Sailkatu gabe

GIPUZKOA (ARTE Y PENSAMIENTO: ARTES PLÁSTICAS)

El valle y cuenca del Deva.

La cueva de Lezetxiki, en Mondragón, a pesar de sus ricos yacimientos musturienses y auriñacienses, no guarda restos de arte prehistórico. Es en la cueva de Ermitia (Deva), donde el arte mobiliar del magdaleniense se encuentra representado en cantos de piedra con grabados de ciervos. En Astroki (Escoriaza) se encontraron, hace unos años, dos cuencos de oro con rica decoración típica de la época de Hallstadt (Primera Edad de Hierro), parecidos a los de Centro-Europa, en aquel tiempo.

En la orilla izquierda del río Deva, cerca de su desembocadura, en un barrio de Motrico, hay una interesante ventana en la iglesia de San Andrés de Astigarribia; puede ser del X o principios del XI, siempre prerrománica, a juzgar por sus tres arcos de herradura concéntricos, trabajados rústicamente.

El alto Deva se caracteriza por restos de arte románico: Arechavaleta, Bedoña, Zarimus, Uríbarri, Bolívar, Arenaza, Udala, Bedarreta, Areayo, Guejano y Apózaga guardan, en las puertas y ventanas de sus iglesias, testimonios más o menos interesantes; destacan, entre todos, Arechavaleta, por la espadaña de la puerta del cementerio, y Bedoña, por las ventanas de la iglesia y de la casa cural. Una imagen románica de San Pedro preside la puerta barroca de San Andrés de Eibar. Hay dos pilas bautismales, posiblemente románicas: una, en Bedoña; la otra, en Aginaga (Eibar).

El gótico está representado a todo lo largo de la cuenca y valle. Las iglesias parroquiales de San Juan Bautista de Mondragón y de San Miguel de Oñate, bastante transformadas, pueden ser las más antiguas, junto con la que se llamó de San Bartolomé de Olaso, en Elgóibar, y cuyo pórtico sirve, hoy, de entrada al cementerio. El complejo gótico de Deva es muy bueno (XIV-XV). Una hermosa portada en la iglesia de Santa María, única con gran tímpano, en la provincia, en la que se narra, en piedra, la vida de la Virgen, se completa con el amplio claustro y las capillas del templo, que conservaron su primer estilo, aunque éste se transformó en góticovasco en el XVI. Una de las capillas, la de la "hilandera", está relacionada con una leyenda euskara. Cerca de Deva, a orillas del río, puede verse, muy deteriorado, el antiguo convento de Sasiola. Oñate cuenta con gótico tardío (XVI) en el monasterio de Bidaurreta y en el espléndido claustro de San Miguel. Entre los sepulcros góticos, destacan: el de los Guevara, en la cripta de la misma iglesia, y los de la parroquia de Elgueta: que corresponden al Inquisidor General de Navarra, Martín Sáez de Ibarra, y a Ochoa Donor-d'Olaegui. En escultura, se conservan bastantes Cristos, entre los que sobresale el de Azitain (Eibar), raro ejemplar, que como en el Cristo de Lezo, el Señor no lleva barba. Entre las "Andra Mari", muy interesante la de Buiñondo, ermita de Vergara. En arquitectura civil contamos con torres como las de Lazarraga y Zubiaur, en Oñate. Pero por todo el valle hay casas antiguas que lucen ventanas ojivales, geminadas, conopiales, tanto en ambiente rural como en urbano.

El renacimiento tiene su más alto exponente, dentro de Guipúzcoa y del País Vasco, en la Universidad de Oñate, donde trabajaron el maestro cantero, Domingo de Guerra, y el escultor Pierres Picart. Su derroche de portada, su magnifico claustro y el riquísimo retablo de la capilla inmortalizan la memoria de quien fue el gran mecenas oñatiarra, D. Rodrigo Sáez, Mercado de Zuazola, obispo de Ávila y virrey de Navarra. También es obra suya, además del claustro gótico de San Miguel, la capilla de la Piedad, en la misma iglesia, que la preparó para su enterramiento, enriqueciéndola con espléndido retablo, trabajado por los escultores vascos Juan de Ayala, Andrés de Mendiguren, Juan de Olazarán, con trazas de Gaspar de Tordesillas, vallisoletano. Allí se encuentra el gran mausoleo, obra posible de Diego de Siloe, y unas hermosas rejas. En este primer renacimiento se realizó el primitivo retablo de Bidaurreta, el de San Pedro de Vergara y el pequeño de la ermita de San Marcial, en Placencia, así como la hermosa portada de Anguiozar, barrio vergarés, y la delicada puerta interior de San Andrés de Eibar. En este templo empezó su gran retablo Andrés de Araoz, escultor de un renacimiento de transición al romanismo del último tercio del XVI. De esta época es el retablo lateral de Santiago de la parroquia de Elgueta, de factura italiana. En Garagarza (Mondragón) hay un pequeño retablo muy rico en grutescos, dedicado a San Miguel. Desde mediados de siglo, los templos guipuzcoanos se levantaron o transformaron en las iglesias llamadas gótico-vascas, tomando elementos del renacimiento y conservando altura y crucerías del gótico. Entre estas iglesias, se cuentan S. Andrés de Eibar, S. Pedro y Santa Marina en Vergara y Santa María de Deva. En cuanto a arquitectura profana del XVI, se encuentran los palacios o casas señoriales que con mayor o menor insistencia se dan en todo el valle, pero que conservan sus mejores ejemplares en Oñate y Vergara. Dentro de este siglo, contamos con mudéjar en los artesonados de la Universidad de Oñate. En pintura flamenca, es muy interesante el políptico de la sacristía de San Pedro de Vergara y de menor valor el tríptico de Elgueta.

El barroco está menos representado, en algunos aspectos, que el renacimiento; contamos, sin embargo, dentro del arte religioso, con la nueva iglesia de San Bartolomé de Olaso, en Elgóibar, y con el singular pórtico del templo parroquial de Placencia de las Armas, trabajado y tallado todo él en madera; lleva la fecha de 1666. Deva puso, en el XVII, el retablo mayor de su iglesia, realizado por el escultor Aloitiz. Durante este siglo y la primera mitad del XVIII, se levantaron las torres-campanarios, originales de nuestro pueblo, obra de los arquitectos guipuzcoanos Martín de Carrera y Francisco e Ignacio de Ibero y que destacan en Elgóibar, Escoriaza y Vergara. El arte de los retablos está representado por el de San Miguel de Oñate, obra de estilo churriguera, trabajado por el escultor navarro Suso; éste había hecho la portada barroca de la misma iglesia; también el gran retablo de Bidaurreta luce el estilo rococó; lo hizo el franciscano Fray Serra; del mismo arte es el de Santa Marina de Vergara, cuya parte arquitectónica se debe a Miguel de Irazusta (de Alquiza) y la imaginería es de Luis Salvador Carmona. En Vergara, en San Pedro, se venera el Santo Cristo, obra de J. de Mesa, discípulo de Mz. de Montañés; en la capilla del Real Seminario, se conserva la imagen de San Ignacio, tallada por P. de Mena. En arquitectura civil, son famosas las Casas Consistoriales, sobresaliendo las de Oñate y Mondragón, obra de M. de Carrera, y la de Elgóibar, en la que trabajaron Ignacio y Francisco de Ibero. Más sobrias, pero hermosas, son también las de Vergara y Anzuola. Frente al Ayuntamiento de Vergara, se encuentra el Real Seminario Patriótico, que durante el XVIII fue la sede del saber de nuestro pueblo, á través de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Las casas-palacios se construyeron por todas partes: Salinas, Arechavaleta, Escoriaza, Mondragón, Oñate, Vergara, Eibar, Elgóibar y Deva; en ellas, sobresalen los grandes escudos de la época.

El Neoclásico, poco representado en el valle, lo encontramos en la basílica de Santa María de Dorleta (Salinas) y en la torre-campanario de San Miguel, en Oñate. El siglo XIX, con su inestabilidad política, no fue fecundo para el arte. A fines de la centuria, nace, en Eibar, Ignacio de Zuloaga, que sobresaldrá en el XX.

En los últimos años, Aranzazu, entre montañas que envían las aguas que han de confluir más tarde en el Deva, levantó su hermosa Basílica a la Patrona de Guipúzcoa. El proyecto arquitectónico se debe a Sáenz de Oiza; las puertas son de Chillida; la fachada está trabajada por J. Oteiza; las vidrieras por Alvarez de Eulate, y su original y magnifico retablo por Lucio Muñoz.