Kobazuloak

CUEVAS DE ISTURITS, OXOZELHAIA y ERBERUA

3 Nivel «inferior al Auriñaciense Típico».(Chatelperroniense). Al abordar la descripción de los niveles inferiores al Solutrense en la Gran Sala y al Magdaleniense Medio en la mayor parte de la Sala de San Martín (esto es, el denso paquete de estratos interpuestos entre aquéllos y el Musteriense) hay que aclarar, en justicia hacia Passemard y los Saint-Périer, el sentido con que aplicaban el término «Auriñaciense». Pues cuando unos y otros estaban excavando el lugar de Isturits las ideas innovadoras de D. Peyrony a favor de una subdivisión del genérico Auriñaciense en dos phyla culturales (el Auriñaciense en sentido estricto, y el Perigordiense) no habían sido expuestas. Es pues un tema que no llegó a plantearse Passemard en sus publicaciones sobre tales niveles en Isturits: a los que, sean los que fueren, aplica siempre el viejo término de las subdivisiones de Breuil del «Auriñaciense» genérico («antiguo» o «inferior», «medio» o «típico», y «superior»). Durante las excavaciones de los Saint-Périer se produjo la publicación de la propuesta de Peyrony, que en menos de diez años estaba ya siendo aceptada por el consenso de quienes eran autoridad (H. Breuil, el primero) en las investigaciones sobre el Paleolítico Superior europeo. Se produjo, precisamente, este cambio de planteamiento léxico-conceptual entre la publicación de las dos primeras memorias de Saint-Périer (de 1930 y 1936) y de la última (1952) y de las posteriores notas sueltas de S. de Saint-Périer sobre temas parciales de los efectivos de Isturits. Conscientes los Saint-Périer de la necesidad lógica de abordar el cambio de denominaciones pero también de la confusión que pudiera generarse entre los nuevos textos y los anteriores en caso de llevarse a cabo, decidieron mantener la antigua nomenclatura por varios motivos, que explicaron claramente (R. y S. de Saint-Périer: 1952:260-261):

- Respetar la regla de prioridad de las denominaciones antes utilizadas;
- poner de relieve «los lazos que subsisten entre todos esos estadios a pesar de sus diversas fisonomías y de sus divergencias aparentes o momentáneas, estimando que tales divergencias de facies locales no son suficientes para destruir las líneas generales del esquema de Breuil»;
- y considerar a la «cultura Auriñaciense» como la base sustancial de todas las variedades o grupos propuestos por D. Peyrony, pues ella «bajo una u otra forma, en diversos grados, se extendió tan ampliamente en el espacio y tan prolongadamente en el tiempo, siguiendo una ascensión continuada, que representa la base fundamental de toda civilización».

Es muy probable que los Saint-Périer hubieran acabado por ceder a la presión de la aceptación generalizada de la nueva clasificación del antiguo «Auriñaciense»: de hecho, la Condesa-Viuda llegó a utilizar en su última referencia escrita a la estratigrafía de la cueva las denominaciones de Gravetiense y Epigravetiense. Pero los motivos que hicieron para explicar su decisión «conservadora» de 1952 se justifican en cierta parte si se tiene presente el estilo un tanto homogéneo de las diversas series de evidencias Isturitsenses, situación bastante común en los yacimientos del Pirineo francés y, sobre todo, de la Cornisa Cantábrica. Donde las etapas de ambos phyla, Auriñaciense y Perigordiense, no suelen tener la teórica nitidez incontaminada y claramente definitoria del modelo del Périgord. El llamado «nivel inferior al Auriñaciense Típico» fue apuntado en la base del nivel SIII de la Sala de San Martín por los Saint-Périer: tiene un espesor de 15 a 20 cm. y es de tonalidad «progresivamente más clara, al tiempo que se empobrecía notablemente» según se descendía. Su utillaje era escaso, pero bien diferenciable del nivel que se le superpone. En sílex no estaban aún las puntas típicas de los estadios superiores del Perigordiense, aunque había algunas láminas o lascas laminares bastantes estrechas con un retoque cuidado como cuchillos o puntas de dorso: entre ellas tres bien definibles como «puntas de Chátelperron». Había también algunos raspadores altos (sobre todo casi nucleiformes) y, en menor cantidad, los trabajados en extremo de lámina, planos. Sólo tres buriles de ángulo, y diversas piezas de tipo musteriense (puntas de talón liso o facetado, algunas raederas). El utillaje óseo era muy pobre. La determinación del momento de formación de este nivel de Isturits se puede hacer con cierta seguridad: la presencia de piezas de la tradición musteriense o de técnica Levallois, la escasez de buriles, la morfología de algunos raspadores y, sobre todo, la presencia de los cuchillospuntas de dorso abogan por su clasificación en el Perigordiense Inferior (= Chatelperroniense). La posición interpretativa de los Saint-Périer al respecto es correcta en el planteamiento, aunque no se decidan por aceptar la propuesta innovadora de Peyrony. Para ellos es éste «un nivel intermediario de unos hombres que poseen una técnica nueva (con respecto al precedente «Musteriense típico»), aún tímida y poco diestra, que tomará poco a poco un gran incremento... Aún ofreciendo los caracteres de un primer estadio del Auriñaciense típico... puede considerársele como una facies pirenaica de este período». En este nivel piensan que se establecería la transición de un «Auriñaciense Inferior» (es decir de un Perigordiense Inferior) al Auriñaciense Típico, «restableciendo una ligazón al menos parcial» : puesto que la propuesta de Peyrony «que puede estar fundamentada para el Périgord se aplica mal más allá de sus fronteras». En fin, aceptan que (a la vista de algunos indicios industriales atribuíbles al posterior momento Auriñaciense estricto) esta serie de utensilios de Isturits es parecida a la de los niveles «de Châtelperron, de Germolles y de Gargas, con una industria que aunque pobre revela un parentesco próximo con la del Auriñaciense Típico».