Sailkatu gabe

VALLE DE RONCAL - ERRONKARI (ECONOMÍA)

Servicios. El servicio de agua potable fue en tiempos pasados el de pozos alimentados en una fuente natural de donde se servían los vecinos mediante una cuerda y un caldero para sacar agua y llevarla en herradas a la casa. A principios del s. XIX los ayuntamientos fueron poniendo el agua corriente en las casas mediante una recogida de agua potable procedente de fuentes naturales; en Isaba, p. ej. de Txorimilo, y últimamente del Ibón. Cada villa tuvo tempranamente, pues, este importante servicio. También se hicieron abrevaderos para caballos y machos. Otro servicio fue el de los molinos, aprovechando un salto de agua y su acequia correspondiente para mover la rueda de aspas del molino y poder así utilizar esa fuerza motriz para moler el trigo y luego, en casa, cerner la harina en el cernedor instalado en cada casa. Ese molino se transformó en central eléctrica procediéndose a la instalación de la luz en calles y casas y siempre como servicio municipal de cada villa. Coincidieron estos adelantos con la construcción y pavimentación de la carretera general y el servicio de transportes hasta entonces en mulos y caballos y ahora en carros y galeras. Más tarde, dejarían de funcionar las llamadas «diligencias» y dieron paso a automóviles y al autobús de viajeros «El Progreso Roncalés» patrocinado por don Angel Galé y un grupo de amigos suyos de Isaba, arrinconando así a la vieja diligencia. En las villas roncalesas la limpieza de las calles ha corrido siempre a cargo de las etxekoanderiak de cada casa, cada una la parte de calle que le correspondiese y la recogida y llevada al basural como servicio municipal. El servicio de cementerios corrió también a cargo municipal y el teléfono se instaló para sólo los pueblos del Valle antes de generalizarse la red general. Con el tiempo Isaba instaló mangueras para extinguir incendios tomando el agua de dispositivos instalados en la calle, ya que el agua, procedente de pozos situados a gran desnivel, salía con mucha fuerza. Como obra de don Angel Galé, benefactor del pueblo de Isaba, se instalaron por su cuenta lavaderos, mataderos y carnicería de uso público. El médico también corría a cuenta del Ayuntamiento pero pagando cada vecino una módica cantidad.