El lunes 22 de enero de 1565, antes del mediodía avistaron tierra que los pilotos creyeron Filipinas. Pero el Padre Andrés de Urdaneta, más experimentado y conocedor, por no ser la primera vez que escalaba allí, aseguró ser las islas de los Ladrones -Guam-. Y así era realmente, pues los paraos llevaban velas latinas que, a los ojos de Urdaneta, los identificaba. Conocía también la índole de las canoas sin proa ni popa, de una velocidad y capacidad de maniobra extraordinarias. Dando grandes voces rodeaban las naos, invitando a ir a sus pueblos.
Bando de Legazpi. Se pregonó en estos términos: que ninguna persona de la Armada.
"Fuese osado de saltar en tierra sin su licencia y los que en ella saltasen no hicieran fuerza, agravio ni daño alguno a los naturales ni de ellos tomasen cosa ninguna, asi en sus bastimentas como de otra cosa, y que no les tocasen en sus sementeras ni labranzas, ni cortasen palma ni otro árbol alguno, y que no diesen ni contratasen con los naturales en cosa ninguna de ningún género que fuese, sino fuese por mano de los Oficiales de Su Magestad, que tenían cargo de ello, só graves penas, y a los Capitanes que lo consintieran, so pena de suspensión de sus oficios".