La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es un destacado exponente de la arquitectura neoclásica en la provincia. El proyecto se debió a Silvestre Pérez, importante arquitecto del periodo. El maestro aragonés permaneció entre 1790 y 1796 en Roma y dos años después de su regreso realizaría el diseño de esta iglesia. El desacuerdo existente entre el ayuntamiento y el cabildo retrasaría el inicio de las obras. De esta manera, en 1803 se coloca la primera piedra, siendo los directores de la construcción Manuel Vicente Laca y Mariano José Lascurain. La edificación se alargaría mucho en el tiempo. La primera interrupción se produjo en 1809, como consecuencia de la guerra de la Independencia, mientras que en 1828 la falta de liquidez tendría idénticas consecuencias. Tras otra suspensión, en 1843 se acondiciona la iglesia, si bien faltaban por realizar algunas partes del edificio, siendo las más importantes el pórtico y la escalinata principal. Provista de una fachada netamente clásica, adopta planta de cruz griega, situándose la torre en la parte posterior del templo, de tal modo que resulta inexistente desde un punto de vista frontal. Además, su concepción urbanística es igualmente destacable.
En el interior pueden apreciarse tres bajorrelieves -además del situado en el ábside, con la Crucifixión, las otras dos realizaciones nos muestran las bodas de Caná y el buen samaritano- en cemento efectuados entre 1979 y 1980 por José Luis Iriondo. Existen, además, imágenes barrocas de San Ignacio, San Francisco Javier y María Magdalena, todas ellas pertenecientes al siglo XVIII. De idéntica cronología son las dos efigies de Cristo en la Cruz. Por otro lado, a la primera mitad del siglo XIX pertenecen las de la Asunción, San José, San Pedro y San Pablo. El relieve de la Adoración de los pastores es una realización renacentista, al tiempo que se conservan algunos lienzos barrocos, entre los cuales sobresale lógicamente el de Cristo en la Cruz, realización asignada a Francisco de Zurbarán. En la sacristía hay una Virgen de la Soledad de la segunda mitad del siglo XIX, además de un Cristo yacente del siglo XX. También debemos consignar una efigie de Cristo atado a la columna de idéntica cronología a la citada en último lugar.
La casa consistorial se reconstruyó en 1825, pues el erigido en 1729 sufrió un incendio. Provisto de tres cuerpos, el central posee dos cuerpos, mientras que los laterales tan sólo uno. Dotado del característico pórtico y soportales, sobre estos últimos se ubica el balcón corrido. La casa Galdona se erigió a fines del siglo XVII por orden de Juan de Galdona y Muñoz, caballero de la orden de Santiago. Posee un escudo en ángulo, ateniéndose sus elementos a los principios clasicistas vigentes en el periodo. Además, a su lado se sitúa la fuente de Arrauturriaga. La casa Gaztañeta fue erigida para 1731, convirtiéndose en residencia de la viuda del general Gaztañeta. Adosada a otras construcciones, en el primer piso de su fachada presenta dos escudos En la calle del Medio sobresale el palacio de Zabiel, casa de cultura en la actualidad. De planta cuadrilonga y tejado a cuatro aguas, su fachada principal es ciertamente interesante. Posee columnas adosadas a ambos lados de la puerta, superponiéndoseles otras dos en la planta noble. Además, en la zona baja se disponen dos ojos de buey. Realización de fines del siglo XVI, la severidad es la nota predominante, destacando sobremanera, tal y como señalábamos, esa parte central. La casa torre de Berriatua se sitúa en la calle Trampa. Presenta ventanas geminadas, conopiales, arcos apuntados y decoración de bolas entre otros. El mismo acceso es en forma de arco ojival, elementos todos ellos que nos hablan de su carácter bajo medieval. El palacio Montalibet es otra de las realizaciones destacables con las cuales cuenta el municipio. Mandada erigir por Juan José de Iturribalzaga, Francisco de Ibero se comprometió en 1753 a erigirla según el diseño preparado por él mismo. De planta cuadrangular y disposición compacta, don son los pisos principales. La casa Luardo se sitúa en la calle Barrenkale. Es un edificio de cuatro alturas que mantiene varios vanos geminados y accesos con arco de medio punto. La casa Olazaharra es, por su parte, una realización de fines del siglo XVII. En su fachada sobresale un gran escudo. Además de estas construcciones, conviene destacar igualmente la Casa del Mar, la casa de los Condes de Motrico y la casa Garduzakua.
El convento de Santa Catalina es de madres agustinas. Su fundación se produjo en 1575, si bien no ocuparían el actual emplazamiento hasta el siglo XVII. Así, la erección del cenobio que nos ocupa se produciría en 1661. De todos modos, el espacio monástico no es plenamente coherente, ya que la clausura adopta forma de L. La fachada de la iglesia es en su concepción barroca, aunque cronológicamente parece ser una realización tardía, bien pudiendo ser su apariencia producto de una intervención posterior. En su interior hallamos la disposición más habitual en este tipo de templos, con planta de cruz latina y bóvedas de cañón con lunetos, mientras que sobre el crucero se sitúa una cúpula que no trasdosa. El retablo mayor se erigiría hacia el año 1663, destacando los lienzos en él insertos. El martirio de Santa Catalina es el principal, realización de carácter flamenco e influencias rubenianas. Igual ocurre con la Crucifixión del remate. Son, en definitiva, lienzos de indudable entidad. La imagen de la Virgen de Guadalupe es una realización de principios del siglo XVII, mostrando claramente la enorme influencia que durante esa centuria tuvo el quehacer de Gregorio Fernández. Las imágenes del Nazareno y la Virgen de la Soledad se habrían realizado en torno a 1760, tratándose de imágenes de vestir. En el malecón del puerto hay una estela realizada por Agustín Ibarrola en 1990.
En el barrio de Astigarribia sobresale la iglesia de San Andrés, edificio que se documenta desde el siglo XI y en el cual destaca sobremanera la pervivencia de una ventana prerrománica en su cabecera. Las excavaciones llevadas a cabo en el interior han permitido conocer los restos de la iglesia primitiva y diversos sarcófagos. En su interior hay imágenes góticas de San Andrés y el Crucificado. Junto a esta iglesia se sitúa una calzada, concretamente entre los caseríos Jauregi y Torre, habiéndose situado cronológicamente en los siglos XVII-XVIII. El primero es obra de transición entre los siglos XV y XVI, reformado en el XVIII y rehabilitado en el XX. También los dos caseríos citados y el de Etxezabal mantienen elementos constructivos de época medieval, caso de sus arcos apuntados y ventanas geminadas. El último de ellos es un edificio bajo y de planta casi cuadrada, un caserío gótico sin soportal y con estructura de lagar, que se mantuvo sin cambios importantes hasta mediados del siglo XIX. La ermita del Calvario es una modesta realización, si bien en su interior se aprecia un arco de medio punto. Su modesto retablo, que alberga un grupo escultórico del Calvario, es de carácter neoclásico. Alberga, además, dos lienzos efectuados en 1942 por Bittor Furundarena.
Ya en Mijoa sobresale la ermita de San Jerónimo, realización de 1637. En sus proximidades se sitúan los caseríos Muxa, Apategi y Tetuan. En Saturrarán conviene destacar la casa Saturraran Zahar, casa solar en origen. Originariamente dataría del siglo XVIII, aunque a lo largo del tiempo ha sufrido numerosas reformas. En el barrio de Olatz hallamos la ermita de San Isidro, ubicándose en sus inmediaciones varios caseríos. Los más destacados son Txurruka, del siglo XVIII, al igual que Beliotegi y Isasimendi. Eguskitza es de idéntica cronología, al igual que Armetxe Goikoa y Armetxe Bekoa. Otros edificios señalados son Aportategi Goiko, Ube y la casa solar de Urreiztieta. Por último, en Lasao sobresalen Lasao Txiki. El caserío Langa Txiki es de fines del siglo XVIII y la casa Busturia posee un arco apuntado como acceso.
El casco histórico de Mutriku fue declarado Bien Cultural con categoría de Conjunto Monumental (BOPV de 18 de enero de 1996).
Bibliografía:Aldabaldetrecu, Roque: Casas solares de Guipúzcoa, Donostia, Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa, 1979, pp. 175-195. Astiazarian Achabal, María Isabel: Arquitectos guipuzcoanos del siglo XVIII. Ignacio de Ibero, Francisco de Ibero, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1990, pp. 216-219. AAVV: "Iglesia de la Asunción en Mutriku", in Monumentos Nacionales de Euskadi. Guipúzcoa, Bilbao, Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, 1985, pp. 287-293. AAVV: Arquitectura neoclásica en el País Vasco = Arkitektura neoklasikoa Euskal Herrian, Bilbao, Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno Vasco, 1990, pp. 289-291. Azanza López, José Javier: "La actividad del veedor de obras de cantería en los arciprestazgos de la diócesis de Pamplona (siglos XVII y XVIII)", en Revisión del Arte Barroco, Ondare nº 19, 2000, 279 pp. Barañano, Cosme de (director): 50 años de escultura pública en el País Vasco, Bilbao, Universidad del País Vasco, 2000, pp. 136 y 223. Cendoya Echániz, Ignacio: La Semana Santa en Gipuzkoa. Estudio histórico-artístico, Cuadernos de sección, Artes plásticas y monumentales nº 13, Donostia, Eusko Ikaskuntza, 1995, pp. 111, 131, 159 y 205. Isasa, Pedro; Linazasoro, Iñaki: Gipuzkoako Udaletxeen Marrazkiak = Dibujos de las Casas Consistoriales de Gipuzkoa, Donostia, Kutxa, 1995, pp. 144-145. Lecuona, Manuel de: "Arte visigótico en Guipúzcoa", Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País (1963), pp. 193-199. Linazasoro, José Ignacio: "Arkitektura ilustratua Gipuzkoan = Arquitectura ilustrada en Guipúzcoa", in Arquitectura neoclásica en el País Vasco = Arkitektura neoklasikoa Euskal Herrian, Bilbao, Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno Vasco, 1990, pp. 121-124.Mutrikuko eliz-historia eta arte bilduma, Navarra, 1993. Santana, Alberto; Larrañaga, Juan Ángel; Loinaz, José Luis; Zulueta, Alberto: Euskal Herriko baserriaren arkitektura = La arquitectura del caserío de Euskal Herria, Vitoria-Gasteiz, Departamento de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente, 2001, vol. II, pp. 196-201 y 284-289. Urteaga Artigas, María Mercedes: Guía histórico monumental de Gipuzkoa, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1992, pp. 220-224.
Ignacio CENDOYA ECHÁNIZ
Profesor de la U.P.V.-Euskal Herriko Unibertsitatea
En el interior pueden apreciarse tres bajorrelieves -además del situado en el ábside, con la Crucifixión, las otras dos realizaciones nos muestran las bodas de Caná y el buen samaritano- en cemento efectuados entre 1979 y 1980 por José Luis Iriondo. Existen, además, imágenes barrocas de San Ignacio, San Francisco Javier y María Magdalena, todas ellas pertenecientes al siglo XVIII. De idéntica cronología son las dos efigies de Cristo en la Cruz. Por otro lado, a la primera mitad del siglo XIX pertenecen las de la Asunción, San José, San Pedro y San Pablo. El relieve de la Adoración de los pastores es una realización renacentista, al tiempo que se conservan algunos lienzos barrocos, entre los cuales sobresale lógicamente el de Cristo en la Cruz, realización asignada a Francisco de Zurbarán. En la sacristía hay una Virgen de la Soledad de la segunda mitad del siglo XIX, además de un Cristo yacente del siglo XX. También debemos consignar una efigie de Cristo atado a la columna de idéntica cronología a la citada en último lugar.
La casa consistorial se reconstruyó en 1825, pues el erigido en 1729 sufrió un incendio. Provisto de tres cuerpos, el central posee dos cuerpos, mientras que los laterales tan sólo uno. Dotado del característico pórtico y soportales, sobre estos últimos se ubica el balcón corrido. La casa Galdona se erigió a fines del siglo XVII por orden de Juan de Galdona y Muñoz, caballero de la orden de Santiago. Posee un escudo en ángulo, ateniéndose sus elementos a los principios clasicistas vigentes en el periodo. Además, a su lado se sitúa la fuente de Arrauturriaga. La casa Gaztañeta fue erigida para 1731, convirtiéndose en residencia de la viuda del general Gaztañeta. Adosada a otras construcciones, en el primer piso de su fachada presenta dos escudos En la calle del Medio sobresale el palacio de Zabiel, casa de cultura en la actualidad. De planta cuadrilonga y tejado a cuatro aguas, su fachada principal es ciertamente interesante. Posee columnas adosadas a ambos lados de la puerta, superponiéndoseles otras dos en la planta noble. Además, en la zona baja se disponen dos ojos de buey. Realización de fines del siglo XVI, la severidad es la nota predominante, destacando sobremanera, tal y como señalábamos, esa parte central. La casa torre de Berriatua se sitúa en la calle Trampa. Presenta ventanas geminadas, conopiales, arcos apuntados y decoración de bolas entre otros. El mismo acceso es en forma de arco ojival, elementos todos ellos que nos hablan de su carácter bajo medieval. El palacio Montalibet es otra de las realizaciones destacables con las cuales cuenta el municipio. Mandada erigir por Juan José de Iturribalzaga, Francisco de Ibero se comprometió en 1753 a erigirla según el diseño preparado por él mismo. De planta cuadrangular y disposición compacta, don son los pisos principales. La casa Luardo se sitúa en la calle Barrenkale. Es un edificio de cuatro alturas que mantiene varios vanos geminados y accesos con arco de medio punto. La casa Olazaharra es, por su parte, una realización de fines del siglo XVII. En su fachada sobresale un gran escudo. Además de estas construcciones, conviene destacar igualmente la Casa del Mar, la casa de los Condes de Motrico y la casa Garduzakua.
El convento de Santa Catalina es de madres agustinas. Su fundación se produjo en 1575, si bien no ocuparían el actual emplazamiento hasta el siglo XVII. Así, la erección del cenobio que nos ocupa se produciría en 1661. De todos modos, el espacio monástico no es plenamente coherente, ya que la clausura adopta forma de L. La fachada de la iglesia es en su concepción barroca, aunque cronológicamente parece ser una realización tardía, bien pudiendo ser su apariencia producto de una intervención posterior. En su interior hallamos la disposición más habitual en este tipo de templos, con planta de cruz latina y bóvedas de cañón con lunetos, mientras que sobre el crucero se sitúa una cúpula que no trasdosa. El retablo mayor se erigiría hacia el año 1663, destacando los lienzos en él insertos. El martirio de Santa Catalina es el principal, realización de carácter flamenco e influencias rubenianas. Igual ocurre con la Crucifixión del remate. Son, en definitiva, lienzos de indudable entidad. La imagen de la Virgen de Guadalupe es una realización de principios del siglo XVII, mostrando claramente la enorme influencia que durante esa centuria tuvo el quehacer de Gregorio Fernández. Las imágenes del Nazareno y la Virgen de la Soledad se habrían realizado en torno a 1760, tratándose de imágenes de vestir. En el malecón del puerto hay una estela realizada por Agustín Ibarrola en 1990.
En el barrio de Astigarribia sobresale la iglesia de San Andrés, edificio que se documenta desde el siglo XI y en el cual destaca sobremanera la pervivencia de una ventana prerrománica en su cabecera. Las excavaciones llevadas a cabo en el interior han permitido conocer los restos de la iglesia primitiva y diversos sarcófagos. En su interior hay imágenes góticas de San Andrés y el Crucificado. Junto a esta iglesia se sitúa una calzada, concretamente entre los caseríos Jauregi y Torre, habiéndose situado cronológicamente en los siglos XVII-XVIII. El primero es obra de transición entre los siglos XV y XVI, reformado en el XVIII y rehabilitado en el XX. También los dos caseríos citados y el de Etxezabal mantienen elementos constructivos de época medieval, caso de sus arcos apuntados y ventanas geminadas. El último de ellos es un edificio bajo y de planta casi cuadrada, un caserío gótico sin soportal y con estructura de lagar, que se mantuvo sin cambios importantes hasta mediados del siglo XIX. La ermita del Calvario es una modesta realización, si bien en su interior se aprecia un arco de medio punto. Su modesto retablo, que alberga un grupo escultórico del Calvario, es de carácter neoclásico. Alberga, además, dos lienzos efectuados en 1942 por Bittor Furundarena.
Ya en Mijoa sobresale la ermita de San Jerónimo, realización de 1637. En sus proximidades se sitúan los caseríos Muxa, Apategi y Tetuan. En Saturrarán conviene destacar la casa Saturraran Zahar, casa solar en origen. Originariamente dataría del siglo XVIII, aunque a lo largo del tiempo ha sufrido numerosas reformas. En el barrio de Olatz hallamos la ermita de San Isidro, ubicándose en sus inmediaciones varios caseríos. Los más destacados son Txurruka, del siglo XVIII, al igual que Beliotegi y Isasimendi. Eguskitza es de idéntica cronología, al igual que Armetxe Goikoa y Armetxe Bekoa. Otros edificios señalados son Aportategi Goiko, Ube y la casa solar de Urreiztieta. Por último, en Lasao sobresalen Lasao Txiki. El caserío Langa Txiki es de fines del siglo XVIII y la casa Busturia posee un arco apuntado como acceso.
El casco histórico de Mutriku fue declarado Bien Cultural con categoría de Conjunto Monumental (BOPV de 18 de enero de 1996).
Bibliografía:
Ignacio CENDOYA ECHÁNIZ
Profesor de la U.P.V.-Euskal Herriko Unibertsitatea