Kontzeptua

Langile-Mugimendua (19902ko bertsioa)

II PERÍODO DICTATORIAL. La Dictadura de Primo de Rivera, entre 1923 y 1930, supuso un paréntesis importante en el desarrollo del movimiento obrero. Hasta 1926, por lo menos, todos los sindicatos arrastraron la crisis de afiliación en la que habían entrado en 1921, reduciéndose su militancia en más del 50 %. La represión, la política social de la Dictadura, el mantenimiento de un alto poder adquisitivo de los salarios, gracias a la disminución de los precios, y la propia debilidad de los sindicatos hizo desaparecer prácticamente la conflictividad laboral. En 1926 se creó la Organización Corporativa Nacional y el sistema de Comités Paritarios de obreros y patronos para la resolución de problemas laborales, lo que sirvió de cierto estímulo para socialistas, solidarios y católicos que, en los años siguientes, se disputaron sus puestos en ellos, quedando comunistas y anarquistas en la clandestinidad. Eso permitió a la UGT y a los nacionalistas mantener e incluso ampliar, en el caso de estos últimos, sus bases orgánicas. En 1930, desaparecido del poder Primo de Rivera y abandonada por los socialistas su política de colaboración con el régimen, la situación varió sustancialmente. La sindicación volvió a aumentar rápidamente y, como novedad más destacada, la UGT empezó a perder su hegemonía debido al avance de anarquistas, comunistas (que sin duda recogieron parte de la filiación socialistas contraria a su papel ambiguo frente a la Dictadura) y, sobre todo, de los nacionalistas de Solidaridad. En los últimos meses de ese año se vivieron ya conflictos importantes, como la huelga general de octubre en Bilbao y la convocada en toda España en diciembre, que produjo serios altercados en Guipúzcoa, prueba innegable de la radicalización de los obreros de aquella provincia.

Félix LUENGO TEIXIDOR