Kontzeptua

Toponimia (1998ko bertsioa)

Toponimia nativa y de repoblación. La Edad Media es testigo de una gran expansión vasca por la Península Ibérica y el interior de Francia. Esta última ha dejado escasa huella más allá del Adur y tuvo lugar durante el desbordamiento del Ducado de Vasconia hacia el interior de Aquitania. Hay un momento en los ss. VII y VIII que prepondera lo vascón sobre lo aquitano hablándose en las crónicas francas de los vascones a partir de las orillas del Loira. A pesar de este breve y espectacular crecimiento político vasco por el norte sus huellas no se ven apenas porque la invasión árabe y el creciente poderío franco estrangularon el desarrollo del naciente estado. En cambio, cuando se reagrupan de nuevo los vascos, levantando un cetro en Pamplona, el desbordamiento se produce hacia el sur en operaciones de reconquista, primero, y de conquista, después. Las andanzas vascas a lo largo y ancho de la península se traducen en el establecimiento de numerosos grupos de población, pues detrás de la acción guerrera iba la correspondiente emigración. En esta avalancha, solos, o unidos a castellanos, aragoneses y gascones se distinguen dos fases. En la primera el reino vasco es un país de vascones desde los confines cántabros hasta los límites catalanes. Desmembrado el reino en 1189 y 1200 la emigración España adentro deja más poblados con el nombre de Navarros que de Vascones. Sería interesante clarificar este asunto pues no sabemos siquiera si los vascos-hablantes aragoneses, castellanos y gascones se titulaban a sí mismos o los titulaban los demás con el gentilicio étnico de vascones lo mismo que a los navarros. El hecho es que hay pueblos con el nombre Vascos y Navarros en todas las latitudes peninsulares, y de tal modo repartidos que es difícil saber las fechas de unos o de otros. Tampoco cabe desechar la idea de Menéndez Pidal de que se pudiera aplicar el calificativo de vascones por el hecho de subsistir núcleos-hablantes antiguos sobre todo en zonas marginales al país. Los nombres Navarro, Naharro, Navarrete, Narros y Gascueña son muy posteriores a vascones pues hay que originarlos a pobladores del reino de Navarra posterior al vascón de Pamplona cuando aún no suena «Navarra» como estado político. A pesar de todo no hay que confundir toponimia de emigración con la creada por grupos interiores de migración. De este último tipo existen ejemplos muy elocuentes en la tierras de Rioja Alta y Bureba, regiones étnicamente vascas, en las que además de una densísima y mayoritaria toponimia vasca, superviven hoy día otros hechos con apodos euskéricos lo que indica no muy lejana desaparición del euskera, danzas vascas, tocado corniforme, suásticas curvas, y usos y costumbres tradicionales del país. Aquí hay toponimia de migración como Ipuzçarana abreviado también en Puçarana en Ojacastro (Rioja), Gipuzauri (Herremelluri, Rioja), Lepuzain (1265) (Valle de Orba, Nav.), que nos hablan de desplazamientos de guipuzcoanos dentro del país, así como Naharruri (967) (Casalarreina, Rioja) y Nafarruri (Ibeas de Juarros, Burgos) de navarros aunque esta última estaría situada en los mismos linderos del viejo reino vasco de Pamplona. Este movimiento interno de población debido unas veces a acontecimientos políticos y otras a desplazamientos naturales de interés económico sobre todo y el exterior proyectado hacia fuera preparan el terreno para dar la clave de nombres vascos distantes de nuestra tierra y a primera vista sorprendentes.