Udalak

FITERO

La repoblación de Fitero. Durante el siglo XV el monasterio sufrió una grave crisis que se tradujo en banderías, relajación de costumbres y fechorías diversas. Pero la división partidista de los monjes no era lo peor; fortificada y todo la abadía resultaba vulnerable a las correrías banderizas ávidas de pillaje. Por doc. del 2 de agosto de 1421 se sabe que el abad de Fitero era el recaudador general de los cuartos del obispo de Tarazona en las iglesias de su jurisdicción, incluyendo Tudela. En esas fechas el dinero recaudado estaba destinado a sufragar los gastos de los representantes navarros en el Concilio de Constanza (CAGN, t. L, n.° 1.100). La escasez de moradores hacía fácilmente expugnable la abadía. Durante las guerras de bandos el abad Miguel de Magallón fue asesinado en 1467 por el alcaide de Tudején, Juan de Eraso, hombre de Mosen Pierres de Peralta, en venganza de la afrenta que el abad le hiciera sufrir al recuperar el castillo cedido a Peralta. Una vez en poder agramontés era de temer la acometida beamontesa. Consciente de estos peligros, en 1482 Miguel de Peralta, abad de Fitero y hermano de Mosén Pierres, fomentó la población de la zona mediante cesiones a renta de solares y derechos en montes de la propiedad abacial. La reducción de la tributación atrajo a varias familias labradoras de los confines riojanos, aragoneses y navarros que levantaron una treintena de casas al E. de la abadía. Pero la sola concentración de población no fue suficiente. Según refiere Idoate en Rincones... (t. III, p. 689), en el año 1507 los de Alfaro quemaron y derribaron las casas de los baños de Fitero y parte de la iglesia. El motivo fue la discusión que tenían ambos pueblos por las aguas de las acequias de Añamaza e Ixea. Insultaron además a los frailes del monasterio, quienes pidieron justicia, valorando los perjuicios causados en quinientos ducados oro. En 1510 la razzia fue repetida por corellanos y cirboneros.