Concept

Artesano

La vida artesanal, se reduce durante estos oscuros siglos de invasiones y luchas, a la mínima expresión. La población, bajada del monte al valle durante la "pax" romana, vuelve a refugiarse en las alturas constituyendo pequeñas unidades de producción agrícolas y pastoriles; son las "bordas" que desde el s. XVII se constituyen en casas de habitación permanente. Esta es la razón de que muchas localidades de Bizkaia, Gipuzkoa y montaña de Navarra presenten una constitución moderna comparadas con las enclavadas en las alturas. La economía altomedieval es eminentemente pastoril y agrícola. Las donaciones, cartas y fueros del s. XII referentes a Gipuzkoa testimonian la existencia de tierras cultivadas, manzanales, etc.

La acción colonizadora se ejerce a través de los monasterios que surgen en las proximidades del camino de Santiago. El renacimiento agrícola tiene lugar esta vez en las zonas montañosas jalonadas de monasterios y hospitales para peregrinos. En Bizkaia, hacia el siglo X, se sabe sin embargo de barcos venaqueros y chanusqueros que cargan mineral en Somorrostro y Muskiz con destino a los puertos de Bizkaia, Gipuzkoa, Bayona y San Juan de Luz. En Navarra y Álava, la base es también agrícola y pastoril. Dejando de lado algunas tempranas ferrerías, los pueblos y los valles subvienen a sus propias necesidades: vestuario, instrumental, adorno, etc. La producción de mercancías se circunscribe a las ciudades en las que los oficios ocupan calles y barrios especiales: esparteros, alfagemos (barberos), ferreros, zapateros, calceteros, alcorqueros, tejedores, cuchilleros, etc. Algunos emolumentos se pagan en metálico aunque la gran mayoría -sobre todo los objetos menudos y diariosse salda en especie ya que el truque es la forma corriente de obtención de bienes de uso. A excepción de las ciudades, el artesanado es eventual y en su mayoría itinerante: tejeros, herreros, laneros, cesteros, alfareros, etc.

La independencia del artesanado de la producción inmediata de víveres experimenta un impulso importante con la colonización y poblamiento de los territorios ocupados al Islam; los monarcas de la dinastía aragonesa se muestran generosos otorgando fueros, franquezas y privilegios. Alfonso el Batallador (1104-34) da fueros a Peña, Arguedas, Caparroso, Tudela, Santacara, Funes, Sangüesa, Araciel, Carcastillo, Cabanillas, Cáseda, Artajona, Marañón, burgo de San Cernín, etc. Sancho Ramírez es otro gran repoblador. En 1076 concede fueros a Ujué. Repite la experiencia de Jaca en Estella otorgándole el mismo fuero. En 1090 decide levantar en Lizarra un castillo y una población de "francos" (en el doble sentido de extranjeros y libres). La población se constituyó a base de francos en un principio, y de "francos" y navarros más tarde, población eminentemente constituida por artesanos, posaderos y mercaderes, situada en un lugar estratégico del camino de Santiago. Este temprano estado municipal es un concepto político fundamental de la civilización mediterránea. A este respecto dice Campión que "no puede atribuirse a mera coincidencia el caso de haber sido los monarcas de la rama aragonesa pródigos otorgadores de cartas municipales. Las franquezas y privilegios concedidos a las villas eran el señuelo con que los reyes las llenaban de habitantes". Los monarcas sucesores siguen sus huellas. Sancho el Sabio otorga fueros a Laguardia, Artajona, San Sebastián 1150 y Vitoria (1181) Sancho el Fuerte (1195-1234) los concede a Viana. Es por estas fechas cuando los fueros comienzan a extenderse a las aldeas labradoras y valles: Aezcoa, Larraun, Burunda, etc. Bilbao sin embargo no recibe su carta fundacional hasta el año 1300. Azpeitia hasta 1310. Tolosa poseía el fuero de Vitoria desde 1256. La fisonomía artesanal del país puede delinearse de la siguiente forma:

  1. Zona Norte. Artesanía derivada del cuero y de la lana (pastores). Carboneros y ferreros.
  2. Zona Sur. Artesanía textil (agricultores).
  3. Zona costera. Astilleros, industria derivada de la pesca y comercio.
  4. Ciudades. Artesanía gremial, separada de la producción directa de las materias primas y encuadrada en una rígida reglamentación corporacional.

Los gremios existían en las localidades de mayor importancia. Las ordenanzas reglamentaban toda la vida e intereses de las distintas profesiones: la duración del aprendizaje, los requisitos para el paso de una categoría profesional a otra, ya fuera de aprendiz, oficial o maestro, pago de cierta cantidad en metálico, parentesco, etc., el número de maestros que debía de haber en cada oficio y cada localidad, etc. En caso de discrepancia interna intervenían las Juntas Generales, los merinos o los alcaldes.

Podemos reducir a cuatro las principales características de la corporación gremial:

  1. Carácter solidario de la agrupación.
  2. Obligación de inscribirse en el gremio respectivo gozando así de estatutos particulares, administración económica propia y asistencia mutua -en 1534 ratificaba esta disposición capital el gremio de los zapateros de Bilbao prohibiendo el establecimiento de zapateros libres en la villa-.
  3. Tener tienda abierta para la venta de productos.
  4. Obtención del título oficial de maestro después de varios años de aprendizaje.

Muchos judíos ejercían oficios manuales en Navarra, aunque la profesión en la que alcanzaron más renombre fue en la de médicos y en la de usureros. En Bayona existía una férrea reglamentación gremial. En 1320, como continuación de una serie de normas publicadas, el nuevo alcalde prohibió absolutamente a los forasteros el comercio al detalle; para ejercer la profesión de pañero, carnicero, zapatero, curtidor y mercero, abrir una tienda o un puesto, debería de disfrutarse del derecho de vecindad: se prohibió a los carniceros el vender carne de oveja o de trucha en otro lugar que no fuera los especiales que les estaban destinados a estas carnes para ser expuestas; a los cordeleros, el tejer y extender cuerdas en tiempo de lluvia, rocío, bruma, o durante la noche: los cáñamos, antes de ser trabajados, debían ser examinados por cuatro jurados expertos; si se declaraban de mala calidad, el cordelero estaba obligado a devolverlos a Navarra, de donde los traían; las cuerdas que se fabricaban debían ser sometidas al mismo examen, antes de que se extendieran, con el fin de apreciar el crin e impedir la mezcla.

En Gipuzkoa los oficios mecánicos estaban equiparados a los de médicos, cirujanos, farmacéuticos, arquitectos, etc. Para esta artesanía medieval apenas constituía unos cuantos islotes privilegiados en el mundo agrícola y ganadero vasco no costero, donde lentamente se abría paso la vida urbana.

En Navarra las casas de Champagne y de Francia otorgan numerosos privilegios y exenciones, cartas pueblas y mejoras a los nacientes municipios, política frecuentemente utilizada para contrapesar a la nobleza al sustraer al estado llano de su dominio.

La costa guipuzcoana y vizcaína conoce entonces el nacimiento de una nueva clase: la burguesía comercial y naviera, surgida alrededor de los puertos y de las favorables condiciones del suelo. En la época de los Teobaldos, artistas refinados surgen del estrato artesanal pintado y esculpido por cuenta del rey o de los municipios. El auge de la artesanía artística alcanza su punto álgido en el s. XIV aun cuando se sabe muy poco de los artistas nativos que engalanaron iglesias y palacios. En Navarra se distinguen en este importante periodo dos monarcas: Carlos II "el Malo" y Carlos III "El Noble". El primero se opuso con firmeza a las pretensiones de los nobles y redimió a muchos labradores a fin de poder obtener fondos para pagar sus gastos de guerra. Estableció telares para la fabricación de paños en Estella trayendo para ello un maestro tejedor y otro tintorero, más ocho mujeres peinadoras e hilanderas, exentos de tributos y alojados a cargo del rey. En Pamplona reglamentó (1365) los salarios de los labradores (burgo de San Cernín y San Nicolás sobre todo) y de los artesanos. Las tarifas fijadas beneficiaron sobre todo a la burguesía propietaria de fincas para la que éstos trabajaban. Carlos III, sin embargo, transige con la nobleza a la que dio villas y lugares, abriendo paso a las cercanas guerras de bandos que asolarían el país.