Udalak

Bergara

Visita de Jovellanos. En agosto de 1791 Jovella-nos visita Gipuzkoa siendo Bergara el destino principal de su viaje. Al llegar al Seminario, comprobó Jovellanos que estaban "todos fuera", se encuentran en un partido de pelota, por estar de vacaciones. Va a casa de Vicente Lilí, donde saluda a la familia de éste y a "la condesa, mujer de Gaitán de Ayala". Va a la posada y allí van a cumplimentarle, en ausencia del presidente del Seminario, el viceprincipal, el maestro de Matemáticas y dos seminaristas. Todo el domingo 28, permanece en Bergara, "pueblo situado en lo más estrecho de una cañada, que forman dos montañas altísimas". Sale a la iglesia del Seminario "que es la de los jesuitas" y se incorpora con la Comunidad. En la parroquial de San Pedro, en la capilla del Cristo, contempla "un Crucifijo del tamaño natural, que me pareció del Montañés, y es ciertamente obra digna del Buenarrota". Acerca del templo dice: "La iglesia es por la manera de las de esta provincia, grande, de gusto gótico, sobre columnas colosales, con la diferencia de que no son redondas, sino compuestas de columnitas tan pequeñas que parecen los junquillos de las estrías relevadas". Añade un cálculo demográfico: "Esta villa tiene como mil vecinos, pues se le cuentan 4.000 almas de comunión". La tarde del domingo la destinan a ver el Seminario Vascongado, cuyo censo lo trascribe: Seminaristas: 76; Maestros residentes: 10; Idem. externos y de habilidades: 12; Camareros y sirvientes: 22. Haciendo un total de 120 personas. Sobre el funcionamiento del Seminario, hace Jovellanos unas anotaciones en el Diario que tienen su interés. Sobre estudios, señala dos fases: la primera abarca "las primeras letras, Latinidad, Propiedad, y Retórica, Matemáticas, dos cátedras"; a partir de los diez y ocho años "pasan los seminaristas a la clase de académicos". Observa que las "camas, los dormitorios, el tinelo o comedor, todo está limpio, y en los niños no se advierte desaseo: llevan todos su pelo, cosa que no apruebo y en general tienen aire bastante suelto". Los mayores "salen por la noche; concurren los días festivos a las tertulias, donde bailan hasta las nueve, que es la hora de cena". Los días de fiesta tienen concierto: "de cuatro a cinco en verano, y de siete a ocho en el invierno". Don Gaspar dice asistir este domingo al concierto de "unas sonatas de Pleyel", "tocaban seis seminaristas con los maestros". Luego, dice, "fueron a divertirse al juego de pelota". Después de la tertulia, en la que "se habló mucho de Agricultura", fueron, por la noche, a casa de Gaitán de Ayala. Concluye el día con el propósito de salir de viaje hacia Vitoria, a las cuatro de la mañana. La salida del lunes, día 29, la realiza a las cinco con "niebla muy húmeda". En su segundo viaje a Gipuzkoa, en setiembre de 1797, también para en Bergara: "todo el pueblo rebosa en alegría; hay fiesta de San Martín, baile público en la plaza. ¡Qué bulla! ¡Qué alegría! Su vista me llena de placer; el pito y el tamboril, los gritos de regocijo y fiesta, los cohetes, la zambra y la inocente gresca que se ve y oye por todas partes, penetra al corazón más insensible. ¡Dichoso yo si lograse trasladar esta sencilla institución a mi país, en la plaza del nuevo Instituto, empezando con los alumnos! Veremos; lo mismo ayer en Vitoria. Así se ve en estas gen-tes un carácter de alegría y franqueza que les es peculiar".