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Periodismo y Medios de Comunicación en Euskal Herria (version de )

Los orígenes (siglos XVI-XVIII). Del preperiodismo al protoperiodismo. Relaciones, almanaques, pronósticos, gacetas. Sin contar el paleoperiodismo manuscrito u oral que precede a la imprenta, la forma más rudimentaria de transmitir informaciones recientes a un público lector son las relaciones de sucesos; uno de los temas favoritos de esta clase de noticierismo monográfico en pliegos impresos son las catástrofes naturales (en 1593 Cole de Ibarra imprime en Bilbao dos relaciones dando cuenta de los estragos causados en la villa por el desbordamiento de la ría), además de las fiestas, celebraciones, viajes y exequias de reyes -estas últimas, muy numerosas en Navarra-, batallas (el sitio de Fuenterrabía de 1638, por ejemplo, dio pie a una copiosa serie de relaciones impresas) o exploraciones geográficas (particular éxito tuvo una relación del descubrimiento de Australia por Fernández de Quirós, impresa en Pamplona por C. Labayen en 1610 y enseguida traducida a varias lenguas extranjeras).

Es, sin embargo, en San Sebastián donde hay que situar el avance más significativo en este terreno: allí ven la luz a fines del XVII las primeras gacetas (reimpresiones al parecer de un prototipo hispano-flamenco editado en Bruselas). Son las Noticias Extraordinarias del Norte que -con algunas variaciones en el título-, se publicaron en la capital donostiarra entre 1687 y 1724 y que, además de ocuparse de asuntos más variados que las relaciones, suponen ya una doble conquista tan decisiva en esta prehistoria del periodismo como es la aparición de la periodicidad y la regularidad (conquistas que refuerzen y modifican el concepto de actualidad, y señalan el paso del pre al proto periodismo).

En cuanto a los pronósticos y almanaques populares, citaremos a modo de ejemplo el Pronóstico y amplia predicción del matemático y astrólogo francés Hymber de Bili, impreso en Bilbao en 1582 por Matías Marés, y, casi dos siglos más tarde, la serie de Almanakes y Pronósticos salmantinos de Torres Villarroel, reimpresos anualmente en Pamplona entre 1762 y 1771 (precedidos de algún ensayo autóctono fallido, como El Piscator de la Rochapea).

De esta misma época datan también las reimpresiones en la capital navarra de dos prototipos de periodismo costumbrista/literario salidos de la pluma de Nipho, publicados antes en Madrid, y dirigidos a un público semiculto: El Duende Especulativo y el Caxón de Sastre.

En otro orden de cosas, los vascos han reforzado su presencia en los aledaños del poder real a raíz de la guerra de Sucesión. En el terreno del periodismo oficial, con el advenimiento de la nueva dinastía borbónica, encontramos al frente de la mismísima Gaceta de Madrid -sin duda el periodismo más prestigioso y difundido de la época, con mucha diferencia- a un caballero euskaldún: el baztanés Juan de Goyeneche.

Javier FERNÁNDEZ SEBASTIÁN