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Historia económica de Euskal Herria

En lo que respecta a la evolución demográfica el siglo comenzó con la sombra de la epidemia de la peste (1597-1602) aumentando la mortalidad en Donostia y otras localidades guipuzcoanas. El volumen de población era, aproximadamente, de 49.000 personas en Álava (1683), 82.000 personas en Gipuzkoa (1689), 172.000 personas en Navarra (1678), contabilizándose para el conjunto del sur de Euskal Herria un volumen de 400.000 personas aproximadamente.

En la vertiente cantábrica la crisis económica se superó gracias al desarrollo del cultivo del maíz y a la roturación de nuevas tierras.

La pesca retrocedió en importancia a lo largo del siglo XVII, al obstaculizar ingleses, franceses y holandeses el acceso a los mares del Atlántico norte (tanto por el lado europeo como por el americano).

En Navarra, cereales, cultivos de regadío, vid, olivo, pastos y bosques se distribuían por su superficie. El trigo y el centeno para la alimentación humana, así como la avena y la cebada para el ganado eran los principales productos.

En cuanto a la ganadería únicamente en la merindad de Lizarra (20 % de superficie navarra) había 75000 ovejas y cabras, 3000 cabezas de vacuno, 4000 de porcino, 2400 mulas y 1600 caballos. Era usual la agrupación de rebaños concejiles que pastaban en terrenos comunales, de varios municipios (facerias).

En Iparralde, a finales del siglo XVII, los bosques predominaban todavía en el paisaje. A parte de las llanuras más trabajadas, los cultivos solo aparecían en algunos claros, en la proporción de 1/200- 1/500 comparando con los bosques en Zuberoa y en Baja Navarra.

De una manera general hay que considerar que el 70-80 % de la población trabajaba en el campo y por ello las relaciones de producción agrícolas tenían mucha importancia. La coexistencia del mayorazgo (con rasgos feudales) y pequeños propietarios libres actuará siempre en contra de estos últimos dado que la tierra vinculada (perteneciente a la propiedad feudal del mayorazgo) no retornaba al mercado porque pasaba de padres a hijo sin posibilidad de subdividirse la propiedad. En cambio las propiedades libres si el pequeño propietario no podía soportar las cargas fiscales y el endeudamiento (que se producía por mejoras técnicas, compra de granos...), podían ser amortizadas y vendidas en el mercado.

En cuanto a la actividad pesquera hubo un retroceso debido a la caída de rendimientos de la pesca de Terranova y a la expulsión de los vascos de los caladeros por obra de ingleses y holandeses. Factores similares influyeron sobre la pesca de bajura. La actividad pesquera propia no desapareció pero disminuyó enormemente.

En la industria vasca se produjo un estancamiento como consecuencia directa de la competencia de otros países europeos más eficientes, que ganan mayores cuotas de penetración tanto en los mercados exteriores como dentro de la península y en America.

En la industria del hierro, nuestras ferrerías de horno bajo con atraso técnico y subidas de precios se enfrentaban con la competencia de hierros de Lieja y suecos, entre otros, obtenidos con hornos altos y de precios más baratos, aunque probablemente de peor calidad.

La primera protesta conjunta de Gipuzkoa y Bizkaia contra la entrada de hierro de Lieja data de 1612. Y aparecieron disposiciones reales en varios años posteriores que marcaron una política proteccionista y que reservaron para los ferrones los mercados peninsular y de Indias, lo cual era contrario, en determinadas ocasiones, a los tratados que firmaba la Corona con otros países.

En este siglo apenas hubo avances técnicos en las ferrerías. En definitiva la producción global de hierro en el sur de Euskal Herria, a finales del siglo XVII era cercana a las 500 Tm, muy por debajo de las 11000/13000 Tm de mediados del siglo XVI. Gipuzkoa contaba con 85 ferrerías mayores y 39 menores, en 1625, mientras que en Bizkaia en 1644 había 141 y 144 ferrerías respectivamente.

En cuanto a la producción de armas de fuego, la Fábrica de Armas de Placencia mantuvo su actividad por la demanda de la Corona de arcabuces y mosquetes y gracias a la política proteccionista frente a productos extranjeros.

Los astilleros vascos estaban afectados negativamente por la crisis y las guerras del siglo XVII.

El comercio exterior vasco, en el XVII, se caracteriza por la exportación al extranjero de materias primas y productos férricos semielaborados e importación de paños y productos más trabajados.

La zona vascongada intermediaba en el comercio de Castilla y Navarra con el extranjero, básicamente con lana que salía hacia Europa y artículos elaborados que se importaban. Por otro lado los comerciantes navarros eran intermediarios entre las exportaciones al extranjero de la lana de Soria y, a la inversa, en las importaciones que se dirigían hacia el interior de la península vía Agreda y Soria.

Álava exportaba trigo, vino y lana. En cuanto a Gipuzkoa enviaba hacia Europa y America productos férricos, lo mismo que hacía Bizkaia, aunque esta última también exportaba vena férrica a Gipuzkoa y en menor grado a Navarra.

El sur de Euskal Herria, durante el primer cuarto del XVII era el segundo abastecedor de hierro de Inglaterra y junto a Suecia y Rusia constituían la tríada de exportadores de hierro.

Ante los cambios que se producen a lo largo del siglo, las clases populares, sobre todo los campesinos, reaccionaron contra todo lo que atentaba contra las costumbres tradicionales, la instauración de un nuevo impuesto, el alto precio del cereal, la reimplantación de servidumbres, etc.

En el caso de la resistencia antiseñorial se cuestionaban los derechos y usos vigentes desde la Edad Media y las comunidades vecinales utilizaban métodos como la compra de los derechos, pleitos o incumplimiento de las obligaciones, como formas de resistencia.

Entre los conflictos y revueltas sociales más importantes hay que señalar: revueltas antiseñoriales de Fitero (1627, 1675); el motín de la sal (1631-1634); la sublevación de matalas en Zuberoa (1661).