Concept

Contexto en la mitología vasca

A la hora de analizar la mitología, existe a veces la tendencia de imaginar el trayecto del remoto pasado al presente como corto, recto y carente de incidencias. Se le llama la ilusión del plano de meta, haciendo referencia al plano que ofrecen las retransmisiones de los sprints ciclistas, donde parece que circulan absolutamente amontonados y que es un verdadero milagro que no haya un contacto y se vayan todos al suelo. En realidad hay bastantes metros entre ellos y por eso no se accidentan más que excepcionalmente. De modo semejante, el análisis mitológico se verá más libre de una ilusión similar, cuanto mayor sea el conocimiento del contexto histórico. La simplificación será menor. Dicho conocimiento nos permite observar por ejemplo que dentro de la mitologia vasca algunos mitos son muy antiguos y otros muy modernos. El ciclo de las intervenciones milagrosas de santos y vírgenes en torno al emplazamiento de las nuevas iglesias o al traslado de las antiguas ermitas es el reflejo mitológico de un conflicto sociológico real de los siglos XVI y XVII. Algo parecido sucede con las leyendas de los conjuros que curas y frailes realizan para controlar a Mari. Aunque el personaje es antiquísimo y los conjuros para tratar de encerrarla pudieran igualmente datar de hace varios milenios, existe un conflicto histórico real en torno a los religiosos que realizan dicha función hace aproximadamente cuatro siglos. En el largo trayecto que puede llegar a recorrer un mito antiguo durante su vigencia, sufre transformaciones y actualizaciones, de resulta de las cuales en un momento pueden coincidir en el mismo elementos antiguos y modernos. Los tres mil años de edad de una sequoia gigante se aprecian en el grosor de su cintura, pero su corteza y la hiedra que la parasitan son mucho más jóvenes. Las fibras de hace tres mil años están en el interior, no son visibles, justo se adivinan. Todo lo que está a la vista es relativamente nuevo.

El conocimiento de la Historia y la Prehistoria ayuda a mantener esta perspectiva y a separar lo antiguo de lo nuevo. Permite, por ejemplo, darse cuenta de que Kixmi y el nacimiento de Jesucristo son motivos advenedizos en el mito del fin de los gentiles. El conocimiento de la expansión del cristianismo, de la actividad de los exitosos predicadores medievales, del simbolismo asociado al mono en los bestiarium o "libros de bestias" en los que se basaban a menudo los sermones, etc., es el que nos pone sobre la pista correcta que de otro modo pasaría desapercibida. Cuando el análisis mitológico nos muestra que tanto Mateo Txistu como San Martin Txiki son personajes originados en la mitología escandinava, la Historia nos confirma la viabilidad de dicha hipótesis, ya que aunque poco y mal documentada, existe una importante presencia normanda en nuestro país entre los siglos VIII y XI. Cuando la Historia nos enseña que el término lamia se usó durante toda la Edad Media, antes que el de bruja, con idéntica significación, para denominar indistintamente a todo ser de extracción pagana, nos damos cuenta de que no hay que volverse loco intentando comprender la compleja personalidad de las lamiñas de la mitología vasca, sino que hay que tratar de distinguir, los distintos seres que han podido quedar englobados bajo esa única denominación. ¿Puede haber rastros de la mitología germánica de los enanos? ¿Queda alguna huella del recuerdo mítico asociado a la primera metalurgia?