Cerco de Vitoria (1200). Al año siguiente, 1200, las tropas castellanas, ahora sin ayuda aragonesa, rompieron por sorpresa la tregua acordada y penetraron de nuevo por Alava. Después de apoderarse de algunas fortalezas menores, Alfonso VIII atacó y cercó Vitoria el 5 de junio. La ciudad no tuvo más remedio que defenderse heroicamente. Los defensores se encerraron bajo el mando de su gobernador don Alfonso Fernández de Guendulain. En vista del cariz que tomaban las cosas, Alfonso VIII de Castilla apeló a la rendición por hambre, ya que no podía rendirla por las armas. Aunque provista la villa de víveres, el cerco se hizo largo y el racionamiento llegó a ser escaso para el sostenimiento de Vitoria. Llevaba la ciudad cinco meses de sitio.