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Historia del Arte. Gótico

La arquitectura gótica que se desarrolló en Euskal Herria se caracterizó además de por la sencillez y la austeridad, por su carácter híbrido, ya que mantuvo características románicas al inicio del período y combinó las renacentistas al final. Esta mezcla de elementos técnicos, constructivos y ornamentales del románico, el gótico y el renacimiento, estuvo motivada por la prolongación en el tiempo de las construcciones y por la reutilización de elementos y de materiales en diferentes fases del proceso constructivo. De hecho, los elementos básicos del léxico gótico -arcos apuntados, bóvedas de crucería, arbotantes- no siempre los encontramos en las construcciones de Euskal Herria. En cambio, hay otras características -la amplitud y la altitud espacial, o la ausencia de decoración escultórica en los elementos constructivos ornamentales- que se repiten en el transcurso del período.

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En cuanto a las tipologías, la tipología que más se desarrolló en Euskal Herria fue nuevamente la de carácter religioso y, de hecho, la mayoría de los edificios tanto por número como por su importancia se corresponden a esta tipología. Sin embargo, frente a la escasez de restos de arquitectura civil en el período románico, en el gótico abundaron construcciones civiles que, aunque en la mayoría de los casos han llegado hasta nosotros transformadas, sirven para poder imaginarnos la vida civil de la sociedad; además, aunque la mayoría de las construcciones corresponden a palacios y casas-torre pertenecientes a las familias más importantes de Euskal Herria, también conservamos restos de edificaciones comunes que nos permiten comenzar a intuir la posterior estructura del caserío vasco.

En la arquitectura civil, mientras que del período románico apenas conservamos restos, los testimonios del gótico son más numerosos. En Navarra conservamos algunos elementos del palacio más importante de este período. En Olite, Carlos III construyó a comienzos del siglo XV un palacio real para su corte a la manera de los grandes palacios reales de Europa, como símbolo del prestigio y de la prosperidad de su reinado. El edificio es el resultado de una combinación de numerosas pequeñas estancias en las que se combinan elementos constructivos góticos siguiendo un criterio estético cortesano y no militar.

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Todas las estancias del palacio se embellecieron con una riquísima decoración que seguía el gusto francés y que se perdió, ya que el palacio estuvo abandonado durante muchos siglos. En la actualidad, lo que se conserva es producto de una restauración en la que son pocos los elementos originales que se mantienen. Otro ejemplo de edificio construido en el período gótico y desvirtuado en la actualidad por la intervención a la que fue sometido es el Castillo de Javier, un conjunto en el que destaca la torre principal que se rodea de una muralla con cubos de defensa en los ángulos. Mejor conservado está el castillo de Marcilla.

El segundo tipo de arquitectura civil que encontramos en Navarra lo forman el conjunto de palacios, casonas y torres que aunque numerosas, sobre todo, a partir del siglo XV, no son muchos los ejemplos originales que se conservan debido a las graves guerras que sufrió Navarra en los siglos XV y XVI. Entre los ejemplos mejor conservados destacan, el palacio de Arazuri, el del Príncipe de Viana en Sangüesa y las torres almenadas de Ayanz en el valle de Lónguida, las de Zabaleta y Minadurinea en Lesaka, y la de Celigüeta, con sus cubos cilíndricos en los ángulos.

En Álava, algunos de los mejores ejemplos de arquitectura civil gótica se vuelven a encontrar en Vitoria , en la casa del Cordón y en el palacio de Arrieta. Sin embargo, los edificios más sobresalientes de este período están en los alrededores de la capital. Nos referimos a los palacios y casas-torres que se conservan en la provincia y entre los que destacan el palacio de los Guevara; de planta rectangular con cuatro torreones en ángulo y residencia de tres pisos sobre la planta baja, el palacio de los Guevara era una construcción equipada militarmente con saeteras y modillones preparados para el montaje del cadalso defensivo de madera. La segunda construcción importante es la casa-torre de los Mendoza, constituida por un recinto amurallado con torres en sus cuatro ángulos y una torre de cuatro plantas en el centro con saeteras. El resto de las torres que se conservan -Varona, Quejana, Martioda, Mursa, Conde de Orgaz y Condestable en Fontecha- mantienen el mismo carácter defensivo, con construcciones que sorprenden por su severidad y austeridad en su decoración.

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En Bizkaia y en Gipuzkoa los ejemplos de arquitectura civil no son abundantes, pero encontramos más edificios que en el período románico. Lamentablemente, durante los siglos XIV y XV las dos provincias del norte vivieron encarnizadas luchas entre diferentes familias nobiliarias y, por ello, son pocos los ejemplos que nos han llegado de aquel período y éstos, además, con importantes transformaciones y alteraciones en su fábrica. En Bizkaia, el castillo de Muñatones en Muskiz y, sobre todo, la casa-torre de Aranguren en Orozco, son los únicos ejemplos que se conservan del período gótico, destacando la casa-torre de Aranguren como ejemplo de las torres rurales de linajes de segunda categoría que posteriormente inspiraron las fábricas de los caseríos vascos.

En Gipuzkoa se conservan un mayor número de edificaciones de este período -la casa de los Guevara en Segura, de los Legazpi en Zumarraga, el palacio Enparan en Azpeitia y Lili en Zestoa- aunque la mayoría de los elementos góticos se funden con los renacentistas posteriormente añadidos. Los mejores ejemplos de arquitectura civil gótica los encontramos en Mutriku, en la torre Berriatua, y en Zarautz en Torre Luzea, donde destaca la sillería de piedra arenisca, las ventanas ajimezadas, la escalera exterior y los espolones avanzados en las fachadas para poder añadir el cadalso de madera.