Concept

Artesano

Ya desde el s. XV puede hablarse de importantes fábricas de armas y aceros en el país, tales como las ubicadas en Placencia de Armas, Eibar, Mondragón, Azkoitia, lugar éste que aun en el s. XVII elaboraba el acero a brazo. La monarquía castellana hacía constantes pedidos de armas en esta época. Ver Armas.

Durango, Orbaiceta, Elorrio y Bergara eran otros tantos centros de industria bélica. Escogeremos tres centros interesantes por tipificar un modo de producción de transición a la manufactura: las fábricas de armas de Placencia, Tolosa y Eugui. La primera fue fundada por la misma población en 1573 y su propiedad cedida al Estado para "arraigar en la misma villa la fabricación de armas de toda clase que necesitase el ejército de su Majestad, cosa que al parecer consiguió, proporcionando de esta manera ocupación y medios de subsistencia a sus laboriosos habitantes" (Gorosabel). En el s. XVIII se hallaba en poder de la Compañía de Caracas pero al extinguirse ésta volvió nuevamente al del Estado. Los trabajadores se hallaban agrupados en cuatro gremios: chisperos, aparejadores, canonistas y cajistas. Dirigían la fábrica varios oficiales con títulos reales tales como contralor, gobernador, almacenero, veedor y examinadores.

La fábrica de Eugui (Real Fábrica de Municiones de Eugui), antigua ferrería, (dependió posteriormente (s. XVI) de la monarquía navarra siendo sus gastos sufragados, en parte, por los siete pueblos circunvecinos: Eugui, Urtasun, Iragui, Usechi, Agorreta, Saigós y Leránoz. En 1608 la factoría estaba arrendada a particulares. A finales del s. XVI, Felipe II trajo una serie de armeros milaneses (doradores, grabadores, etc.) reputados por su pericia que hicieron escuela en el país. En 1756 se hallaba al frente Manuel Tomás Borja, en representación de Francisco de Mendieta. En 1630 se funda la fábrica de armas de Tolosa, constituida también por la villa. Se elaboraron en ella armas para el gobierno "sin perjuicio de hachas, machetes y diferentes manufacturas de cerrajería, por cuenta particular de sus oficiales" (Gorosabel). En el s. XIX ya había desaparecido y los oficiales que antes trabajaban en ella -nos dice Gorosabel- lo hicieron en sus propios talleres.

Las forjas de Banca (Baja Navarra) también recibían encargos de la marina real francesa. Eran estas fábricas centros de montaje donde concurrían artesanos de diferentes oficios con los productos elaborados a encargo en sus propios talleres y hogares. Existían muchas otras de este tipo, en especial la fábrica de armas de Eibar. La industria astillera sin embargo presentó unas características más concentracionales. Desde la costa labortana, donde los normandos dejaron una importante tradición astillera, hasta los puertos y ensenadas guipuzcoanas y vizcaínas se desarrolla a través de toda la baja edad media una intensa actividad naviera. Puede decirse que desde el s. XV hasta el XIX, Orio, Pasajes y Bilbao fueron los astilleros más activos y requeridos de la península exceptuando Portugal. Le seguían en importancia Lekeitio, Ondarroa, Mundaka, Plencia, etc. El periodo de mayor auge correspondió, sin duda, a la época de la Compañía de Caracas fundada en 1728. La fabricación es ya manufacturera, basada en la concentración de diversos oficios especializados. Ver Astilleros. Subsidiaria de la construcción naval y de antiguo origen, fue la fabricación de remos, que tuvo su centro en Santa Catalina de San Sebastián hasta su extinción en el s. XVIII al ser prohibida la exportación a Francia y Portugal y las de anclas en San Sebastián, Usurbil, Hernani, Urnieta, Aya, Renteriola, etc.