El nombre de Vergara, reseña Gorosabel (1860), procede de tiempo antiquísimo e inmemorial. En efecto, hace mención de él la escritura otorgada por los años de 1050 por D. Sancho, hermano de Doña Ziana; por la cual dona a San Juan de la Peña las heredades y manzanales que tenía en su tierra de Vergara en el monasterio llamado Ariceta, esto es, de San Miguel. Su contexto literal en latín es como sigue:
"Haec est cartula donationis, quam possui ego Sancius, frater de domna Ziana, ad Sancti loannis in mea terra, quae dicitur Vergara, in monasterio quod vocatur Ariceta, id est, Sancti Michaeli, tergras et manzanares bonos: et in allia villa, quae dicitur Paterniti terras et manzanares. Et sunt firma omnia ad Sancti loannis usque in perpetuum: et allio omne ganato quod habeo, totum permaneat in Sancti Ioannis".
El monasterio de San Miguel, de que habla el precedente instrumento de donación, es indudablemente la ermita del mismo nombre, que subsiste en una picota sobre el barrio de San Antonio; cuyo remotísimo origen es tradicional entre los habitantes de esta villa. Llámale monasterio, no por que hubiese habido en esta ermita ninguna comunidad religiosa, sino porque era iglesia de patronato puramente laical. En la época a la que pertenece dicha donación el territorio donde se halla asentada la actual villa de Vergara no estaba poblado.