Sailkatu gabe

VALLE DE RONCAL - ERRONKARI (ECONOMÍA)

Técnica. Sobre todo, los oficios de herreros, almadieros, carpinteros y otros, se servían de técnicas tradicionales. Se da el caso de Mariano Eufrasio Lasa, herrero, que a fines del XIX, se adelantó a su tiempo construyendo un aparato ortopédico para uso de una joven que a causa de una parálisis infantil tenía una pierna más corta que la otra. El aparato lo utilizó con éxito ya que tenía un dispositivo para alargar su tamaño lo suficiente para nivelar los dos pies, el verdadero y el postizo. Cuando, ya mayor, acudió a un especialista de Pamplona se quedó estupefacto al saber que el herrero de Isaba le había hecho el aparato. M. Eufrasio Lasa hizo para su uso un hostiero en el que la hostia para los turrones salía con su firma grabada y una orla de dibujo artística. Tenía, asimismo, un troquel para acuñar con su apellido y una orlita los balcones, cerraduras y otros objetos metálicos, por él hechos. La fabricación del afamado queso roncalés tenía también su técnica artesanal, hoy mecanizada. Ver QUESO. En el negocio maderero la mercancía, la madera, servía ella misma de medio de transporte por las aguas del Ezka. Después de la corta de árboles y barranqueo consiguiente se colocaban los maderos a orillas del Ezka y se escuadraban un tanto con hachas traídas de Bera del Bidasoa y vendidas en la Casa de Linares. Después se agenciaban varas de avellano que se retorcían a mano, previamente remojadas, pisando el lado grueso con el pie y, haciendo un arco, se comenzaba el retorcido desde la punta delgada. Una vez hecho el acopio suficiente de jarcia, (berga) se taladraban las puntas de los maderos con barrenas a propósito, se formaban tramos de maderas de parecido grosor, se cruzaba sobre las puntas de todo el tramo un «barrel» o tronco poco grueso y se cosía con la jarcia para dar consistencia a ambos lados de cada tramo, anudándose la jarcia según costumbre. Terminada esta operación se unía un tramo al siguiente con un ligazón también de madera o jarcia más gruesa llamada en euskara «xintura». Cada almadía tenía tres o más tramos. El primero se dotaba de uno o más en la dirección del cauce y, lo mismo, los de atrás. El remo por su peso caía hacia el agua pero se lo podía sujetar en alto mediante una anilla de jarcia sujeta a uno de los maderos, quedando el remo en alto. La forma de remar, de derecha a izquierda o viceversa, permitía llevar a la almadía por el centro del cauce y enderezada, lo mismo que acometer la entrada por el ojo de un puente saliendo de él con los remos en alto. En el centro de la almadía existía el llamado ropero, dos palos clavados en los maderos verticalmente y otro palo sujetando las puntas libres donde se colocaban ropas, espalderos, la bota de vino o alforjas. Sobre las balsas de Mintxate, Onzibieta y Gambra, v. BELAGUA. Los pastores dibujaban sus cucharas de madera de boj a punta de navaja con o sin orlas, que después frotaban con el lado negro de una correa. Una colección de ellas puede verse visitando el Museo de San Telmo de San Sebastián, donadas junto a bastones por B. Estornés Lasa. La lana procedente de las ovejas daba lugar a las técnicas del esquileo, cardado, hila con rueca y uso, tejido para los trajes de roncalesa y también el punto hecho con agujas largas para jerseys y otras prendas hechas de punto. Y lo mismo los encajes hechos con mundillos, hilos adecuados y palillos colgando de cada hilo y alfileres para sujetar al mundillo cada combinación llevada a cabo. También el cultivo del lino, su tejido, y la labor de modistería tenía sus técnicas adecuadas. Pero, aparte de estas técnicas artesanales fue famosa la invención y aplicación de las minas de guerra por el roncalés Pedro Navarro. El comienzo del s. XX se distinguió por la instalación del agua corriente por las casas, desapareciendo los pozos de producción de electricidad movida por un salto de agua y un molino de trigo para convertirlo en harina.

Utillaje.Entendido como la herramienta y la fábrica, puede decirse que se limita en el Valle al aserradero de madera, ya que ha habido varias serrerías utilizando la fuerza del agua traída desde un nivel más alto por medio de acequias o de presas aunque la mayor parte de la madera se exportaba río abajo antes, ahora en camiones, a los grandes almacenes de Zaragoza. Los molinos también eran municipales y destinados a proporcionar electricidad para la luz y para mover las máquinas de moler y cerner el trigo, proporcionando al vecino harina y salvado mediante el pago de una cuota llamada «molienda» pagada en especie. Antes se amasaba en cada casa en una gran artesa hecha a propósito y se llevaban los panes al horno vecinal del barrio. Hoy existen panaderías que evitan ese trabajo a los particulares. Había casas en las que había un cernedor de propiedad privada pero también un extra de trabajo doméstico. Antes se hacían panes, tortas y «katamoras» además de bizcocho. En las viviendas pastoriles había siempre una quesería para guardar el queso en sitio fresco y darle la vuelta cuando hiciere falta. El queso se exportaba a Pamplona y Zaragoza para su venta en el comercio. En el negocio maderero la herramienta era el hacha -hoy la sierra mecánica- y el medio tradicional de transporte la almadía, que bajaba río abajo pasando las presas por una rampa especialmente construida para ello. En el modo de vida agricultor unas pocas herramientas componían todo el instrumental: el arado, la azada, el «ajadico», la pala de madera y la de hierro, y el trillo para tronzar la planta durante la trilla, y el de hierro para transportar tierra o piedra. La laya de dos puntos es un instrumento tradicional. Para el decorado de las cucharas pastoriles se trabajaba exclusivamente con la navaja con punta bien afilada. En Isaba había una tejería a la que con currían para su explotación todos los años tejeros valencianos. Las herramientas de los carpinteros y herreros y guarnicioneros eran importadas. En el Valle hay algunas verjas y cerraduras, y cerrojos hechos por los herreros de los pueblos, donde los había. Para la obtención de la leche había «muideras» y para la fabricación del queso moldes de madera llamados encellas. En cambio el pelaire vareaba la lana de los colchones con sólo una vara de madera bien flexible.

Objetos varios. Nos referimos, en su acepción más amplia, a toda índole de objetos fabricados bien por artesanía, bien mediante la fabricación. Del modo de vida ganadero se extraen la lana, origen de los tejidos y colchones; la leche, origen del famoso queso y del requesón, incluido el calostro; las pieles con o sin pelo o lana para curtir y convertirlas en espalderos que amortigüen el efecto de la lluvia y del frío; la carne, de oveja, de cordero, de cabra. De la industria de la madera, podemos citar la del pino: madera, leña, resina; la del boj: madera dura, poco porosa y apta para la fabricación de cucharas y tenedores y otros objetos de menor importancia; la de haya, para la carpintería y otras aplicaciones. De la cría del cerdo, uno o dos por cada casa, siempre refiriéndonos a los años treinta, con provisión para el año de jamón, tocino, manteca, lomo, morcillas, longanizas,chorizos, «birikas», morcillón. De las labores agrícolas y sobre todo de huertos y huertas, e incluso campos, la berza, la lechuga, cebollas, alubias (recogidas verdes para su escaldado y secado cosiendo en hileras por su puntas y después colgándolas en el techo del desván o de la cocina), algo de garbanzo, guisantes, ciruelas, manzanas y peras, nueces y castañas. Por recogida del monte, los hongos «royos», setas, helecho, hierba, varas de avellano para hacer jarcia y, también silvestres, las fresas, frambuesas, moras y arañones. De la siembra de campos con cereales: el trigo, y de él, la harina y el salvado; la cebada y el ordio. Muy importante el cultivo de la patata desde su importación, contribuyendo a solucionar en parte la pobreza histórica de tiempos anteriores. Luego, los oficios diversos como modistas y sastres dan lugar a las prendas de vestir de mujer y de varón. Así, multitud de oficios como el de tejero con tejas fabricadas para sustituir las antiguas tablillas de madera tan peligrosas en caso de incendio. Luego, el herrero con su instrumental trabaja el hierro, suelda y arregla objetos de ese metal y lo mismo hace el carpintero con los muebles y objetos de madera, con puertas, armazones de tejados, ventanas, balcones, arcas y muebles. El guarnicionero se ocupaba de toda índole de prendas para las caballerías, como cinchas, cabezanas, collares... El albañil trabajaba arreglando o edificando paredes, tabiques, empedrados, etc. Del resultado de todo esto, cosas de cosas, surgen los edificios, de toda índole, para la vivienda, bordas, iglesias. Su conjunto son los pueblos respectivos, tanto el casco edificado como su término, donde la huella del hombre se halla manifiesta. Todas estas son, a grandes rasgos, las «cosas» nativas: todo lo demás es producto de importación, comenzando por productos tan esenciales como el aceite, el vino, zapatos, alpargatas (aunque había algún alpargatero), herrajes, tejidos (antes se cultivaba el lino y se hacían, mediante telares, tejidos de este material) y toda clase de artículos de farmacia, comercio, y medios de transporte, gasolina, etc., etc. La luz eléctrica y la electricidad son, desde comienzos de siglo, municipales.