Lexikoa

TEJIDO

Los tejedores en la Vasconia medieval. El torno de hilar o rueca, el telar horizontal y el batán son los ejes de la artesanía textil medieval que utilizó materias diversas, en Euskal Herria principalmente la lana de oveja y el lino. La agramadera se introdujo a partir del s. XIV. La lana constituyó una sustanciosa fuente de riqueza tanto en la economía inglesa como castellana, ambas con incidencia sobre nuestro país. Ver LANA. La agricultura del lino se extendió por toda Europa a lo largo de la Edad Media y fue esta fibra la protagonista vegetal de casi todos los tejidos hasta entrado el s. XVIII. Los tejedores y tejedoras trabajaban a escala familiar la mayoría de las veces pero también los hubo profesionales instalados en las ciudades y agrupados en gremios como los de Bayona (que comprendía también a los tundidores), Vitoria, Sangüesa, Tudela o Pamplona. Su producción vistió a la generalidad de la población, entre la cual a aquellos rudos montañeses cubiertos de capillas negras de lana franjeada de los que habla Aymeric Picaud en el s. XII. A partir del «punto» se habrían elaborado las prendas de vestir rústicas como los sayos (soineko), los kapusaiak de los pastores ya sea a «punto» o en telar abatanado. Sin embargo, la familia real navarra, sus cortesanos y las gentes más pudientes compraban tejidos suntuosos como paño de Bristol, de Ripoll, de Aragón o de Malinas, escarlata de Bruselas para hacer hopalandas, granza de Malinas, gris de Montevilliers, seda de Venecia, verde de Fanjeaux, etc. Y es que la elaboración propia dejaba mucho que desear en especial por el retraso tecnológico, razón por la que Carlos II «El Malo» (para sus enemigos) sintió una viva inquietud por renovar e introducir mejoras. Como solía ser lo habitual en el medievo, trajo artesanos en 1366 a Estella (pelaire, tintorero y tejedor) para que fabricaran paños de lana en beneficio de la Corona. No se conoce el resultado pero sí que en 1372 envía a Zaragoza a su recibidor de la Ribera «por fazer venir ciertos maestros de fazer paynnos, los cuales el dicto seynnor rey mandava venir a Navarra por veer et saber si paynnos bonament si y podían fazer et en quoales logares del regno» (Villegas-Toledano: 1986). En concreto trajo un tintorero, un pelaire y un batanero para que emitieran un dictamen técnico sobre la cuestión que parece no pudo concretarse por falta de medios económicos. Sí se sabe, sin embargo, que se fabricaron paños bajo su control en Tudela y que su hijo, Carlos III, cedió al concejo de la villa en 1418 la tintorería situada bajo el puente y el molino batán, exigiéndole un buen mantenimiento de los mismos a fin de que no hubiera que llevar los paños a teñir al vecino reino. Por los años finales de este siglo acuerdan sus ordenanzas, típicas en su género, los pañeros de Bergara (Guipuzcoa) y Durango (Vizcaya) (1497 y 1496).