El gótico se desarrolló en Europa a finales del siglo XII. Este segundo movimiento cultural que relevó al románico, nació como consecuencia del nuevo tipo de sociedad que surgió en Europa. Y es que durante esta segunda etapa de la Edad Media, Euskal Herria, al igual que el resto de Europa, conoció un importante desarrollo económico gracias al renacer de la artesanía -con un sistema de organización gremial- y el comercio.
Este progreso económico que repercutió positivamente en un significativo aumento de la población, propició también el renacer de las ciudades y la fundación de villas. De este modo, la ciudad y la burguesía, la nueva clase social que se desarrolló en esta etapa, constituyeron el nuevo pilar sobre el que la cultura gótica se erigió junto a los previamente alzados por la monarquía, la Iglesia y la nobleza, que ahora comenzaba a conocer la decadencia del sistema feudal instalado. De hecho, mientras comenzó la decadencia del sistema feudal, las monarquías aprovecharon la coyuntura para ampliar el poder, constituyendo reinos más extensos.
La Iglesia respondió a este nuevo reto promoviendo un nuevo movimiento cultural que sustituyese al románico y se adecuase a la nueva sociedad que se estaba creando. Esta nueva sociedad, dotada de un marcado carácter urbano requería, frente a las propuestas severas y austeras del románico, un lenguaje distinto, más cercano, directo, humano y natural. De ahí que la Iglesia, al igual que fundó en el ámbito de la fe y la predicación nuevas órdenes monásticas, con un carácter más abierto y dirigidas a las nuevas clases sociales y a la mentalidad que se estaba gestando -franciscanos, dominicos-, decidió impulsar un estilo más humanista, el gótico, que respondiese en la misma medida a las nuevas necesidades artísticas. Por ello, aunque el gótico prosiguió con el carácter homogéneo y didáctico del románico, la Iglesia entendió que el nuevo estilo debía tener una disposición diferente, más próxima y dialogante con la sociedad.
Durante este período, Euskal Herria conoció importantes transformaciones, aunque de desigual manera. Así, mientras que el Reino de Navarra entró en un proceso de decadencia que desembocó en la conquista del territorio por parte de las tropas de Castilla (1512), y Álava conoció un período de regresión que trajo su progresivo estancamiento, Bizkaia y Gipuzkoa destacaron por sus espectaculares avances. Las dos provincias costeras prosperaron al aprovechar el dinamismo de sus economías basadas en la extracción del mineral de hierro, la pesca y el comercio en el norte de Europa con productos de Castilla. El desarrollo económico a partir del siglo XIV repercutió en el aumento de la población y, por consiguiente, creció también la prosperidad social y cultural. De este modo, la ventaja que habían conseguido Álava y Navarra en la primera fase de la Edad Media, fue neutralizada por las dos provincias costeras y, a partir de este momento, el desarrollo del norte fue más importante que el del sur.
Respecto al arte, el gótico tuvo un enorme éxito en Euskal Herria y, principalmente, en Bizkaia y en Gipuzkoa, aunque Navarra, Álava e Iparralde también crearon obras interesantes e importantes en este estilo.
De hecho, el gótico se mantuvo en Euskal Herria hasta el siglo XVI sin ser sustituido por el renacimiento, a pesar de que este nuevo estilo surgió en Europa a finales del siglo XIV. Una vez más, fue la arquitectura la disciplina artística que más se desarrolló, aunque la escultura comenzó a independizarse y a progresar por sí misma. En cuanto a las influencias que recibió el estilo gótico de Euskal Herria, a las procedentes de Castilla, Aragón y Francia, ahora se suman las llegadas del centro de Europa, principalmente, de Flandes y de los reinos alemanes. Finalmente, en el estudio del gótico vasco, otro elemento que nos ayudará es el gran número de obras conservadas y el buen estado en el que nos han llegado.