Sailkatu gabe

GIPUZKOA (ARTE Y PENSAMIENTO: ARTES PLÁSTICAS)

El valle y cuenca del Oria.

La influencia de Navarra, en el arte, se observa en los restos románicos que se conservan. Estos pertenecen, sobre todo, a época de transición (XII-XIII), a juzgar por el apuntamiento del arco, algo iniciado, pero, en cuanto decoración, son perfectamente románicos. Ugarte cuenta con la sencilla portada de su templo, tal vez, la más antigua de Guipúzcoa; Tolosa colocó a la entrada del baptisterio de Santa María, la bonita portada que se salvó de la ruina de la ermita de San Esteban; Abalcisqueta muestra el románico de su portada, en la parroquia; Ormáiztegui, a pesar de su perfecto arco de medio punto, transformó, en el XV, la última de sus archivoltas con un angrelado gótico; pero la que destaca, entre todas las puertas, es la de la iglesia de Idiazábal, en cuyas jambas, se hace un verdadero alarde de espléndida decoración, casi toda ella de carácter simbólico. Hace pocos años se descubrió, en Alzo-Azpi, la cimentación de un probable ábside románico, que podía estar relacionado con el monasterio de San Salvador de Olazábal (XI), de reducidas dimensiones. En el alto Oria, Cerain y Cegama guardan dos Cristos procesionales (el segundo es el del Aitzgorri), en los que se advierten caracteres del estilo de transición. Es muy reducida la imaginería románica en este valle; sin embargo, a las afueras de Amézqueta hay un pequeño San Martín, en la ermita de su nombre. Entre las pilas bautismales de los siglos XI y XII contamos con muy buenos ejemplares en Ormaíztegui, Idiazábal, Zaldivia y Gabiria.

Al estudiar la arquitectura religiosa de los siglos XIII-XV, se observa que casi todas las iglesias, aun las más rurales, se construyeron según los cánones más o menos perfectos del estilo gótico. Aunque no se conservan edificios monumentales, como pudieran ser algunos de la costa, se aprecia, en ellos, la constante de sus elementos; las de mayor prestancia, exceptuando la de Ordizia, se transformaron, en el XVI, en iglesias góticas vascas. La escultura gótica es rica en Cristos; son buenos los de Aduna, Alegría de Oria y Andosin. También la "Andra Mari" ha conservado imágenes tan interesantes como la de Ugarte, muy rústica, Loinaz, Gurutzeaga, Alzagárate e Izaskun, patrona de Tolosa. Fue el siglo XVI el que mayor impronta artística dejó en el valle del Oria.

En efecto, el renacimiento se ve representado, tanto en arquitectura como en escultura, en el aspecto religioso y civil. A mediados del XVI, las iglesias góticas de tres naves se convirtieron en gótico vascas en Segura, Idiazábal y Tolosa. Y muchos de los templos que no tenían capacidad para hacerlo tomaron elementos renacentistas sin abandonar los góticos o transformándolos; y esto aun, en pequeños núcleos de población, perdidos, a veces, entre montañas: Berástegui, Elduayen, Berrobi, Alquiza, Amasa, Anoeta, Irura, Legorreta. En retablos e imaginería: Alzaga guarda un retablo plateresco, comprado a Idiazábal en el XVII. Ezquioga e Ichaso lucen en sus iglesias grandes retablos renacentistas; este mismo estilo se observa en la ermita de San Gregorio en Albiztur. La influencia de Juan de Anchieta fue decisiva y es la que más se aprecia. En Tolosa, las religiosas clarisas conservan el gran sagrario que el genial escultor labró, en sus últimos años, para la parroquia de Santa María. En ésta se pueden contemplar un hermoso Calvario y unos paneles tallados por A. de Bengoechea y traídos, seguramente, del convento de San Francisco, para donde, Bengoechea hizo el gran retablo mayor de su iglesia. En Berástegui, el retablo de su iglesia parroquial es una de las mejores obras de Bengoechea. En la sacristía de Alquiza está el monumental sagrario esculpido por éste y en Gaztelu el Cristo que remata el retablo. Juan de Berroeta trabajó el retablo de Elduayen dedicado a Santa Catalina; hay otro bueno, en Lizarza, dedicado a la misma santa. En el XVII, y todavía dentro de la influencia de Anchieta, encontramos a Pedro de Goicoechea trabajando los retablos de Isasondo, Irura, Eldua, Legorreta, Ibarra y Alzo de Abajo. Diego de Mayora hizo los de Cerain y Gaínza; Martín de Larrea trabajó para Albiztur y Hernialde. El pueblecito de Oreja, conserva en un retablo, bastante burdamente trabajado, un maravilloso sagrario, que parece ser de escuela anchietana. Bernabé Cordero, madrileño, nos dejó el retablo mayor de Villafranca de Ordizia, en el que se observa, ya, movimiento barroco. En el aspecto civil, Jerónimo de Larrea esculpió los paneles para el Archivo Provincial que se guardan en Tolosa. En cuanto a la arquitectura, en los siglos XVI y XVII se transformaron algunas casas-torre, como la de Berástegui; del mismo tiempo son las señoriales de Barrená y Zabala en Ordizia.

El barroco del XVII no fue muy fecundo en arte religioso; sin embargo, se reconstruyó la iglesia parroquial de Andoain y se levantaron monasterios en Lazcano y Lasarte. Fuera de la influencia de Anchieta, García Berástegui trabajó para Cegama su retablo, siguiendo la escuela de su maestro Gregorio Fernández.

El XVIII compensó la atonía del siglo anterior; se hicieron las fachadas de las iglesias de Segura y de Santa María de Tolosa; ésta la realizó Martín de Carrera, quien levantó también la torrecampanario de Ibarra, que había de ser modelo de las que se edificaron en esta centuria -ya por Carrera, ya por los Ibero- en Ordizia, Usúrbil, Andoain, extendiéndose por toda la provincia y por Vizcaya. En el arte de los retablos son importantes el de la parroquia de Segura, con imaginería de Luis Salvador Carmona, escultor madrileño; el de las Concepcionistas del mismo lugar, trabajado por el franciscano Fray Serra; el de Idiazábal y el de Usurbil. En Orio, en un retablo lateral, se venera una imagen de María Magdalena, talla de la escuela castellana de Gregorio Fernández. En arquitectura civil son muy hermosas las Casas Consistoriales de Asteasu, Albiztur y Tolosa. Los palacios señoriales son muchos y muy buenos; casi todos los pueblos de la cuenca y del valle del Oria presentan en mejores o peores condiciones: Segura se lleva la palma, pero los hay también en Lazcano, Tolosa, Villafranca de Ordizia, Usurbil. En Ormaiztegui, junto a la carretera, puede verse la casa natal de Zumalacárregui; su mausoleo está en la parroquia de Cegama, que es donde murió.

El neoclásico está representado por la portada de la iglesia de Lasarte y por el retablo mayor de Santa María de Tolosa, que, asi como los laterales, fue proyectado por Silvestre Pérez. La Casa Consistorial de Orendain es neoclásica. El siglo XIX, como en otras partes de la provincia, fue muy pobre en realizaciones artísticas.

El arte del XX cuenta con una bonita muestra en el pueblecito de Aldaba, cuyo retablo es original: una gran cristalera que deja ver un hermoso paisaje, dominado por el Txindoki. La pila bautismal, en forma de huevo, está llena de simbolismo.