Infligir abusos deshonestos o lograr el acceso carnal en contra de la voluntad de una persona, recurriendo a la fuerza para ello. Es un ayuntamiento alcanzado con ausencia de consentimiento. En la Edad Media y Moderna no se empleaba el término violación con el sentido expresado, sino el de fuerza: fuerça de muger. Históricamente la fuerza o violación de una mujer suponía la pérdida de su principal capital simbólico o virtud, la castidad u honestidad, y en consecuencia, su honra quedaba arruinada, al estar en relación directamente proporcional a la integridad de su cuerpo, expresada en la ausencia de relaciones sexuales, o en su defecto, de forma exclusiva con su marido. La fuerza o violación suponía igualmente la humillación y vergüenza de la mujer a nivel privado y social, por quedar marcada ante su comunidad. Con la violación de una mujer no sólo se atentaba contra su castidad-honestidad y honra, sino también contra estos mismos dos bienes jurídicos de su grupo familiar de pertenencia; es decir, se trataba de una ofensa contra su familia que requería ser reparada. De hecho, la fuerza sexual de mujeres con anterioridad a la Baja Edad Media, y aún después, fue un asunto privado que concernía única y exclusivamente al grupo familiar, legalmente facultado para ejercer su venganza.