Lexikoa

TEJIDO

La Revolución industrial. El nuevo modo de producción textil se caracterizará, entre otras cosas, por establecerse en las cercanías de los ríos en busca de fuerza motriz. Algunas factorías derivan de la producción tradicional de la lana y del lino; otras son absolutamente nuevas. A fines del s. XIX se importan los primeros percales de Francia con los que se elaboran las despectivamente llamadas lapur alkandorak.

A) Derivadas de la producción tradicional. Una industria característica de este período es la de la fabricación de boinas. Siguiendo a Lefebvre (Lefebvre: 1933) vemos que los centros de esta industria están en Balmaseda (Vizc.) y sobre todo en Azkoitia y Tolosa (Guip.). Esta última, la célebre fábrica de Antonio Elósegui, fundada en 1859 con unos 60 obreros y obreras, utilizaba máquinas accionadas por la fuerza hidráulica para cardar e hilar la lana, pero las boinas eran tejidas enteramente a mano por mujeres que a lo sumo hacían dos boinas al día. En 1878 se introdujo la máquina circular que permitió a una obrera elaborar 15 ó 20 al día. En 1883 se instala una máquina automática rectilínea que fabrica 200 por día. A mediados de los años 30 del siglo XX, con 260 operarias, salían de esta factoría 4.500 boinas diarias correspondientes a 125.000 anuales. Por supuesto, la lana no era vasca; la mitad corresponde a las merinas de Extremadura y la otra mitad al lanar de Argentina y Australia. Tres cuartas partes de la producción se vende en España, el resto se exporta a Suiza y las dos Américas. En Azkoitia también se producen boinas en "Hijos de Hurtado Mendoza".

B) La nueva industria. Dos tipos de nueva industria textil aparecen en el país durante la Revolución industrial, en especial entre Iparralde y Gipuzkoa. En esta última surge a partir de 1770 -"Fábrica de Lienzos de Manuel Iturralde" de San Sebastián- generalizándose a partir de 1840 debido al capital catalán. La del algodón -la más novedosa y moderna- ocupará en esta última en los años 30 (Lefebvre, 1933: 321-322), cuando ya no sea una industria pujante en relación con otras ramas del sector secundario, 1100 obreros, casi 700 de los cuales en Bergara y el resto en Urnieta, Billabona y Zarautz. A comienzos de este siglo figuran entre las más importantes "Subijana y Compañía" en Billabona (fund. en 1866), con 200 trabajadores, "La Algodonera Guipuzcoana" de Andoain (fund. en 1900), la "Algodonera San Antonio" de Bergara (fund. 1850), con 300 operarios y la fábrica de Brunet en Oria (fund. en 1846), con 350. El lino sigue siendo utilizado en la "Sociedad de Tejidos de Lino" (1845) de Rentería con 45 obreros y 221 obreras, y la lana en "La Fabril Lanera" de la misma villa con 150 trabajadores de ambos sexos. En el resto del territorio vasco la filatura es menos importante; a comienzos de siglo existen en Vizcaya 14 empresas de yute y tejidos que proporcionan trabajo a menos de un millar de operarios. Pueden citarse "Rica Hos", "La Conchita" y "La Encartada". En Navarra, poco evolucionarla, las cinco cabezas de partido, así como Urroz y Fitero en 1826, poseen batanes, lencerías, pañerías y algunas filaturas. En el primer tercio de siglo, en Pamplona sólo hay una fábrica de paños y entrefinos y un gremio de pelaires que trabaja en sus domicilios, como en Estella donde existen 82 maestros fabricantes de lana. Importante, extendida, y mucho más enraizada en el país, fue la industria de la alpargata de suela de cuerda, derivada de la del yute; tanto en las zonas francesa como guipuzcoana de la vertiente N., llegó a ocupar, hacia 1915, al 13 % de la mano de obra total. En Gipuzkoa su centro más antiguo fue Azkoitia, a orillas del Urola; sus cuatro fábricas, que apenas contaban hacia 1910 con alrededor de 600 obreros, llegaron a emplear en los años 30 a más del doble, siendo las más importantes "Esteban Alberdi" ( 1890), "Epelde, Larrañaga y Compañía" (1894) y "Sucesores de J. F. Arteche" (1845). Además, para no tener que depender en cuanto a su aprovisionamiento en hilo de yute, los industriales de Azkoitia elaboraron hilo ellos mismos. Dos filaturas, que juntas agrupaban ,a cerca de 1.000 obreros, produjeron cerca de 30.000 kilos de hilo de yute por día, llegando a ser los fabricantes más importantes de todo el N. de España para esta categoría. Alrededor de Azkoitia la industria de la alpargata irradia: hallamos una fábrica de alpargatas en Azpeitia desde 1921 , una en Zumarraga, una en Durango desde 1917, una en Rentería desde 1901 (con 150 obreros en fábrica y 100 trabajando a domicilio), una filatura y trenzaduría de yute en Barakaldo. Pero, independientemente de estas fábricas, todavía se fabrica mucha alpargata a domicilio. Es en Iparralde donde esta industria alcanzó su mayor desarrollo, sobre todo en Mauléon. En la capital de Zuberoa, que comprendía en 1915 el 37 % de la mano de obra total de esta industria extendida entre Oloron y Bergara, los comienzos de la fabricación y comercio de la alpargata se sitúan hacia 1868; como ocurre en Zumarraga para la industria del mimbre, es todavía la emigración hacia Sudamérica la que jugó, de alguna forma, un papel determinante. En 1868, habiendo pedido los emigrantes establecidos en Argentina que se les enviaran suelas de alpargatas del país, los alpargateros de la región de Mauléon comenzaron a hacérselas llegar por intermedio de comisionistas que llegaban de Bayona a buscarlas con coches. Así, a semejanza de lo que había pasado en Inglaterra antes del s. XIX, fue el desarrollo del comercio de Ultramar lo que precedió y suscitó la gran industria en la región mauleonense. Los alpargateros traían hilo de yute de Dunkerque, hilo con el cual elaboraban a mano la trenza necesaria: algunos hicieron llegar desde Dunkerque la trenza hecha a máquina, aunque fueron los menos. Entre 1882 y 1884 comenzaron a evolucionar las condiciones de existencia de este sistema de producción. Habiéndose puesto una fábrica en 1882 a producir mecánicamente la trenza de yute en Oloron, el número de alpargateros que emplearon la trenza mecánica aumentó poco a poco debido al aprovisionamiento cercano. Entonces comenzó la lucha entre los dos procedimientos, el de a mano y el de a máquina. El primero se mantuvo más o menos cerca de 15 años hasta que, en 1896, debido al perfeccionamiento de los medios de transporte, el mercado se extendió considerablemente. Desbordados por las peticiones, los alpargateros no lo dudaron: se volcaron sobre la trenza fabricada mecánicamente en Oloron. Fue hacia 1882 cuando se hicieron notar, en el dominio de la industria del calzado, las consecuencias de la revolución provocada en el de la costura por la invención de la máquina de coser: aparecieron máquinas de coser alpargatas, accionadas por pedales de a pie. La adaptación de estas máquinas arrastró la vieja estructura económica de la industria de la alpargata. Hacia 1883 se instalaron los primeros talleres provistos de máquinas a pedales. Hacia 1903-1905, esta industria, metamorfoseada, experimentó un nuevo empuje de crecimiento correspondiente a la vez a la adopción de nuevas máquinas accionadas por la fuerza hidroeléctrica y a la creación de fábricas que producían el hilo y la trenza de yute. Estas transformaciones dieron por resultado una concentración bastante considerable de mano de obra. Las fábricas de Mauléon que hacia 1915 congregaban a 1.350 obreros y obreras, llegaron a tener en los años anteriores a la II Guerra 2.000, la mitad de los cuales bajonavarros. Antes de la guerra de 1914, éstos venían a trabajar sólo durante 9 meses, volviendo a sus domicilios de julio a septiembre para las labores agrícolas; luego se ausentaron menos porque en las partes menos montañosas se comenzó a emplear recolectoras. Otra consecuencia de estas transformaciones consistió en reducir a proporciones mínimas el papel del trabajo manual en la confección de la alpargata; se mantuvo todavía en la de las puntas y los talones, particularmente en la montaña, aunque acabó siendo efectuada mecánicamente. La industria mauleonense adquirió desde comienzos de siglo una notoriedad que le permitió la conquista de numerosos mercados ubicados no solamente en Francia sino también en Inglaterra (centros de turismo). Irradió sobre la zona y llegó a fabricarse alpargata en Salies-de-Béarn, Bayona y, al N. del Adur, en Saint-Vicent-de-Tyrosse, mientras que en Puyoo funcionó una filatura de yute y en Viodos una de trenza.