Udalak

Bergara

Las primeras ordenanzas (1490). Desde tiempo inmemorial hubo en esta villa dos bandos o parcialidades, que se disputaron su dominación. Uno se titulaba de Ozaeta, el otro de Gabiria, cuyas cabezas eran los respectivos señores de estas antíquisimas casas solares ambas oñacinas. Cada uno de ellos nombraba alternativamente por años el alcalde y tenía su gobierno propio, de lo cual dimanó una serie de altercados, muertes, heridas, quemas e insultos. Tan graves y tan perturbadores fueron estos escándalos y desmanes, que no solamente llamaron la atención de la hermandad de la provincia sino aun de los mismos Reyes. La casas-torre fueron arrasadas en 1437. Para extirpar el mal de raíz, hicieron una ordenanza en Córdoba el 20 de julio de 1490; por lo cual dispusieron ciertos capítulos, reducidos a lo siguiente: 1º Que no hubiese en esta villa semejantes bandos ni linajes, sino que todos los vecinos de ella formasen un solo cuerpo, que se llamase Bergara. 2º Que no hubiese en adelante más que un alcalde ordinario, dos fieles, un procurador síndico, y un escribano de concejo, cuya elección se hiciese el día de San Miguel de setiembre de cada año. 3º Que hubiese además seis diputados, para atender a una con los otros oficiales a las cosas y hacienda del concejo. 4º Que las llaves del arca donde solían depositarse los privilegios de la villa estuviesen en poder de los dos fieles del concejo, y no en el de las personas singulares de los linajes, como hasta entonces. 5º Que la misma manera de elección establecida para la villa de Bergara se observase en las parroquias de Oxirondo y Uzarraga respecto de sus fieles y jurados. Tales fueron las primeras ordenanzas municipales de esta villa, cuya ejecución llegó a poner algún orden y remedio a sus divisiones y disensiones interiores de tiempos anteriores.