogo dolménico (con 19 descubiertos y 4 excavaciones en dólmenes) y de cromlechs (27 nuevos) -merced a la actividad esencial respectivamente de J. Elósegui y de L. Peña Basurto- ofrece un incremento notable.
IV.-De 1954 a 1970, la actividad reanudada por J. M. de Barandiarán y sus colaboradores supone 18 descubrimientos de estaciones de ocupación de cuevas y un asombroso despliegue de excavaciones: en yacimientos clave como Lezetxiki, Aitzbitarte IV, Marizulo y Ekain, otras de menor extensión o entidad (Urtiaga, Torre, Agarre, Aitzorrotz, Lezetxe, Kobatxo, Sorginzulo) y sendos estudios ejemplares del arte rupestre de Altxerri y Ekain. En lo megalítico se aprecia el hallazgo de 19 dólmenes, 1 menhir y 1 cromlech más, y la excavación de 10 dólmenes-túmulos y de 2 cromlechs.
V.-Los últimos doce años, por fin, de 1971 a ahora, asegurada la continuidad de aquella obra de J. M. de Barandiarán que se canaliza a través de la Sociedad Aranzadi y sus grupos asociados de prospectores, ofrecen un panorama de investigación de creciente interés: son 42 los yacimientos nuevos en cueva que se han descubierto y varias las excavaciones realizadas(en Erralla, Amalda y Torre las de más interés; en Arbil, Limurita, Pikandita y Kobalde-Usategi otras más someras) además de los nuevos estudios a fondo del arte parietal de Altxerri y Ekain. Del mismo modo, el repertorio megalítico experimenta un notabilísimo incremento con el descubrimiento de 38 dólmenes, 33 cromlechs y 4 menhires exentos, habiéndose excavado 2 estructuras tumulares y 4 cromlechs. Se han duplicado entre 1983-1987 las dataciones absolutas disponibles, por C 14, para la Prehistoria y Protohistoria vascas.

Entre las nuevas destacan las series de lo Paleolítico en: Ekain, aparte las consideradas aberrantes, en más de 28650 (IXb: Auriñacoide) (I. 11056); 18950 ± 450 (I. 13005) (niv. VIII); 14300 ± 250 (I. 12566), 13450 ± 240 (I. 12226), 14020 ± 240 (I. 12225), 14080 ± 240 (I. 12224) y 14560 ± 270 (I. 12020) (niv. VII: Magdal. inferior); 10100 ± 190 (I. 9240) (VIb; Magdal. final); 7510 ± 185 (I. 9239) (IV: Aziliense); 7590 ± 210 (I. 11666) (II: Aziliense). Abauntz: 13850 ± 350 (Ly. 1965) (e: Magdal. inferior); 7850 ± 300 (Ly. 1964) (d: Aziliense); 4960 ± 450 (I. 11537) (c: Neol. antiguo); 3440 ± 120 (I. 11309) (b4: Neol. avanzado); 2290 ± 140 (Ly. 1963) (b2: Calcolítico). Berroberria: 12480 ± 290 (BM. 2375) (G: Magdal. inferior o medio); 11320 ± 220 (BM. 2372) (E: Magdal. superior); 9950 ± 130 (OXA. 949), 9800 ± 300 (BM. 2370), 9650 ± 130 (OxA. 978) (D inf.: Magdal. final); 8210 ± 410 (BM. 2371) (D. sup.: Aziliense). Erralla: 14320 ± 240 (I. 12868), 14250 ± 240, 13790 ± 240 (V: Magdal. inferior); 13850 ± 230 (I. 13728), 12620 ± 300 (I. 10819) (IV: estéril); 10360 ± 190 (I. 13439) (III: Magdal. final). (Todas en años B. C.). Además se obtuvieron importantes series de las secuencias holocenas de los yacimientos de Fuente Hoz (6 fechas), La Peña (5), poblado de La Hoya... La ocupación de fines del Tardiglaciar de Portugain ha sido datada en 8420 ± 90 (GrN. 14097) BC.

Para una información más pormenorizada el lector puede consultar los artículos correspondientes al nombre de los yacimientos. Para profundizar en determinadas etapas o culturas puede dirigirse a éstas (PALEOLITICO, NEOLITICO, MAGDALENIENSE, etc) Ver también METALURGIA, ARQUEOLOGIA, RAZA, POBLACION, etc.