Area toponímica. Primeramente la ofrecida por el país y en segundo lugar pequeños manchones en lugares donde anduvieron al parecer elementos protovascos prehistóricos y dejaron su huella consistente en manchones toponímicos vascoides y otros en kar "piedra", -oz, -os, turia "nombre de río" y préstamos y recepciones de vocablos comunes en su relación con otras lenguas. Para la toponimia prehistórica, superopaleolítica, es de tener en cuenta que las cordilleras eran inmensos glaciares y el nivel del mar cien metros más bajo por lo cual las islas se hallaban unidas a los continentes y el estrecho de Gibraltar era un paso libre para internarse en Africa y junto a las actuales costas se extendería el paso por playas y caminos. Aun en pueblos donde el euskera hace ya muchos años que no se oye continúa esa misma densidad aunque se noten síntomas de deformación y acomodación de muchas palabras a la fonética del español o del francés. Por ejemplo, en Isaba, Navarra, extremo oriente del país, no alcanza el 2% el número de topónimos castellanos, algunos de los cuales, poseen, a su vez, su doble euskérico. En este punto han tenido contacto durante siglos el vasco con el romance alto-aragonés de Ansó y Hecho. La toponimia no ofrece un corte total: comienza otro tipo de nombres romanizados y adaptados:
Esta misma transición de una toponimia densamente euskérica, testimonio de la reciente desaparición del vascuence, a otra clareada y desfigurada, se opera también al otro lado del Pirineo en los confines suletinos-bearneses.
Esta transición ya no existe cuando pasamos de la frontera entre vascos y gascones. Allí, de la toponimia euskaldún se pasa a la gascona. Los nombres de tipo euskaldun son raros y escasos. El idioma se perdió en época más lejana. Lo mismo ocurre por el sur, en las cercanías del Ebro. Las orillas del Aragón, delimitan, poco más o menos, ambas zonas. Las huellas vascas al sur escasean y no vuelven a verse más. Se trata de una frontera multisecular. Lo mismo ocurre al occidente, en los lindes vizcaino-santanderinos, aunque reaparecen más allá, de cuando en cuando, nombres vascoides hasta incluida Galicia. Son huellas escasas y, por lo tanto remotas. Fuera del actual territorio vasco la toponimia vasca se conserva a todo lo largo del Pirineo, por oriente, y como continuación de Navarra, Alava y Vizcaya, por las viejas provincias de Rioja y Bureba hasta casi tocar Burgos. Los nombres de localidades, montes, ríos y otros accidentes geográficos suenan a vascos o son vascos con gran densidad en el distrito de Jaca y norte de Huesca hasta llegar a tierra catalana y aun tocar el mar. Su menor densidad comienza a partir del valle de Arán hacia la costa mediterránea. Se entiende que esta zona toponímica vasca se extiende por ambas vertientes del Pirineo por igual desde Huesea hasta Tolosa aquitana. Por el sur la mayor densidad se corresponde a la Alta Rioja y tierras lindantes de Juarros y Bureba. De estas zonas extremas solamente dos datos históricos documentales existen de euskera hablado. Una del s. XIII de Ojacastro (Rioja) y la otra del s. XIV de Huesca, ciudad. Estos datos tan tardíos confirman las investigaciones de Menéndez Pidal, señalando como límite del euskera en la época romana la línea Lérida, Barbastro, Huesca. Un largo trabajo de erosión, de raspaje, de mutilación, de camuflaje, de suplantación, traducción o alteración se lleva a cabo desde muy atrás. En plena zona de habla vasca intensa como Zuberoa ha sido escrito en los documentos oficiales franceses Aussurucq por Alzuruku, Larceveau por Larzabale, Lantabat por Landibarre y Ainharp por Aiñarbe. Las suplantaciones como Pamplona por Ir-uña, Vitoria por Gasteiz, Roncesvalles por Orreaga, Santo Domingo de la Calzada por Ozkabarte, por ejemplo, son viejas. Otras no tanto, como Saint-Jeande-Luz por Donibane Loitzun, Abaurrea Baja por Abaurrepe o el que ya se va oyendo Chabacoiz por Etxebakoitz. Compárense San Sebastián y Donostia, Trois Villes e Iriburu, Bonloc y Lekhuine, Abense-le-Haut y Onize-Gainekoa, Saint-Jean-le-Vieux y Donazaharre, Saint-Palais y Donepaleu, La Cuadra y Olakoaga, Puente la Reina y Garés, Villafranca y Ordizia, Estella y Lizarra, Salvatierra y Agurain, Santa Bárbara y Kakueta, y tantas y tantas en vías de suplantación. Frente a la leve castellanización fonética de la toponimia vasca contrasta el afrancesamiento que, a veces, hace los nombres irreconocibles. El panorama de la toponimia vasca de la región del Adur es lamentable. Vemos supresión de vocales finales, cambios de timbre, y otras alteraciones como en los ejemplos que siguen que son legión: Sarasketa y Sarasquette, Izpura e Ispoure, Urruña y Urrugne, Berrhueta y Berraute, Ziburu y Ciboure, Ligi y Licq, Amenduze y Amendeuix, Bayona y Bayonne, Zalgize y Sauguis, Bildoze y Viodos, Larresoro y Larressore, Mendiondo y Mendionde, Arberoa y Arbéroue, Onaso y Oneix, Ezpeize y Espès, Iribarne y Libarren, Landibarre y Lantabat, Orzaize y Ossés, Larzabale y Larceveau. Estos pocos ejemplos de nombres oficiales, en el corazón de] País Vasco, en zonas donde todavía existen individuos monolingües, los citamos para ponernos en guardia en el contacto con la toponimia de más allá del Adur y aun del Garona por el norte y del Ebro y del Duero por el sur.
ERRONKARI (Nav.) | ANSO-HECHO (Aragón) | |
Añabarkandia Ukerdi Maze Belagua Mazelarra Ezkaurre Belaibarre Belabarze Abizondo Adazidoya Aispilaga Ardibidegainea Arrakogoiti | Hoya de Larra Paquiza Linzola Linza Maz Chinebral de Gamueta Barranco de Ezcaurri Barranco de Godia Alano Alano Espelunga Archebu Barranco Mazandú Cerro de Chipeta Mallo de Acherito Bosque de Oza | Zuriza Idoya Beral Río Subordan Artigallano Arralla de las Foya Peñas de Ibón Quimboa Bajo Barranco Ausotiello Sayéstico Orristé Quimboa Alto Pedriza de Alano |
Esta misma transición de una toponimia densamente euskérica, testimonio de la reciente desaparición del vascuence, a otra clareada y desfigurada, se opera también al otro lado del Pirineo en los confines suletinos-bearneses.
ZUBEROA | BEARNE | |
Izarbe Ueorra Ibarra Kakueta Urdaite Argibele Erretzu Larraine Gastarria Harribeltzeta Berrogain Larrori Exarri | Ahette Escot Sarrance Lescun Aspe Lourdios Aramits Lanne Isabe Arrouy Ichere Larrangus Belonce | Bisarce Lurbe Houreq Issor Anchet Biscau Affious Anayet Urdos Sesque Arriel Iseye Laruns |
Esta transición ya no existe cuando pasamos de la frontera entre vascos y gascones. Allí, de la toponimia euskaldún se pasa a la gascona. Los nombres de tipo euskaldun son raros y escasos. El idioma se perdió en época más lejana. Lo mismo ocurre por el sur, en las cercanías del Ebro. Las orillas del Aragón, delimitan, poco más o menos, ambas zonas. Las huellas vascas al sur escasean y no vuelven a verse más. Se trata de una frontera multisecular. Lo mismo ocurre al occidente, en los lindes vizcaino-santanderinos, aunque reaparecen más allá, de cuando en cuando, nombres vascoides hasta incluida Galicia. Son huellas escasas y, por lo tanto remotas. Fuera del actual territorio vasco la toponimia vasca se conserva a todo lo largo del Pirineo, por oriente, y como continuación de Navarra, Alava y Vizcaya, por las viejas provincias de Rioja y Bureba hasta casi tocar Burgos. Los nombres de localidades, montes, ríos y otros accidentes geográficos suenan a vascos o son vascos con gran densidad en el distrito de Jaca y norte de Huesca hasta llegar a tierra catalana y aun tocar el mar. Su menor densidad comienza a partir del valle de Arán hacia la costa mediterránea. Se entiende que esta zona toponímica vasca se extiende por ambas vertientes del Pirineo por igual desde Huesea hasta Tolosa aquitana. Por el sur la mayor densidad se corresponde a la Alta Rioja y tierras lindantes de Juarros y Bureba. De estas zonas extremas solamente dos datos históricos documentales existen de euskera hablado. Una del s. XIII de Ojacastro (Rioja) y la otra del s. XIV de Huesca, ciudad. Estos datos tan tardíos confirman las investigaciones de Menéndez Pidal, señalando como límite del euskera en la época romana la línea Lérida, Barbastro, Huesca. Un largo trabajo de erosión, de raspaje, de mutilación, de camuflaje, de suplantación, traducción o alteración se lleva a cabo desde muy atrás. En plena zona de habla vasca intensa como Zuberoa ha sido escrito en los documentos oficiales franceses Aussurucq por Alzuruku, Larceveau por Larzabale, Lantabat por Landibarre y Ainharp por Aiñarbe. Las suplantaciones como Pamplona por Ir-uña, Vitoria por Gasteiz, Roncesvalles por Orreaga, Santo Domingo de la Calzada por Ozkabarte, por ejemplo, son viejas. Otras no tanto, como Saint-Jeande-Luz por Donibane Loitzun, Abaurrea Baja por Abaurrepe o el que ya se va oyendo Chabacoiz por Etxebakoitz. Compárense San Sebastián y Donostia, Trois Villes e Iriburu, Bonloc y Lekhuine, Abense-le-Haut y Onize-Gainekoa, Saint-Jean-le-Vieux y Donazaharre, Saint-Palais y Donepaleu, La Cuadra y Olakoaga, Puente la Reina y Garés, Villafranca y Ordizia, Estella y Lizarra, Salvatierra y Agurain, Santa Bárbara y Kakueta, y tantas y tantas en vías de suplantación. Frente a la leve castellanización fonética de la toponimia vasca contrasta el afrancesamiento que, a veces, hace los nombres irreconocibles. El panorama de la toponimia vasca de la región del Adur es lamentable. Vemos supresión de vocales finales, cambios de timbre, y otras alteraciones como en los ejemplos que siguen que son legión: Sarasketa y Sarasquette, Izpura e Ispoure, Urruña y Urrugne, Berrhueta y Berraute, Ziburu y Ciboure, Ligi y Licq, Amenduze y Amendeuix, Bayona y Bayonne, Zalgize y Sauguis, Bildoze y Viodos, Larresoro y Larressore, Mendiondo y Mendionde, Arberoa y Arbéroue, Onaso y Oneix, Ezpeize y Espès, Iribarne y Libarren, Landibarre y Lantabat, Orzaize y Ossés, Larzabale y Larceveau. Estos pocos ejemplos de nombres oficiales, en el corazón de] País Vasco, en zonas donde todavía existen individuos monolingües, los citamos para ponernos en guardia en el contacto con la toponimia de más allá del Adur y aun del Garona por el norte y del Ebro y del Duero por el sur.