Dance

Danzas de Ochagavía

El día 6 de septiembre, los danzantes de Ochagavía recogen, de casa de la Serora de Muskilda, la ropa que utilizarán para las danzas que bailarán la víspera y el día de la Natividad, en la villa.

Los ocho danzantes y el bobo, vestidos con el traje propio de Salazar, aderezado con elementos propios para ejecutar los bailes, a media tarde del día 7, se reúnen en casa del Mayordomo para la merienda. Tras la merienda, y como obsequio al Mayordomo, los danzantes bailan uno de los paloteados (cualquiera) y la Jota. La despedida del Mayordomo se hace a viva voz y deseándole buena salud.

Previo a los años setenta del siglo XX, el grupo de danzantes visitaba otras residencias (la casa del párroco, la casa de los coadjutores); en la actualidad, son las autoridades civiles quienes salen al encuentro de los danzantes, en el Puente de Medio, para acudir, en procesión, a la iglesia de la villa para participar de la Salve.

Terminada la Salve, cuando los devotos salen de la iglesia, el bobo grita dos frases: ¡Viva el Patronato de la Virgen de Muskilda! y ¡Viva los danzantes de la Virgen de Muskilda!, a lo que los danzantes contestan un enérgico ¡Viva!.

Con la misma formación que al encaminarse a la iglesia, la comitiva llega a la plaza. En ella se ejecutan todas las danzas (Emperador, Katxutxa, Danza, Modorro, Pañuelo y Jota). Para esta actuación, el grueso de las autoridades cuenta con asientos y lugar preferencial en la plaza.

Al acabar los bailes en la plaza, la comitiva acompaña al Patronato (representado por el alcalde) y al Mayordomo hasta sus respectivas casas. La casa del alcalde supone el toque de queda para los danzantes. Se rompe el cuadro coreográfico hasta el día siguiente.