Municipios

Estella - Lizarra

Conquistada por los castellanos, 1512-1521. Durante la conquista del reino de Navarra por Fernando el Católico, Estella, siguiendo el ejemplo de Pamplona y de numerosas plazas navarras, se somete el 15 de agosto de 1512 al ejército del duque de Alba. Y este mismo día se establece en esta ciudad una guarnición castellana. Sin embargo, queda insumiso el castillo de Behnecher al mando del caballero Juan Belaz (de Medrano, alcaide de la fortaleza y merino de la merindad). Ramírez de Baquedano, el duque de Alba y Francisco de Beaumont le pusieron cerco. A mediados de octubre de 1512 se levanta la población y se sacude la guarnición castellana. Pero en el mismo octubre es tomada de nuevo la ciudad por Francisco de Besumont en complicidad con algunos vecinos que abrieron las puertas de noche. Y también sucumbre el castillo, tras una bravísima resistencia, siendo ocupado por Fernández de Córdova, alcaide de los Donceles, el 31 de octubre de 1512. Baquedano se retiró a Ultrapuertos. En el bando opuesto, se destacó por su adhesión por el conquistador Nicolás Martínez de Eguía, casado con Catalina de Jaso, de ilustre familia agramontesa. A partir de 1512, Fernando el Católico mandó fortificar Estella y otras plazas navarras con el objeto de prevenir una nueva revancha de la dinastía de Albret apoyada por Francia. El 16 de mayo de 1521, un ejército franco-navarro al mando de Andé de Foix, señor de Asparrós, penetra en la Alta Navarra por Roncesvalles con el fin de reconquistar el reino de Navarra para D. Enrique de Albret. Los habitantes de Estella obligan a rendirse a la guarnición castellana y escriben una carta a D. Enrique de Albret, poniéndose a su servicio. Solamente la fortaleza de Estella, donde se encastillaron algunos soldados castellanos, trató de resistir; pero a la vista de los cañones enfilados capitularon. Este ejército logró reconquistar toda Navarra, pero en vez de hacerse fuerte en el reino, prosiguió su avance hacia tierras castellanas y sitió Logroño. Grandes contingentes de fuerzas castellanas se aprestaron a ir en socorro de la capital riojana, por lo que el señor de Asparrós se vio en la necesidad de retirarse y en su retirada pasó por Estella hacia Puente la Reina, siendo perseguido por un ejército castellano al mando del cardenal Adriano, el almirante y el condestable de Castilla. El castillo de la ciudad fue exceptuado del derribo de murallas y fortalezas decretado a continuación en todo el reino (Garibay: Comp. H.° de Nav., t. III, p. 513) siendo éste efectuado sólo en 1572. En la ciudad permaneció desde entonces una guarnición permanente que no debió ser del agrado de los estelleses a juzgar por el motín que organizaron en 1547. El 8 de octubre de 1523 el emperador Carlos V visitó la ciudad de Estella, según refiere Idoate en Rincones... [t. I, pp. 21-23]. Se dirigía con un potente ejército hacia Fuenterrabía, que había caído en poder de los franceses. El emperador llegó a Estella a la hora de vísperas, siendo recibido por las autoridades y el pueblo en la puerta de San Nicolás. El alcalde le ofreció la llave de la ciudad y a continuación fue bajo palio hasta la iglesia de San Pedro, donde juró los fueros y privilegios de la ciudad. El egregio personaje se alojó en la casa de Juan Liguete. Concluidas las ceremonias oficiales, tuvieron lugar los festejos populares propios de la época.