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NIÑO, NIÑA (NIÑOS EN LA GUERRA)

I LA EVACUACIÓN DE NIÑOS VASCOS EN 1936-1937. Se ha señalado repetidas veces que la guerra tuvo en el País Vasco unas características particulares. El comportamiento peculiar de la Iglesia, la falta de proceso revolucionario de la clase obrera, la complejidad militar y política debida al papel asumido por el nacionalismo vasco, la concesión de la autonomía y la formación del Gobierno vasco, etc. A todas estas características particulares habría que añadir, sin duda, el hecho del éxodo masivo de la población civil, producido por mar y en dificilísimas condiciones. La evacuación de miles de mujeres y niños constituye una parte importante de la historia de la guerra civil; su salida al extranjero, iniciada de forma desordenada en el 36, se acrecentó dramáticamente en la primavera del 37, ante el hecho de la ofensiva aérea nacional y las difíciles condiciones de abastecimiento. Denominados estos niños de diversas formas, como La generación del exilio, Los niños de la guerra, o La generación de Guernica, subyace en todas estas denominaciones una profunda emoción y tragedia, se quiere recoger en las mismas la impresión producida por uno de los episodios más sobrecogedores de la guerra, en el que abundan casos de niños que se ven separados para siempre de sus padres y hermanos. Hay que señalar que, al igual que sucede en otros aspectos de esta guerra civil, la evacuación de los niños constituyó un hecho verdaderamente polémico, y fue utilizado para los fines propagandísticos de ambos lados, tanto de la zona republicana como de la zona nacionalista. En concreto, la campaña lanzada por los franquistas (que ya se habían opuesto desde el primer momento al éxodo infantil), desarrolló una propaganda bien programada, haciendo mella en no pocos sectores conservadores de Gran Bretaña y Francia. Este estilo de propaganda en uso contribuyó a confundir aún más las motivaciones profundas del exilio, así como el conocimiento del número real y cifras de los evacuados y las circunstancias en que éstos fueron enviados al extranjero. La concesión del Estatuto de Autonomía y la formación del Gobierno Vasco se produjeron cuando ya la guerra civil, que había estallado dos meses y medio antes, había afectado profundamente la situación política y social vasca. Con el triunfo de los franquistas en Alava y la caída de la mayor parte de Guipúzcoa hacia setiembre, el mareo geográfico de jurisdicción que pretendía abarcar el Estatuto se había reducido considerablemente; tan sólo quedaban en manos de los vascos el territorio de Vizcaya y la franja guipuzcoana de Eibar. La guerra se había estabilizado en el frente de Deva. Durante la primera fase bélica, llamada fase de la Junta de Defensa, entre el inicio de la contienda a octubre del 36, miles de refugiados, procedentes de Navarra, Alava y sobre todo de Guipúzcoa, se dirigieron a Vizcaya, constituyendo con su llegada no pocos problemas de alimentación y alojamiento. Elegido el presidente del Gobierno provisional en la persona de José Antonio Aguirre, el 7 de octubre, al día siguiente apareció la formación del nuevo Gobierno; se trataba de un Gobierno de concentración, formado por cuatro consejeros del PNV, tres socialistas, uno de ANV, uno del Partido Comunista y dos de sendos partidos republicanos. Aguirre se hizo cargo de Presidencia y Defensa; Juan Gracia, de Asistencia Social, y Jesús María de Leizaola, de Justicia y Cultura. Las circunstancias bélicas hicieron que la actuación del Gobierno se desarrollara de forma casi independiente y autónoma en todos los órdenes de la vida; el estado de aislamiento era casi completo. Cerrado por el Sur y por el Este por las tropas de Franco, excepto el corredor hacia Santander y Asturias, el mar constituía su única salida; a través de la mar se organizó el abastecimiento de Bilbao. (Romaña, 1989).