Se define como "Nuevo Teatro" al surgido tras la última carlistada incardinado en el Renacimiento Cultural Vasco o Euskal Pizkundea. Dicho renacimiento se manifestó como un fenómeno de regeneración y dinamización de la vida social y cultural en reacción a una triple crisis: social por la inmigración masiva, política por la abolición foral, y económica por la rápida industrialización llamada a transformar las bases en que se sustentaba la vida tradicional. Un amplio elenco de artistas, escritores, intelectuales y políticos del país, individualmente o asociados, participaron con sus iniciativas, obras y acciones en este vasto movimiento.
Dentro de estas coordenadas se moverá el Nuevo Teatro Vasco, cuyo foco matriz se sitúa en Donostia. Marcelino Soroa lideró allí una nueva corriente de comedia popular en lengua vasca que tuvo en Iryarena, "cuadro de costumbres iruchulas" (sinónimo de donostiarras) estrenado el año 1878, su primer gran éxito y punto de partida. En 1896, Soroa fundó la sociedad Euskaldun Fedea, cuyo cuadro de actores sería asiduo en las funciones organizadas por el Consistorio de Juegos Florales de San Sebastián creado tres años antes para promover el euskera. Además de animar la vida teatral, Euskaldun Fedea fue cantera de actores y autores que protagonizarían el devenir de la escena vasca a la vuelta del siglo, como Victoriano Iraola y el popularísimo Pepe Artola, autores ambos de un amplio repertorio de obras dentro de los patrones de la época como el sainete costumbrista, el género chico y la comedia musical.
Junto a Marcelino Soroa y los miembros de Euskaldun Fedea, merece ser citado Serafín Baroja, padre del escritor donostiarra Pío Baroja, quien compuso varios libretos para los escenarios, entre otros la que en su día se publicitó como "primera ópera vasca": Pudente, con música del maestro J.A. Santesteban, publicada en 1879 y estrenada en San Sebastián el año 1884.