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Bolivia

La ciudad de Potosí fue fundada el 1546 por Juan de Villarroel Santandia, Diego Centeno y Pedro Cotamito. Mediante Cédula del 28 de enero de 1547, Carlos V confirmó a Villarroel Santandia como descubridor del cerro y fundador de la villa de Potosí. Este cerro argentífero sería el más rico y famoso del mundo. La riqueza de la ciudad, su fama, cruzó los mares y surgió el dicho: "esto vale un Potosí". En su época de esplendor hasta los más humildes utensilios domésticos eran de plata. El censo de 1611 registró una población de 160.000 h. y fue considerada entre las ciudades populosas del mundo de su época. El escritor peruano Aurelio Miró Quesada nos da interesantes noticias:

"Entre los pobladores procedentes de las distintas regiones de España, que fueron atraídos por el Cerro, quienes predominaron, por los demás, fueron los vascongados, más inclinados por su carácter a los menesteres de industria y comercio. Tenaces, perseverantes, laboriosos, amigos de lo práctico, con tradicional propensión a la técnica, resultaron los dueños de los ingenios, los monopolizadores de la riqueza, los usufructarios de la autoridad. Su fuerza económica les dio influencia en el campo oficial, inclinó a su favor la balanza de la justicia y les colocó en una situación excepcional de región y de grupo. En cambio les enajenó la simpatía popular y produjo el recelo y luego la animadversión de una crecida legión de descontentos. El vasco organiza el trabajo, hace trabajar al pueblo, le hace extraer la plata de las entrañas del Cerro. Ha ido a Potosí a trabajar de por vida y a quedarse para siempre: no es ave de paso, por eso ama a ese suelo y lo quiere en propiedad. Es por lo que se explica algo que tiene igual en otras partes del nuevo mundo: Potosí es ciudad tan vascongada, que hasta ahora subsisten por lo menos cien apellidos de ese origen. Y el estilo sobrio -que parece altaneropero que es sencillo y directo, el proceder laborioso, la conducta honrada que caracteriza a los potosinos de hoy, junto a su inquebrantable espíritu religioso, son patrimonio moral heredado de sus antepasados".

En el convento de San Francisco, de Potosí, se conserva actualmente un bajorrelieve que representa a la virgen de Aránzazu. Esta imagen se veneró por casi tres siglos en su propia capilla, edificada por los padres Agustinos junto a la iglesia de San Agustín.