Léxico

SOCIEDADES POPULARES

La proliferación de los años 60. El régimen de Franco vino a potenciar paradójicamente esta dimensión de las sociedades; de alguna manera, marcó su popularización. Primero, porque en el desarrollo industrial urbano sobrevenido en los años sesenta, proliferaron las sociedades; segundo, porque las restricciones políticas y culturales se sobrepusieron a ciertas diferencias sociales e ideológicas y transfirieron a las sociedades aspectos de la vida pública fuertemente censurados por el Régimen. La expansión del modo de vivir urbano-industrial, que alcanza en los años sesenta su total implantación, hace que se produzca la división del tiempo y del espacio y las desacralizaciones que llevan a la promoción de sociedades. Entre la cofradía (con su local y sus celebraciones, muchas veces a través de comidas de hermandad) y la asociación gremial (con su sede y su refuerzo de la solidaridad de intereses); entre las fiestas comunitarias (los ágapes que acompañan los hitos de la vida tradicional) y las organizaciones cívicas tradicionales de las relaciones sociales (las cuadrillas por cuarteles o barrios, los alardes, los servicios de policía, el «auzolan») se va a desarrollar la sociedad, tanto más diferenciada cuanto más se produce la división social del sistema urbano-industrial. El particular momento y modo de producirse el advenimiento de la sociedad industrial y urbana en Euskal Herria y el desarrollo específico de las ideologías de comunidad (comunión tradicionalista, nacionalista...) darán eventualmente una dimensión de globalidad alternativa a las sociedades; entre el fuerte peso de las prácticas sociales tradicionales, reforzadas por su codificación cultural-ideológica (como cultura euskaldún y nacional) y las contradicciones sociales y políticas del desarrollo económico, se establecerá una peculiar forma de asociación que no deriva hacia el club (ni en sus formas restrictivas ni en sus formas abiertas) en cuanto éste se caracteriza por situarse en una dimensión determinada de la vida social (una afición, una actividad), sino que insistirá en su carácter de comunidad (doméstico-local). Incluso cuando las limitaciones al derecho de asociación, planteadas con especial intensidad en Euskal Herria, durante el régimen franquista, exigían coberturas jurídicas muy restrictivas (sociedades deportivas, clubs taurinos, sociedades cultural-recreativas...) por debajo de su nominación, las sociedades desarrollaban su carácter de lugar de encuentro, de concelebración, con cierto carácter de alternativa a lo que pasaba en casa o en la calle.