Olerkariak

Godoy Alcayaga, Lucila

Tuvo su época de pobreza. Sin contar la de su infancia en Vicuña y Montegrande. La dictadura del general Carlos Ibáñez del Campo, que para encaramarse en La Moneda tuvo que abatir las puertas de la Universidad a cañonazos, la privó de su sueldo como cónsul de Chile, por no haberse ofrecido servilmente al régimen. Cuenta su trance:

"Dos almas, de la gran raza, me llevaron su ayuda, ahorrándome las hieles del destierro que conocieron otros sudamericanos en Europa: la señora inglesa D.ª Eloisa de Lawin puso a mi disposición, indefinidamente, una casa para mi en la Provenza; y el doctor D. Eduardo Santos, director de "El Tiempo" de Bogotá, figura internacional de este momento (1933) por su alegato de Colombia en Ginebra, me ofreció reemplazar mi sueldo completo de Chile por servicios a su periódico, que no representaban seguramente esa suma."