Concept

Historia económica de Euskal Herria

La presencia de los visigodos en los territorios vascos no fue pacífica, produciéndose acciones militares intermitentemente. Las campañas de Leovigildo (año 574) fueron importantes y perseguían el dominio político de los vascones. Posteriormente Suintila volvió a derrotar a los vascones, pero a pesar de esas derrotas las campañas militares durante la dominación visigoda se repiten consiguiendo mantener los vascones sus territorios fuera de los dominios de los visigodos. Existe constancia de que nueve monarcas godos estuvieron obligados a mover sus ejércitos para luchar contra los vascones peninsulares.

Entre el 670 y el 710 se establece el ducado de Vasconia con la jefatura del duque Lupo I, que domina en Aquitania y en Vasconia.

A señalar que tanto la crisis del Imperio como el establecimiento de los visigodos en el valle del Ebro y otras zonas tuvo gran influencia en la disminución radical del comercio.

Al producirse el colapso mercantil que garantizaba la circulación de productos y con ello la entrada en crisis del sistema fiscal, muchos de los asentamientos se abandonaron. Al disminuir la presión fiscal hizo posible un mayor grado de autonomía campesina en la organización del trabajo y favoreció el desarrollo de nuevas orientaciones productivas en los siglos VI y VII.

Asimismo los poderes locales habrían aprovechado a título individual algunas de las tierras públicas abandonadas por los romanos (minas, aguas, bosques, pastos) incrementando así su patrimonio y su autoridad.

La presencia de los ejércitos musulmanes en el 714 en tierras de Navarra, favorecerán las diferencias culturales entre los vascos septentrionales ("saltus") y los meridionales ("ager"). Un noble del valle del Ebro, el conde Casío (convertido al islamismo), pactó con el Califa de Damasco y consolidó su poder en la comarca, convirtiéndose en la dinastía Banu-Qasí que controló la ribera navarra durante tres siglos.

El enfrentamiento entre francos y musulmanes repercutió sensiblemente en los vascones de Pamplona. Carlomagno vino desde Aquitania ataca a Pamplona y la somete a su soberanía y se dirige a Zaragoza para conquistarla, sin conseguirlo. A la vuelta el ejército de Carlomagno destruirá las murallas de Pamplona pero cuando la retaguardia de Carlomagno pasaba los desfiladeros del Pirineo fue aniquilada en Roncesvalles en el 778.

Diversas familias aristocráticas de Navarra aunan sus esfuerzos, a pesar de rencillas internas, y dan origen al reino de Pamplona (en el año 824) siendo la familia de Iñigo Arista la que llevará las riendas del primer gobierno pamplonés. Parece haber sido la necesidad de autodefensa de tierras e intereses, frente a las presiones carolingias y cordobesas la promotora de la unión de la nobleza para hacer frente a los embates del enemigo.

A lo largo del siglo VIII y siguientes, se observa la fractura entre los distintos grupos aristocráticos de vascones. Unos los del sur acabaron englobados en el ámbito del reino astur, o bien tomaron parte activa en la génesis del reino de Pamplona, y otros, los del norte, se integraron, a través de la reinstauración del ducado de Vasconia, en el reino carolingio. Aunque al final del periodo vemos que el reino de Pamplona engloba a la gran mayoría de los grupos aristocráticos vascos y sus territorios.

Particular importancia tuvo la aparición de las aldeas, en relación con el incremento demográfico y agrícola que afectó, en distinto grado a todos los territorios y que se convirtieron en las células básicas de organización social, productiva y vecinal. Hay que considerar que al compás del debilitamiento de las aristocracias locales se produjo un proceso de colonización de nuevos espacios protagonizado por grupos familiares o pequeñas comunidades que construyeron nuevos poblados en tierras públicas o en explotaciones abandonadas por sus poseedores. Estos nuevos poblados fueron la manifestación de un cierto desarrollo económico y demográfico.

La explotación del territorio en función de las aldeas dio lugar a espacios diferenciados:

a) espacios ganaderos. Aunque había bosques de aprovechamiento comunal, se observa que grupos monásticos, reyes, señores y grandes propietarios intentaron utilizar a título individual determinadas partes del bosque para garantizar el sustento de sus cabañas ganaderas., lo que supuso un recorte significativo de los derechos de aprovechamiento colectivo.

b) espacios agrícolas. Se observa el paso de una explotación extensiva (basada en el traslado de los campos de labor al objeto de que la tierra se regenerase) a otra intensiva, lo que supuso el cambio de sistemas de cultivo. En los valles alaveses la colonización agraria basada en la alternancia del cereal (trigo, cebada y avena) y leguminosas fue más intensa. Hubo mayor presión sobre el espacio y aumentaron las roturaciones de tierras.

En cuanto a la dinámica social que se generaba en las aldeas y en las actividades productivas se observan dos situaciones. Por un lado la vieja aristocracia local, que ya existía con anterioridad a los siglos IX y X, debió de mantener sus posesiones y prerrogativas e incluso acrecentarlas dada su cercanía a la corona.

Por otro lado grupos de campesinos libres que escapando de la autoridad ejercida por la aristocracia, emprendieron la colonización de montes, bosques, terrenos baldíos, etc. Estos grupos fueron apoyados por la monarquía (en Navarra) o implícitamente por los condes castellanos (como en Álava) dando lugar al nacimiento de un grupo amplio de propietarios (laicos o eclesiásticos) que disponían, además, del derecho de aprovechamiento comunal de tierras públicas.

En el último escalón se encontraban los "collazos" o labradores dependientes, trabajadores de tierra ajena a la que estaban adscritos y con la que podían ser transferidos a propietarios o instituciones.