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Periodismo y Medios de Comunicación en Euskal Herria (version de )

II República y Guerra Civil: el periodismo vasco en una época convulsa. La inspiración católica, nacionalista y derechista de buena parte de la prensa vasca explica que el nuevo régimen no se mostrara muy complaciente con ella; Azaña puso en guardia contra los designios facciosos de una parte de la misma y fueron muchos los periódicos vasconavarros que sufrieron los rigores de la Ley de Defensa de la República.

En San Sebastián se editan El Día (1930, periódico de ideología clerical y nacionalista, heredado de El País Vasco, muy influido por la personalidad de «Aitzol» el sacerdote José de Ariztimuño) y, sobre todo, El Diario Vasco. Este periódico, que ya conoció una primera época (1916-1919) tradicionalista-jaimista, reaparece en noviembre de 1934 muy vinculado a Renovación Española y estaba destinado a tener una larga vida (sigue publicándose en la actualidad), sólo interrumpida por un corto paréntesis durante la guerra (cuando en sus talleres se publicó el diario republicano de izquierdas Frente Popular).

En Álava se editaron entre 1931 y 1936 varios diarios. El vespertino La Libertad, dirigido a la sazón por Luis Dorao, era el decano de la prensa vitoriana (había sido fundado en 1890 por Herminio Madinabeitia) y mantuvo una línea republicana, sin adscripción estricta a un partido concreto. El Heraldo Alavés, católico, tradicionalista, al servicio de los intereses políticos de José Luis Oriol y, en ocasiones, fraternalmente próximo al PNV, tenía una difusión similar a La Libertad en Vitoria (unos 3.000 ejemplares), aventajando a. aquél en las áreas rurales de la provincia. El Pensamiento Alavés nacía en diciembre de 1932 de las cenizas del Heraldo, pero con nueva nómina de personal, lo que posibilitó a Oriol prescindir de los servicios de los muchos empleados nacionalistas con que contaba la empresa matriz y convertir al Pensamiento en el portavoz de la Hermandad Alavesa. Los nacionalistas, tras su fracaso en el intento de adquirir el Heraldo, se decidieron a publicar el semanario Arabarra (cuarta época). A comienzos de 1933 el diario bilbaíno Euzkadi comenzó a publicar una edición especial para Álava.

Con el advenimiento de la República desaparecieron en Navarra periódicos de tan larga trayectoria como El Pueblo Navarro que no quiso aceptar el nuevo régimen- y La Tradición Navarra (hasta 1932, fecha de su desaparición, era el decano de la prensa provincial). El único diario republicano nacido entonces en el viejo reino fue el titulado Democracia (muerto prematuramente a los siete meses por falta de un contingente suficiente de suscriptores). Continúan El Pensamiento -carlista-, La Tradición -integrista- y el Diario (antirrepublicano). Enumerados en orden decreciente según su proyección social, los 6 diarios de Pamplona que se publicaron en algún momento a lo largo de la II República fueron los siguientes: Diario de Navarra (el primero, con mucha diferencia), La Voz, El Pensamiento, El Pueblo, Democracia y La Tradición. Semanarios fueron La Esperanza (carlista), Amayur (nacionalista vasco), La República (obviamente, republicano), Abril (azañista) y Trabajadores (socialista, el semanario de mayor difusión), amén de varias revistas mensuales, preferentemente de tipo religioso (Zeruko Argia, Azul y Blanco, etc.) y otras de periodicidad y temática variada (entre ellas, el decenario Micrófono, que se ocupaba de dar informaciones relacionadas con la flamante emisora de Radio Navarra).

En Bilbao, aparte de los periódicos que ya conocemos y de la Hoja Oficial del Lunes, comenzada a editar por la Asociación de la Prensa poco antes de la proclamación de la República, aparecen en 1933 órganos de prensa de diversas fuerzas y partidos políticos, como el semanario comunista Euzkadi Roja, o Tierra Vasca, portavoz de que se dotan los nacionalistas laicos de ANV.

Poco a poco, la radiodifusión y el cine incipiente (las producciones cinematográficas vascas son entonces tan modestas como escasas) van quebrando el monopolio de la prensa escrita. Aunque en sus orígenes (antes de la eclosión de la propaganda bélica -la «guerra de las ondas» del período 1936-junio 1937-), la radio comenzó como simple altavoz musical y medio de entretenimiento, pasó luego a emitir también noticias, de modo que en la década de los 30 puede hablarse ya de un cierto periodismo radiofónico.

En el año 36 en las cuatro provincias, sin contar los periódicos de los lunes de las Asociaciones de Prensa, se publicaban un total de 19 diarios, abarcando un amplio abanico ideológico. Una gran parte eran de derechas El Nervión, La Gaceta del Norte, El Pueblo Vasco, El Diario Vasco, La Constancia, El Pensamiento Alavés, El Pensamiento Navarro- y nacionalistas Euzkadi, La Tarde, Excelsius, El Día, La Voz de Navarra, Tierra Vasca-, republicanos eran El Liberal, de Indalecio Prieto, el vitoriano La Libertad y La Voz de Guipúzcoa.

La guerra civil provoca una tremenda convulsión en todo el sistema informativo. Mientras en la Euskadi republicana desaparece la prensa de derechas, y sólo ven la luz periódicos nacionalistas o frentepopulistas (en Guipúzcoa únicamente se editó el diario Frente Popular), en la zona controlada por los rebeldes ocurró exactamente al revés (Álava y Navarra desde un principio; desde septiembre de 1936, Guipúzcoa; y desde junio de 1937, Vizcaya). En esta última, al cerrarse el paréntesis de la guerra, continúan periódicos editados antes del 18 de julio, como el diario católico La Gaceta del Norte -cuyo principal inspirador, José María de Urquijo, había sido fusilado durante la contienda- y el conservador El Pueblo Vasco (enseguida fusionado con el falangista El Correo Español, para dar paso a El Correo Español-El Pueblo Vasco); otro tanto sucede en el caso de San Sebastián, con El Diario Vasco. En Bilbao aparece un periódico vespertino del Movimiento: Hierro (producto de la incautación de los locales de El Liberal y de la maquinaria de Euzkadi), mientras en San Sebastián el carlista La Voz de España se hace cargo de la antigua empresa del republicano La Voz de Guipúzcoa. En Pamplona, el 18 de julio del 36 los sublevados se incautaron asimismo del diario La Voz de Navarra, en cuyas instalaciones se puso en marcha Arriba España, primer diario falangista de España. Ni que decir tiene que se establece una férrea censura (desde el inicio de la sublevación existía la censura militar), al tiempo que los periódicos empiezan a funcionar a golpe de consignas y notas de inserción obligatoria. El nuevo Estado se incauta de los bienes patrimoniales de todos los partidos republicanos, quedando bajo el control de la Delegación de Prensa y Propaganda de la FET y de las JONS. Los falangistas contaban en Navarra con Arriba España, en Álava, Norte; en Guipúzcoa, Unidad y La Voz de España; en Vizcaya, Hierro y El Correo Español.

Javier FERNÁNDEZ SEBASTIÁN