Concept

Historia económica de Euskal Herria

A lo largo de estos siglos se produce la expansión del reino de Navarra, especialmente con Sancho III el Mayor (1000-1035).

Característica de este periodo fue la de mantener la integridad de Navarra frente a los propósitos anexionistas de Castilla y Aragón. En el periodo 1120-1200, Álava, Bizkaia y Gipuzkoa pertenecen al reino de Navarra. El talento político de Sancho VI, "el Sabio" (1150-1194) impulsando nuevos doblamientos y aforamientos de villas en Navarra, Gipuzkoa (San Sebastián 1180) y Álava (Laguardia, Vitoria, Antoñana, Bernedo) evitó pérdidas de territorios. Alfonso VIII de Castilla anexionó definitivamente las tierras occidentales de Euskal Herria a su corona en el año 1200, incluyendo Bizkaia, Gipuzkoa y Álava.

Las transformaciones económicas se hacen sentir en los siglos XI y XII. El crecimiento económico y demográfico fue permanente, tanto en la roturación de zonas de montaña, en la apropiación de bosques, en la colonización de los fondos de los valles como en la ampliación de las antiguas iglesias. Se formaban explotaciones familiares, fragmentadas y dispersas por distintas aldeas y comarcas que se iban disgregando debido a los repartos de la propiedad por herencia. La familia constituye el agente fundamental en la producción, que se va especializando (manzanares en Bizkaia y Gipuzkoa, cereales en la Llanada Alavesa y Rioja). Reflejo de la expansión agrícola fue el uso del arado de vertedera y la difusión de los molinos.

De la magnitud del desarrollo agrícola y demográfico y del uso del hierro es elocuente el documento de "la Reja de San Millán (de la Cogolla)" del año 1025. Se describe en él que 307 aldeas alavesas en una superficie de 1700 kilómetros cuadrados contribuyen con 386 rejas de arado al monasterio citado. De este modo sabemos que cada 10 familias debían de pagar una reja al monasterio.

También se fundaron villas durante el siglo XII en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa como Laguardia (1164), San Sebastián (1180), Vitoria (1181), Balmaseda (1199), etc.

El desarrollo del comercio, además del existente a través del Camino de Santiago fue impulsado por el rey Sancho VI "el Sabio" de Navarra para dar salida por mar a las mercancías.

El puerto de mayor relieve en esta época ha sido el de Baiona. Por una parte ya había actividad pesquera, especialmente ballenas, desde el siglo XI.

Baiona, vinculada a Inglaterra en esta época, atrajo mercaderes y marinos de ese reino y los navegantes bayoneses expandieron su área de acción a la costa vizcaína y guipuzcoana, buscando comercializar los excedentes de la actividad pesquera de la costa. Por ello en los siglos XI y XII se formó un incipiente circuito comercial entre Baiona y puertos vizcaínos y guipuzcoanos. Ya en 1085 hay constancia de la existencia del puerto de Bermeo.

A las instituciones eclesiásticas, la monarquía les concede elementos del patrimonio público. De esta manera el monasterio de Leire, antes del año 1035 poseía 12 villas; antes del año 1100 poseía 41 villas y antes de finales del siglo XIII 83 villas.

En tiempos de Sancho III de Navarra hay que señalar tres aspectos principales que marcan la época. El crecimiento agrícola, dada la capacidad productiva de la familia campesina, en gran medida propietaria de sus explotaciones. En segundo lugar el desarrollo de la aristocracia con capacidad limitada para aumentar sus ingresos tanto vía rentas económicas - explotación de sus patrimonios - como de rentas políticas, beneficios derivados de su participación en la estructura de gobierno monárquica. Las relaciones que existen entre "seniores" y monarquía impiden a los poderosos utilizar sus funciones para crear fuentes sustanciales de beneficios.

En tercer lugar la desaparición del califato y la constitución de los reinos de taifas. Con el ducado de Gascuña, el dominio de estas tierras depende, desde finales del siglo XI, del juego de pactos y de las relaciones feudo-vasallaticas.

Con el desarrollo de la "monarquía contractual", los grupos nobiliarios van a transformar y patrimonializar cargos, derechos, deberes y obligaciones de origen público que hasta el momento de la privatización eran competencia de la monarquía, instaurando de este modo el señorío, especialmente en Navarra. En Bizkaia, la apropiación y patrimonialización de derechos jurisdiccionales se produce a partir de los monasterios.

El reino de Navarra siguió con prosperidad económica tanto con Sancho VI "el Sabio" como con Sancho VII "el Fuerte"; este último consolidó la estructura del reino con la conformación de las cuatro merindades incluyendo las "tierras de Ultrapuertos". Ya en 1200 los territorios de Gipuzkoa y Álava, con la excepción de Laguardia, Labraza y Bernedo, dejaron de formar parte del reino navarro y se adscribieron al reino de Castilla. También Bizkaia se adhiere a Castilla a través del señor Diego López de Haro II.

En las tierras de Ultrapuertos, después de Sancho VII el Fuerte, el reino de Navarra entra en la órbita francesa eligiendo los navarros a Teobaldo I, en 1234, de Champaña.

A señalar que a mediados del siglo XV se consolida el reino de Castilla con los "Reyes Católicos", comenzando en 1492 la aventura colonial americana.

El nacimiento de las villas y ciudades

La forma de poblamiento en Euskal Herria cambió durante los siglos XII a XV. Las aldeas fueron las bases para la fundación de las villas y ciudades amuralladas a las que se les concedían Cartas Puebla o Fueros por parte del Señor o del Rey. A los artesanos francos se les dará un estatus especial para atraerlos a las nuevas villas o los Burgos. Todo ello dio lugar a una sociedad urbana activa. La economía de estos núcleos giraba en torno a la ganadería, la agricultura, la explotación forestal, la pesca, la minería, y el comercio terrestre y marítimo.

Villas

Fuente: Agirreazcuenaga, J.; Basurto, R; Lopez Atxurra, R.: "Historia de Euskal Herria". Donostia. 1989, tomo I, p. 150.

Los artesanos se agrupaban en gremios. Las villas y ciudades de nueva creación se regían por Fueros propios en materia jurídica, de organización, reparto de poderes y fiscalidad. A modo de pacto cada comunidad reconocía la autoridad del rey y éste se comprometía a garantizar el derecho foral y sus instituciones.

En Álava se buscaba la unión de Vitoria con la costa cantábrica desarrollándose dos rutas comerciales para la exportación de la lana castellana. En la primera ruta se fundaron la villa alavesa de Salvatierra y las guipuzcoanas de Segura, Villafranca de Ordicia y Tolosa, todas ellas en 1256. Para la segunda ruta se fundaron las villas de Mondragón (1260) y Bergara (1268). Además de potenciar las rutas comerciales terrestres la Corona de Castilla impulsaba el comercio marítimo entre los puertos del Cantábrico con los de Andalucía Atlántica.

A partir de 1300, es en Bizkaia donde se fundan más villas. Aunque Durango se había fundado en 1297 posteriormente se fundaron Bilbao (1300), Portugalete (1322), Lekeitio (1325), Ondarroa (1327), Markina (1355), Gernika (1366) y Mungia (1376), entre otras. Las villas del interior buscan la articulación del espacio para comunicarse adecuadamente con la costa además de ser bastiones defensivos de la frontera con Gipuzkoa. En cambio en las villas costeras primaron el desarrollo comercial y artesanal.

Desde la segunda mitad del siglo XII hasta finales del siglo XIV se crearon 88 ciudades y villas, siendo la mayor concentración urbana en Gipuzkoa con 25 núcleos urbanos, en Álava con 23 y en Bizkaia con 21. Navarra, Baja Navarra, Lapurdi y Zuberoa poseen menor número de centros urbanos.

Dinámica de la población

A mediados del siglo XIII Navarra contaba con 150.000 habitantes, incluyendo la población de Ultrapuertos, pero en el último tercio del siglo XIV había perdido un 40 % de dicha población. En el caso de Álava que llevaba un crecimiento sostenido de población desde los siglos X y XI, se estima que la población a finales del siglo XIII era cercana a 60.000 personas, aunque a finales del siglo XIV pudo haber perdido 20-30 % de la población citada.

También hay constancia que Gipuzkoa tenía a finales del siglo XII 18000 habitantes y en el caso de Bizkaia también se produjo un crecimiento de la población en el siglo XII.

Actividades económicas

El continuado crecimiento demográfico y agrícola se realiza a costa de bosques y prados amenazando el equilibrio entre agricultura y ganadería.

La roturación de tierras de menor calidad no es suficiente ante la presión demográfica y si a ello añadimos las malas cosechas, todo lo cual da lugar a una carestía de los alimentos y a épocas de hambre.

El avance de los cultivos se realizó a costa del monte y del bosque, usurpando zonas que habían sido de explotación comunal y amenazándose el equilibrio entre las zonas de cultivo y las de ganadería. En la zona holohúmeda atlántica se producen procesos parecidos. Así en Durango en 1450 y en Segura y Legazpia se roturaban tierras comunales con resistencia de los ganaderos.

En la segunda mitad del siglo XV, al compás del aumento de producción de hierro en las ferrerías, el suelo disponible para pastos se redujo.

La pesca fue un recurso importante en los territorios costeros dada la escasez crónica de aprovisionamientos.

En esta época el alcance geográfico de la pesca vasca se amplía. Desde mediados del siglo XIV vizcaínos y guipuzcoanos faenaban en las costas de Asturias y Galicia, lo cual dio lugar a conflictos con los marineros de aquellas zonas. La presencia vasca también se hizo notar en Bretaña, Irlanda, Cornualles e Inglaterra.

Y por el sur los marineros vascos llegaron a la costa atlántica de Marruecos. El pescado capturado en estas latitudes solía destinarse a su venta en Sevilla y otros puertos andaluces, invirtiéndose las ganancias de este tráfico en la compra de cereal que posteriormente se trasladaba a los puertos cantábricos. Entre las especies más apreciadas estaban la ballena y el cachalote, así como las sardinas y el besugo, estando estos últimos muy reglamentados su pesca.

Navegación y actividades fluviales

Fuente: Agirreazcuenaga, J.; Basurto, R; Lopez Atxurra, R.: "Historia de Euskal Herria". Donostia. 1989, tomo I.

Los pescadores se asociaban en organismos tales como la "cofradía" y existe constancia de cofradías en los siglos XIV y XV en Bermeo, Lekeitio, Hondarribia, San Sebastián y Deba. Estas cofradías tenían funciones de regular las artes de pesca, fiscalización del trabajo y también funciones asistenciales para los pescadores mayores.

En cuanto a la industria, las ferrerías tuvieron un desarrollo importante. Proliferan las ferrerías hidráulicas pero sin desplazar por completo a las tradicionales "haizeolak", activadas por aire. Abundaban las ferrerías hidráulicas en Gipuzkoa y Bizkaia y existían en menor medida, en otros territorios vascos. El hierro vasco gozaba de una acogida favorable en los mercados ingleses, franceses y flamencos a lo largo del siglo XV. Las importaciones de hierro vasco por parte de Inglaterra evolucionaron de 900 Tm anuales en 1450 a cerca de 3000 Tm a finales del siglo XV.

Hay que considerar que la producción de hierro actuó como fuerza motriz de otras actividades. Con la siderurgia se desarrollo la fabricación de armas, la construcción naval, las actividades artesanales y las producciones textiles y del cuero.

Los ferrones vascos deciden agruparse en hermandades, cabildos o cofradías. Mondragón es un caso de protagonismo asociativo ya que en el siglo XV existieron tres agrupaciones, la de maestros "masuqueros", la de los tenaceros y la de los venaqueros o mineros.

La propiedad de las ferrerías podía ser individual o compartida entre varios dueños. En unos casos los explotan directamente sus dueños y en otros, especialmente en la segunda mitad del siglo XV, se arriendan.

Se va conformando un grupo poseedor de ferrerías integrado por tres partes: linajes de Parientes Mayores, que incluyen la ferrería en sus mayorazgos; concejos, que obtienen buenas rentas y comerciantes que de negociar con los ferrones pasan a la propiedad de las ferrerías.

La industria armera se desarrolla en Soraluce, Durango, Eibar, Markina y Vitoria. La demanda procede de diversas vías: el mercado europeo y la monarquía castellana cuyos ejércitos necesitaban armamento en cantidades crecientes dados los compromisos internacionales de la Corona.

Desde finales del siglo XIII la construcción naval fue una actividad pujante, consolidándose en el siglo XV. Hay astilleros en Lekeitio, Bermeo, Ondarroa y Bilbao, éste último, en el siglo XV, uno de los más importantes del Cantábrico. En la costa guipuzcoana había astilleros en Hondarribia y San Sebastian.

También en Baiona, los astilleros continuaron desempeñando un protagonismo importante, como lo demuestra el pedido del monarca castellano Alfonso X "el Sabio" de naves bayonesas, efectuado en 1278 y 1280 para combatir a los musulmanes y defender las costas mediterráneas y atlánticas.

Al analizar la actividad comercial, la costa cantábrica cumple una doble función comercial: es la base de partida para los focos comerciales con Flandes, Inglaterra o Andalucía y, por otra parte, se redistribuyen los bienes importados. A señalar que Baiona ya tenía en el siglo XII un rol importante en el abastecimiento del mercado donostiarra. Con el desarrollo de las villas costeras vascas, las redes comerciales bayonesas se hicieron más amplias aunque no siempre libre de conflictos de intereses. Hubo un acuerdo muy detallado entre Baiona y Biarritz, en 1353, y la Hermandad de las Marismas. Además en esta época, dada la guerra entre Inglaterra y la corona castellana, se arbitraron treguas entre Baiona -bajo soberanía inglesa- y los puertos vizcaínos y guipuzcoanos como la de 1432. Gracias a esta red de relaciones los productos de las Landas llegaban a Bizkaia y a Gipuzkoa a través del puerto de Baiona: cera, cuero, trigo y mijo, así como plomo y cobre.

El comercio con Flandes se caracterizaba por la exportación de lana por parte de los mercaderes castellanos y el hierro vasco. Este último junto con la lana suponía el 50 % del cargamento en 1480. En este campo los vascos no se limitan al papel de transportistas sino que venden tanto la vena o mineral de hierro (que estaba prohibido hacerlo) como, mayoritariamente, hierro en barras, armas y herramientas. En el viaje de vuelta se importaban los paños de Flandes teniendo un valor en 1293-94 en los puertos de San Sebastian y Hondarribia, de un millón de maravedís.

Evolución y crisis de la sociedad feudal

El nacimiento y desarrollo de las villas originó enfrentamientos de intereses entre los habitantes de las villas y el mundo rural, ya que las villas buscaban encuadrar el mayor mercado posible, cobrar derechos de peaje y desarrollar transacciones favorables a la ciudad.

A lo largo del siglo XIV y XV se van a producir convulsiones sociales en diversos puntos de Euskal Herria, de forma parecida a como sucede en Europa. La conflictividad social se manifiesta en tres tipos de conflictos:

  1. el que mantiene la nobleza rural con sus propios labradores, al agudizarse la presión señorial.
  2. el que mantiene la nobleza con las villas.
  3. el que enfrenta a los nobles entre sí.
    1. Las familias de la aristocracia para evitar el deterioro de su patrimonio, fruto de la constante división de la herencia entre sus hijos, recurrieron al mayorazgo, es decir, a la transmisión del patrimonio de forma íntegra a un único heredero, primogénito de la familia. El heredero dispone de la renta pero no de los bienes que la producen y no puede venderlos ni dividirlos.

      Los enfrentamientos entre los nobles se denominó la guerra de los Bandos se extendió entre Oñacinos y Gamboinos en Álava, Gipuzkoa, Bizkaia y Lapurdi; por otra parte Agramonteses y Beamonteses en Navarra. La presión señorial y la violencia de la clase dominante afectó no solamente a los campesinos sino también a las villas y entre los linajes.

      La gravedad de los enfrentamientos potenció la actuación de las Hermandades de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava, que habían nacido para mantener el orden público a finales del siglo XIV y comienzos del siglo XV.

      El resultado de los enfrentamientos sociales fue desigual. En primer lugar, en cuanto a los campesinos, éstos lograron desembarazarse de las cargas más pesadas, pero los señores continuaron manteniendo la titularidad sobre las tierras de labor, el monte y el bosque, y conservaron lo esencial de su patrimonio.

      De cualquier modo los linajes fueron derrotados definitivamente en 1487 por las Hermandades y el Rey. En ese marco aparecen los regimenes forales que consagraban un pacto entre cada territorio y el rey, quien se comprometía a respetar los fueros.