Kontzeptua

Biziraupena (1997ko bertsioa)

Introducción. Llamamos subsistencia a la suma de recursos necesarios para la manutención o sustento de la población humana. La cuestión de la subsistencia tuvo una importancia de primer orden en el articulado de las relaciones entre Euskal-Herria y Castilla primero y la corona española después, hasta el punto de incidir en la configuración del marco jurídico en que éstas se desarrollaron durante siglos. Los habitantes de Euskal-Herria, amparándose en las condiciones de su abrupta orografía y las dificultades que encontraba en ella la agricultura, exigieron a Castilla la capacidad necesaria para poder traer del exterior los suministros necesarios para su subsistencia. Concedido este privilegio por los monarcas castellanos, la barrera aduanera quedó desplazada al S. , siguiendo la línea del Ebro, mientras que la frontera política se mantenía en la costa y la raya pirenaica. Las Provincias Exentas, llamadas así en alusión a su peculiar sistema arancelario, durante el Antiguo Régimen, fueron siempre consideradas como «parajes de acarreo», porque gran parte de los productos necesarios para la subsistencia de sus habitantes había que traerla del exterior. En 1286 los vecinos de Vitoria, ciudad enclavada en la comarca aparentemente mejor dotada para la agricultura de toda Euskal-Herria, se quejaban al rey de Castilla de ser «tan pobres que no han términos, nin viñas, nin heredamientos [en el lugar] en que vivían». El difícil equilibrio entre demografía y medios de subsistencia, propio de las sociedades pre-industriales, adquiría caracteres más acusados en Euskal Herria debido a su incapacidad para autoabastecerse y a la necesidad de depender de unos productos que llegaban del exterior, a veces de lugares tan alejados como Holanda o la cuenca del Mediterráneo, en una época en la que los medios de transporte eran costosos, lentos y estaban sujetos a todo tipo de vicisitudes. Una ruptura en la conexión de acarreos ponía al descubierto la precariedad de las subsistencias autóctonas y podía provocar períodos de carestía y hambrunas de dramáticas consecuencias. Como en todas las sociedades del Antiguo Régimen, también en Euskal-Herria el estamento privilegiado al disponer de mayores recursos económicos tenía acceso a un nivel de subsistencias aceptable o, incluso, realmente opulento; no así el pueblo llano que en ocasiones carecía de lo más indispensable para su manutención. Pero los cronistas que nos han transmitido la historia, hasta hace bien poco, sólo se preocuparon de narrar las gestas de los reyes y potentados, es decir, a lo sumo un 2 % de la población, y por ello conocemos con más detalle todo cuanto les acaeció, y nos resulta difícil saber cómo vivió el estamento inferior.