Dance

Danzas de Ochagavía

Son varias las fechas (1539, 1634 y 1666) en las que se da buena cuenta de la celebración de fiestas con participación de juglares y danzantes en la villa de Ochagavía por motivos tan dispares como un encuentro festivo propiciado por brujos y brujas del lugar; la visita devocional de los paisanos de la Baja Navarra y de la tierra de Sola a la Virgen de Muskilda, para pedir agilidad en la procreación de herederos para sus haciendas (visita que engalanan trayendo consigo sus propios tamborines y salterios); o las diversas celebraciones religiosas ofrendadas a la Virgen en los meses de agosto y septiembre por los propios ochagavianos, en las que no faltaban juglares, danzas y muestras de armas y alardes.

Sin embargo, será el año 1695 el que ofrezca el primer dato escrito en el que se hace explícito el nombre de los danzantes de Ochagavía, del bobo, del tambor y del juglar -como maestro de danzas- y el día concreto de la actuación: 8 de septiembre.

Los Libros de Cuentas del ayuntamiento de la villa revelan que, desde este dato preciso, el ayuntamiento -como integrante del Patronato de Muskilda- gratificaba a los danzantes con vino, carne o cualquier otro elemento culinario por su "instrucción" en los bailes, previa al día de la fiesta, el 8 de septiembre, durante los siglos XVIII y XIX.

De la misma manera, el Libro de Cuentas de Muskilda expone los pagos que se realizaban en las misiones de buscar músico para los bailes de los danzantes el día de la Virgen y el pago para los propios danzantes, desmenuzado éste en diferentes partidas para vestimenta, cascabeles, arreglos y costuras diversas para la indumentaria de los mismos.

Por el contenido y el tono de lo documentado en los libros de cuentas mencionados, se obvia la ritualización y el acomodo de los danzantes de Ochagavía, el día de la Natividad, además de la jornada de ensayo previa a la festividad, desde finales del siglo XVII (1695).