La Revolución Francesa que comienza en 1789 y finaliza en 1799 es un conflictivo período de tiempo en el que se dan numerosos cambios políticos y sociales en Francia. En este proceso la estructura política de Francia cambiará bruscamente. Se abolirá la monarquía, se establecerán nuevas relaciones sociales y se creará una nueva cultura política, el apego a la nación y el republicanismo. Los derechos del hombre y del ciudadano se convertirán en los principios elementales y la burguesía será la avanzadilla de todo el proceso.
La Revolución Francesa comienza con la convocatoria de los Estados Generales en mayo de 1789. El 17 de junio los Estados Generales crean un órgano autónomo al que llamarán Asamblea Nacional. El poder legítimo ya no está en manos del Rey sino en manos de la Asamblea que representa al pueblo. A partir de esa fecha se puede decir que estamos en el tiempo de la Revolución. Se considera a su vez que la Revolución termina cuando Napoleón Bonaparte da un golpe de estado en noviembre de 1799 e instaura el Consulado y el Imperio como régimen político.
Este profundo cambio no es sino el primer eslabón de una ola de cambio general que se desarrollará en Europa y Estados Unidos. Resaltar que es una época muy convulsa, donde todo cambio se hace de manera violenta. Las masacres, ejecuciones, golpes de estado, complots, intrigas serán muy comunes entre revolucionarios y contrarrevolucionarios, pero también entre los propios revolucionarios. Los diez años que dura este conflictivo período están marcados por una misma tendencia: el nacimiento de un nuevo sistema político y el reforzamiento de la nación Francesa.