La temporada del regreso a Primera División se vivió con una intensidad tremenda hasta el último segundo de la última jornada. El Deportivo Alavés inició la temporada con la ilusión puesta en lograr su único objetivo: quedarse un año más en la elite. Y lo consiguió aunque hubo que esperar a la última jornada para saber si nuestro equipo se quedaba una campaña más en Primera División. La visita a Vitoria de una Real Sociedad que no se jugaba nada suponía la única posibilidad de salvación para evitar la temida promoción de permanencia. Así fue.
Tras una más que agónica temporada en Primera, el Deportivo Alavés, ya más experimentado en lo que suponía competir en la máxima categoría, continuó con el bloque formado la pasada campaña con el que conseguiría un hito histórico en los anales del club: conseguir el pasaporte para competir en la UEFA. Un premio a un trabajo duro y constante efectuado durante el año. El Gaziantepspor fue el primer rival europeo que vio como la entidad le brindaba el honor a los socios, vistiendo el equipo con una camiseta con los nombres de los abonados albiazules. El Deportivo Alavés caminó firme por Europa y alcanzó la final de la Copa de la UEFA donde cayó frente al Liverpool en el que es considerado uno de los mejores partidos de la historia de esta competición. Sólo en la prórroga, un gol en propia meta de Geli pudo con el conjunto que entrenaba Mané y que hizo vibrar de emoción a todo Euskadi.
La siguiente temporada, el conjunto albiazul realizó una brillante campaña que le permitió hacerse con un nuevo pasaporte para la UEFA.