Udalak

Javier

El municipio de Javier lo componen las poblaciones de Javier y el despoblado de Peña.

El pueblo de Javier, cuya primera noticia data de 1217, originariamente se emplazaba junto al castillo, en la explanada que hoy se abre como una gran plaza frente a éste. A lo largo del siglo XX se procedió a desmantelar el entramado urbano trasladando el pueblo, mediada esa centuria, dos kilómetros más abajo y creando un núcleo urbano sencillo, funcional y simple conforme al estilo constructivo de la época. Destaca en Javier su castillo. Sin embargo, dadas sus implicaciones religiosas y la gran cantidad de obras de arte de esta índole que alberga, será analizado en el apartado relativo al arte religioso.

La iglesia parroquial de Javier tiene por titular a la Anunciación y sigue ubicada en su emplazamiento original, no habiendo sido trasladada junto con el resto de la población. Se localiza frente al castillo, al otro lado de la explanada. La existencia de obras medievales en la parroquia hace pensar en la existencia de un templo de aquella época sobre el que actuaron los señores de Javier, Juan de Jasso y María de Azpilicueta, en 1500 construyendo a la vez la casa abacial que desde mediados del siglo XX alberga a la comunidad de Oblatas de Cristo Sacerdote.

Por el contrario, el aspecto del edificio es resultado de la intervención que en 1702 hizo Ignacio de Navascués, albañil de Sangüesa, por encargo de la condesa de Javier.

La planta de la parroquia presenta una única nave de cuatro tramos, cabecera recta y capillas entre los contrafuertes, dos en el lado del Evangelio y una en el lado de la Epístola. Los alzados se estructuran por medio de pilastras con capitel moldurado que sostienen la cubierta de medio cañón con lunetos y arcos fajones de medio punto. Una cornisa recorre todo el perímetro del templo. Abierto en el muro hastial se presenta el baptisterio de planta hexagonal rodeado de contrafuertes. El coro se levanta a los pies de la planta sobre un rebajado y balaustre de madera. La sacristía queda encajada junto a la cabecera y la capilla del lado de la Epístola.

Al exterior la iglesia se presenta muy arreglada, con muros de sillarejo y ladrillos en el alero. Remata la cubierta una espadaña con dos campanas.

Al interior cabe mencionar la pila bautismal donde fue bautizado San Francisco Javier. Pieza tardogótica de finales del siglo XV consta de dos gradas y fuste, todas octogonales, y traza afacetada dividida en dos registros horizontales siendo el superior adornado con círculos y escudos de campo bastante perdido.

En materia retablística existen tres obras. Los colaterales del Sagrado Corazón y la Sagrada familia, en el lado del Evangelio y en el lado de la Epístola respectivamente, y el retablo mayor. Los colaterales son del siglo XVII con ecos manieristas pero ornamentación barroca y sin obra alguna reseñable. Cabe pensar que el retablo del Sagrado Corazón tuviera anteriormente otro titular, ya que esta devoción aparece en el sigo XVIII.

El retablo mayor es de mediados del siglo XVIII. Consta el retablo de doble basamento, de tableros de rocalla el inferior y con lienzos el superior, sobre los que se yergue el cuerpo de tres calles entre pilastras coronado por el ático de medio punto. La obra, de diseño muy plano, se recubre con rocalla de una manera profusa y contiene elementos de gran teatralidad. La iconografía se plasma en lienzos alusivos a la vida de la virgen. San Ignacio de Loyola, revestido para oficiar misa, y San Francisco Javier flanquean a la titular plasmada en un lienzo de buena calidad de escuela madrileña y fechada hacia mediados del siglo XVII. Remata el ático la crucifixión. Sobre el sagrario se apoya el expositor que guarda a Nuestra Señora de Javier, talla de Virgen sedente con el niño, frontal sobre la rodilla izquierda. Por su expresión y rigidez podría tratarse de una obra de la segunda mitad del siglo XIII o comienzos del XIV.

Para terminar con el interior del templo aludir a la talla del Cristo Crucificado del siglo XVII, de tosca ejecución, bajo la cual queda el sepulcro de doña Violante de Azpilicueta, tía por vía materna de San Francisco Javier. El sepulcro se cubre con cubierta de dos vertientes y lo decora un escudo con armas de los Azpilicueta.

La casa abacial, de material parecido a la iglesia, construida por los señores de Javier consta de dos cuerpos articulados en forma de L, entre los cuales queda un pequeño patio con las escaleras que dan acceso a la parroquia. Hoy en día es utilizado como convento por la Comunidad de Oblatas de Cristo Sacerdote.

En el lado opuesto de la gran plaza se yergue majestuoso el castillo de Javier. De planta poligonal e irregular, adopta ligeramente la forma de una luna en creciente. En alzado se aprecia el edificio elevado sobre la roca, con muros estratégicamente coronados por robustos matacanes y las torres rematadas con almenas. En todos los muros se abren portones de arco apuntado y ventanas dobles. Un foso rodea el edificio una vez traspasada la primera entrada que se salva con un puente levadizo. Destaca dentro del conjunto la basílica, que ocupa el solar donde los padres de San Francisco levantaron su residencia.

El complejo fue desarrollándose en torno a la torre del Homenaje o de San Miguel, del siglo X, que fue amurallándose en la baja edad media y ampliándose en época posterior hasta adoptar el aspecto que tiene, siendo su última ampliación del siglo XVI de la mano de Juan de Jaso 63655. Tras la conquista de Navarra, siendo el citado Juan de Jaso consejero de los monarcas navarros, la torre fue desmochada por orden del Cardenal Cisneros, así como inutilizados todos los sistemas defensivos dejando en pie solamente la residencia de los señores de Javier.

Dentro del Castillo merece la pena mencionar la capilla del Cristo. De época altomedieval, esta capilla de reducidísimas dimensiones era el oratorio de la casa familiar. Está formada por una pequeña nave rectangular más cabecera circular. Es de mencionar la decoración pictórica de estilo gótico que fue recuperada en 1970 suprimiendo la decoración barroca que tapaba este interesante conjunto. Se representa a la Danza de la Muerte siendo uno de los escasos ejemplos de esta temática en España. Ha sido fechada en el último cuarto del siglo XV y es obra de un gótico avanzado con algún toque ya renacentista. Conserva un triple pedestal pintado: el primer registro se decora con entrelazos; el segundo con cuadrilóbulos de tracería gótica; y el tercero con temas geométricos que se sostienen sobre dos columnas cortas que fingen sostener el arquitrabe que da paso a la escena de la Danza. Esta franja parece simular el subsuelo, lugar donde los cuerpos descansan, dada la representación de calaveras. La danza aparece representada por medio de cuatro esqueletos a cada lado. Los colores utilizados, gris y negro, ayudan a crear una atmósfera de ultratumba.

En la misma capilla se encuentra el hermoso Santo Cristo Crucificado. Una magnífica talla, de igual cronología que las pinturas, en la cual Cristo aparece muerto con la cabeza suavemente inclinada sobre el hombro con los cabellos caídos. Impacta la sonriente expresión de Jesús. La anatomía del Cristo aparece muy bien trabajada y el paño de pureza ajustado totalmente al cuerpo adopta una curiosa solución al dirigir los pliegues del exterior al interior. Cuenta la tradición que está talla sudó sangre en el momento en el que San Francisco expiró en la isla de Sancian.

Parte importante del complejo lo representa la basílica enclavada en el lugar en el que se erigía el palacio construido por los padres del santo Francisco. Fue la XV duquesa de Villahermosa, descendiente del santo, la que inició la construcción de la basílica así como la reconstrucción del castillo. Encargó tal cometido al ilustre arquitecto Ángel Goicoechea, en sustitución del arquitecto Lerma, quien murió sin haber empezado la obra. El nuevo arquitecto demostró su dominio del estilo ecléctico y así utilizó elementos del arte románico, gótico y bizantino. La portada, neorrománica contiene en su tímpano los nombres de los distintos lugares de Europa, África y Asia recorridos por Javier, y en sus capiteles se representan distintas escenas de su vida. El interior es una única nave neogótica con tribunas lombardas.

El templo está decorado por mosaicos y pinturas. Así sobre el altar resalta una gran imagen de San Francisco Javier, de J. Suñol, flanqueada por doce santos jesuitas. A su derecha encontramos a Francisco de Borja, Pedro Claver, Francisco de Regis, Francisco de Jerónimo, Pablo Miki y el beato Ignacio Acebedo; y a su izquierda, Luis Gonzaga, Juan Berchmans, Estanislao de Kostka, Alonso Rodríguez, Juan de Goto y Diego Kisay. Sobre varias puertas se encuentran pinturas italianas que representan distintos momentos de la vida de Javier en el Castillo, obra de Caparoni.

Bajo la basílica se sitúa la cripta donde se encuentran sepultados diversos nobles, entre ellos la duquesa de Villahermosa, generosa mecenas.

La reconstrucción del castillo también se encargó a Goicoechea, quien procuró devolver al conjunto su imagen original. El castillo guarda numerosas obras de arte, sobre todo pinturas de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, entre las que destacan copias de obras de Rafael, El Greco, Murillo y Rubens así como la imagen de la Virgen de Veruela firmada por Valeriano Bécquer.

En el año 2006, a raíz del V centenario javeriano, el complejo fue restaurado y se le dio una nueva distribución además de efectuar numerosas obras entre las que destaca la construcción del auditorio Francisco de Jasso. El Aula Francisco de Jasso, del arquitecto Antón López de Aberasturi se configura como un aula-auditorio con capacidad para mil trescientas personas. Al exterior se presenta como un edificio de color rojizo y cúbico con grandes ventanales cuya portada preside una cruz moderna. Anexa está la sala de exposiciones con el objetivo de mostrar la colección de motivos javieranos de Georg Schurhammer, y establecer un archivo y un centro de estudios específico.

  • HUALDE, F. "El despoblado de Peña". Diario de Noticias, 15.XI.09.
  • LOPEZ SELLÉS, T. "Contribución a un catálogo de ermitas de Navarra". Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, 1972.
  • VV.AA. Catalogo Monumental de Navarra, IV**, 1985.
  • VV.AA. San Francico Javier en su centenario. Gobierno de Navarra, 2005.

ETE 2011