Kontzeptua

Toponimia (1998ko bertsioa)

Lo céltico. Los vestigios de invasiones y emigraciones se van borrando a medida que se aproximan al Garona; ocupan entre este río y el Loira todo el territorio pero no homogéneamente. En las montañas centrales y alpinas habrían quedado núcleos de poblaciones indígenas sin ser afectadas vitalmente. Los galos, salidos del mediodía alemán, siembran sus nuevos países de nombres procedentes de su lengua, dando denominaciones suyas a las villas, mercados, lugares y santuarios fundados por ellos. Por el oeste pirenaico y por la meseta castellana señorean también los celtas y luego celtíberos. Dado, pues, el poderío galo y el celta peninsular parece que Euskal Herria debería haber desaparecido o cuando menos haberse saturado de celtismo. Esta idea brota espontánea porque pensamos ahora en un País Vasco diminuto como el actual y no queremos o no podemos situarnos ante una masa vasco-hablante inmensa y pobre en vecindad con los indoeuropeos. Los celtismos, tanto en el léxico como en la toponimia son más bien escasos. Y algunos de los señalados como tales, quedan a la espera de la prueba consiguiente. Más seguro es que usaran buen número de nombres celtas en las zonas periféricas del país euskaldún o en los mayores centros de población, sobre todo aquitanos, donde había celtas auténticos. En cambio en nombres de localidades o de accidentes geográficos se comprueban pocos. Uno de ellos, Deva, parece hacer serie con otros Devas o ríos divinos. Es, quizás, el más interior del país. Los demás se hallan sobre la vía romana Burdigala-Astorica y su ramal a Bilbao. Hacen pensar más que en poblaciones celtas en guarniciones, quizás romanas, formadas por auténticos celtas. El nombre Flaviobriga (Bilbao) nos dice claramente que se trata de un nombre romano pero usando, para complacer a la guarnición ahí estacionada o por el motivo que fuere, de un sufijo celta. Del mismo modo se explica el nombre cántabro Octaviolca en honor de Octavio y aun el medieval Victoriacum creado por Leovigildo en Alava. La vía romana, que desde los turmódigos entraba en tierra vasca por los autrigones, nos ofrece enseguida Vindeleia y Deobriga, una vigilando la salida del desfiladero de Pancorbo y la otra en el estratégico paso del Ebro en Puentelarrá. Deobriga es nombre claramente celta (de Devo-briga = fortaleza o castillo de los dioses). Vindeleia tiene por tema Vindel- como en los Vindelici de Wurtemberg y Baviera. En vasco no existe este tema aunque sí la terminación -ei, -aia (Endaia, Arkaia). En cuanto a Suessatio o Suestasio se refiere, ya el problema se complica. Se suele fijar esa localidad en uno de los Zuazo de Alava pero el tema Zuaz, forma /.'- de Zug-, es corriente en todo el país: zu-az, zu-atz (árbol), zu-az-ti (arboleda), etc. Por otra parte estas localidades caen lejos de la zona de Navardun y Berdun, donde se suele localizar a los suessiones. Es posible que el nombre Sos (Sausa, en roncalés) se refiera precisamente a ellos aunque no sea tampoco seguro. Fuera ya de la vía romana citada, en sus ramales o vecindades, y siempre en la periferia del actual País Vasco, vemos a Segisamunculum, diminutivo de Segisamun, y a Segontia Paramica, ambas con el tema Seg-, frecuente entre los celtas, pero no desconocido entre los vascos y los iberos como en los nombres de los ríos Seg.ura, Seg.arra, de ambos pueblos, o en la toponimia netamente vasca Seg.ur.ola, Seg.ura, Seg.arr.aga, Zeg.ama. Además Seg-, puede corresponderse a un Esk-, Ezk-, ya común en nombres de rocas y ríos. En cuanto a Segizama y Zegama, nos traen de nuevo el problema celta de la terminación -ama (madre, fuente, criadero, origen, en vasco) muy corriente y usual en nuestra toponimia. Uzama Barca o Ibarca, parece relacionarse con Ulzama en Navarra y con otros formados de un probable nombre personal y las consabidas -ain, -ate, -oz, etc., como Lez.ama y Lez.aun, Alz.ama y Alz.ate, Beiz.ama y Beiz.egi entre muchos más. En cambio Navardun y Berdun, cercanos a la actual Euskal Herria por sus linderos orientales, cerca de Sos, son nombres celtas auténticos. Se trata ya del territorio de los suessiones, cuyo nombre recuerda al Soissons francés. Suessiones o esuessetani (como los llama Tito Livio), ofrecen en su nombre las terminaciones ones y -tani, lo mismo que los vasc.ones y vesci-tani que parecen simples variedades de un mismo y extenso pueblo alrededor de Muscaria uno y de Osca el otro. En cambio los vascos del norte ya se llaman akitani y no aki-ones. Se ha supuesto que la terminación -ones, es céltica por el hecho de llevarla los nombres de varias tribus célticas hispanas como los berones, senones y lingones. Las tribus vascas de autrigones y vascones la llevan también, pero estos nombres son creación exterior celtibérica. Los vascos a sí mismos se han llamado siempre Euskaldunak, cuyo tema es euskal.dun. Se suscita ahora el problema, de si vasc.on no es precisamente una contracción de eusk(ald)un. Y, finalmente, se suelen atribuir al celta nombres vascos terminados en -ka como Mundaka, Gernika, Lesaka, Gorozika, bastante abundante en el occidente de Vizcaya y Alava, pero también se ven por todo el país. Los en -ko como Lamiako, Burzako, Matxitxako, Motriko, Gerriko, en cambio, contienen ese discutido sufijo -ko que no faltan quienes atribuyan también al celta pero que últimamente ya se lo señala como pre-céltico en el occidente europeo. Al citar Gernika y Motriko, por ejemplo, se suelen señalar las terminaciones -ika, -iko, como celtas, pero se interpone un obstáculo casi insuperable: que la terminación sea realmente -ka y -ko, en femenino y masculino latino del sufijo vasco -ko o bien contracción de -koa en -ka. La capa céltica de nuestra toponimia, aunque escasa, marca un contacto de euskera y celta, cuya naturaleza y alcance ha de precisarse pero previamente sanados de la enfermedad de atribuir al celta cuanto semejante o parecido se señale entre ambas lenguas.