Concepto

Historia del Arte. Gótico (versión de 1984)

Repertorios ideológico-formales del nuevo estilo. Desde el punto de vista técnico, de haberse seguido con el sistema de construcción románico y ante la necesidad de creación de espacios cada vez más amplios, se hubiera llegado a un enorme grosor de los muros, de los contrafuertes y de la cimentación, único modo de soportar el mayor peso de las bóvedas. Parecía necesario por tanto hallar un sistema constructivo más evolucionado que permitiese ampliar los espacios incluso reduciendo el tamaño de los muros y contrafuertes. Su logro fue uno de los éxitos del estilo gótico. Para ello se utilizó un nuevo tipo de bóveda, la bóveda de crucería (sencilla al comienzo, y más complicada luego), lograda mediante el cruce de dos arcos ojivales o apuntados, llamados nervios, y que sirven de estructura de la Bóveda, conduciendo todo su peso y fuerza a los pilares, que descargarán a su vez toda su fuerza en el suelo. De esta manera se aligera el peso de los muros laterales y pueden abrirse amplios ventanales a lo largo de todos los muros. Las fuerzas naturales serán eliminadas en este nuevo sistema mediante la utilización de contrafuertes exteriores, arbotantes, que se apoyarán a su vez en Botareles, terminados o rematados por pináculos. Este nuevo sistema constructivo, sencillo en apariencia, resulta más complejo de lo que parece en la práctica. Muchos de los arquitectos, no fiándose de los nuevos modos constructivos (ver el ejemplo de San Salvador de Guetaria) siguen utilizando soportes innecesarios por si acaso. El nuevo sistema va a permitir progresivamente sustituir la horizontalidad antropológica del románico por la verticalidad teocéntrica del gótico ascensional al que contribuirán en buena medida todos los repertorios formales: agujeros de la torre, arcos ojivales en puertas y ventanas, vitrales y rosetones, arquerías y gabletes. Este impulso ascensional se dará sobre todo en el gótico francés, que será el modelo a imitar por el gótico castellano-leonés y el vasco-navarro, así como por el del resto de la península. En el interior, los ventanales ojivales en vidrieras y los rosetones del paño central de la fachada, distribuyen su claridad por todas las naves terminando con la penumbra románica. Worringer asegurará que la Arquitectura gótica descubrirá la activación del espacio arquitectónico frente a la utilización pasiva del mismo en la época románica. El hombre románico se realizaba en la arquitectura a pesar del espacio, espacio que quedaba oculto por la penumbra, la decoración pedagógica y moralizante, los grandes ciclos pictórico-murales. El arte gótico utiliza activamente el espacio, lo clarifica e idealiza, como hace en general con todos los elementos que tomados de la naturaleza decoran la iglesia. Quizá por ello ha surgido una tendencia teórica que asegura que así como en el arte Románico la dualidad humano-divina, terreno-espiritual fue vivida como una tensión en la que se sacrificaba el primer concepto por el segundo, en el Gótico comienza a tenerse conciencia de esa propia dualidad con todas sus ambivalencias inherentes. Las cosas humanas, el cuerpo, comienzan a tener su valor propio. Hauser asegurará que según Santo Tomás: "Todas las cosas naturales tienen un valor religioso, cosa que hasta entonces no tenían". Según Valeriano Boral, el Arte Gótico termina con la tensión de esta dualidad, pues absorbe, sin negarlo, sin eliminarlo, uno de los elementos en el otro: la naturaleza, lo terreno, lo humano, en lo religioso. En cuanto a la plasmación de los repertorios formales, conviene destacar que existen ciertos planteamientos maximalistas que aseguran que en el caso de España, apenas si existió casi al final, un gótico en cuanto estilo, sino que se dio, casi al final, un gótico florido, ornamental y cortesano que en muchos lugares pudo e hizo las veces del Renacimiento. El monopolio de la explotación de la lana, por parte de la nobleza y el clero, será, junto con los diezmos y tributos, la principal fuente de riqueza de los cabildos catedralicios, que les permitirá levantar colegiatas y catedrales. En nuestro caso Roncesvalles, Fitero, Bayona, La Oliva, Pamplona y Vitoria, todas ellas levantadas a lo largo de los siglos XIII y XIV parecen romper en parte tamaños asertos.