Léxico

VIOLACIÓN (HISTORIA)

f/ El delincuente sexual. A partir de la Edad Contemporánea, más concretamente desde la segunda mitad del s. XIX, la criminología descubre la existencia de criminales con una patología específica, su fijación por la violencia sexual dirigida contra las mujeres. La provincia de Alava conoció las andanzas de un delincuente sexual, cuya fama trascendió los reducidos límites de nuestra geografía, hasta convertirse su caso en objeto de disputas intelectuales entre juristas y psiquiatras de reconocido prestigio. Se trata de Juan Díaz de Garayo Ruiz de Argandoña, que ha pasado a la Historia con el sobrenombre de "El Sacamantecas". Las andanzas de Garayo el Sacamantecas se iniciaron en abril de 1870, cuando asesinó a una prostituta, la Valdegoviesa, a las afueras de Vitoria, entre Santa Lucía y Judizmendi, por no alcanzar un acuerdo económico por sus servicios sexuales. A partir este momento Garayo inicia un largo camino de casi diez años, jalonado de cadáveres, durante los que mantuvo en jaque a la policía y atemorizada a toda la población. En marzo de 1871 acabó con la vida de otra prostituta, la Riojana; en agosto de 1872 violó y asesinó a una joven de 15 años en el camino de Gamarra Menor a Vitoria; ese mismo mes y año se enzarzó en una disputa con otra prostituta, la Morena, cerca de la Zumaquera vitoriana, por no ponerse de acuerdo en el precio de sus favores, y para acallar sus gritos la estranguló; en agosto de 1873 se volvió a reproducir miméticamente la misma situación ya referida con una nueva prostituta cerca del Polvorín viejo de Vitoria, pero en este caso la mujer salió mejor parada, pues sus gritos atrajeron la curiosidad de la guardia del Polvorín, momento que aprovechó para alejarse de su agresor; en junio de 1874 asaltó a una mendiga anciana, pero fue socorrida por otras mujeres; en noviembre de 1878, en el molino de las Trianas, arremetió violentamente contra la molinera, que en uno de los lances de la lucha pudo zafarse de su agresor y huir pidiendo auxilio. Este caso le llevó a Garayo a pasar una temporada en la cárcel. En agosto de 1879 cometió una nueva acción frustrada en la persona de otra mendiga de avanzada edad; para evitar una nueva condena, Garayo trató de comprar su silencio con 20 pesetas. El 7 septiembre de 1879 se encontró en el camino de Murgia a Vitoria con María Dolores Cortázar, vecina de Zaitegi, de 25 años y soltera. Tras caminar un trecho juntos, Garayo se abalanzó sobre ella y con un pañuelo comenzó a asfixiarla presionándole el cuello, la forzó sexualmente, le produjo unos cortes en el pecho con su navaja y finalmente la asesinó. Al día siguiente en el camino de Gamarra a Araca se topó con Manuela Audícana, vecina de Nafarrete, de 52 años y casada. Tras un rato de conversación comenzó a llover y se refugiaron conjuntamente bajo un árbol. Garayo requirió a Manuela dinero, y ésta contestó que no tenía. Suspicaz, Garayo le cogió el delantal que tenía en la cabeza para llevar una cesta y comenzó a estrangularla, le quitó la ropa en busca de dinero, no encontrando nada. Con su navaja le abrió el vientre y le sacó las tripas. Estos dos últimos crímenes fueron los que llevaron al Sacamantecas al patíbulo, muriendo agarrotado el 11 de mayo de 1881.