Sindikatuak

Unión General de Trabajadores (1990ko bertsioa)

El exilio o la clandestinidad. Al final de la guerra, muchos ugetistas vascos fueron encarcelados, otros lograron huir y se escondieron en otras regiones como Aragón, mientras que la mayoría de los dirigentes y cuadros medios que pudieron evitar la cárcel tuvieron que exiliarse en el extranjero. La U. G. T. de Euzkadi fue constituida en el exilio mediante la fusión en un solo organismo de las Federaciones Provinciales de Vizcaya, Guipúzcoa y Alava, que designaría su comité central en una reunión plenaria celebrada en Burdeos en 1947. Dependía de la Ejecutiva de la U. G. T. de España, con residencia en Toulouse, y se preocupaba sobre todo de la atención a los refugiados y de mantener la coordinación de los militantes desperdigados en el exilio francés, aunque también, con enormes dificultades, mantenían algunos contactos con los compañeros del interior y organizaban la solidaridad con estos compañeros. En el exilio, la U. G. T. y el P. S. O. E. funcionaron como una sola organización a pesar de la existencia de aparatos orgánicos diferenciados. Compartían, de hecho, los mismos afiliados, las ejecutivas estaban integradas por los mismos hombres y los congresos se celebraban paralelamente adoptando las mismas resoluciones. En realidad, en las condiciones del exilio, no existían unas funciones específicamente sindicales, sino de organización y coordinación de los socorros y de mantener sobre todo la militancia política. Los contactos que la U. G. T. de España en el exilio mantuvo con el interior se realizaron en parte a través de la dirección provincial de Vizcaya porque, a pesar de la represión y de las constantes detenciones, ésta fue la única provincia de Euskal Herria donde la organización ugetista no fue nunca totalmente desarticulada. En Bilbao, se había formado, desde 1944, un Comité Central Socialista de Euzkadi, impulsado por Mariano Redondo y Ramón Rubial y formado por representantes de las provincias vascas, y la U.G. T. se organizó de forma independiente, aunque las dos organizaciones se reunían de forma conjunta. La dirección ugetista, en estos primeros momentos de la clandestinidad, la componían Aarón Ruiz, Rufino Hernández, Guillermo Alvarez, Nemesio San Juan, Alejandro Val, Eustaquio Echevarría y Nemesio García, que, de alguna forma, representaban a muchas de las federaciones que habían existido antes de la guerra. La organización se estructuraba por grupos de cinco militantes en cada sección de fábrica con un secretario que enlazaba con el nivel siguiente formando una estructura piramidal en cada fábrica o sector de trabajo. Con este sistema se pretendía que los militantes no se conocieran entre sí para de esta forma evitar la caída de toda la organización si se producía la detención de alguno de sus miembros. Esta forma de organización desde los primeros años de la postguerra, permitió a los socialistas y a los ugetistas vascos tener una mayor relación con la sociedad y el mundo del trabajo y sostener así un nivel de afiliados mayor que otras zonas del país. Desde mediados de 1948 se imprimía un boletín--«Lucha de Clases»-- que fue el único que se distribuía en el interior. En la clandestinidad de la primera postguerra, la U. G. T. de Euzkadi mantiene siempre un núcleo activo que posibilita la comunicación con las organizaciones del exilio y garantiza la coordinación con otras regiones, como Santander y, sobre todo, Aragón, donde se habían refugiado muchos militantes del período republicano. En Euskal Herria pervivía, aun en los momentos más duros de la postguerra, una cultura obrera militante de la que eran principales agentes las organizaciones de la U. G. T.