Villes

OIARTZUN

Oiartzun consigue la separación (1453). La tierra de Oiartzun tuvo la pretensión de enviar por sí procurador a las Juntas de la Provincia con independencia de la villa de Errenteria. De aquí resultó a mediados del s. XV un pleito, del cual tomaron conocimiento las mismas juntas, a consecuencia de haber sometido a ellas su decisión los dos pueblos con juramento de estar y pasar por ella. Dicho congreso provincial instruyó el oportuno expediente, y hecho así lo envió con Martín Pérez de Urrupain, vecino de Mondragón, a la Real Audiencia, para que con su vista propusiese la sentencia que procediese en justicia. El expresado tribunal designó para el indicado efecto al doctor Fernando García de Paredes y al bachiller Alfonso Sánchez de Logroño, oidores de la misma, quienes el 20 de enero de 1453 manifestaron su parecer. Reducíase éste a decir que en su concepto la villa de Errenteria tenía derecho de enviar procurador a las juntas provinciales por sí y por los moradores de Oiartzun, y que los de este valle no podían ni debían enviar representante particular contra la voluntad de aquélla, puesto que eran vecinos de la misma y sujetos a su jurisdicción. Visto este consejo en la Junta General celebrada en Mondragón el 21 de abril siguiente, y conformándose con su contexto, lo declaró por sentencia definitiva de la misma. Oiartzun expuso que el tenor de ésta no hacía mención de Juntas particulares, bajo cuyo supuesto pretendió tener en esta clase de congregaciones apoderado propio; pero esta nueva gestión fue desestimada por acuerdo de 3 de mayo del mismo año. En vista de un resultado tan desvaforable, los habitantes del valle de Oiartzun recurrieron directamente al rey, solicitando su absoluta separación de la jurisdicción de la villa de Errenteria. Fundaron esta gestión en los muchos escándalos, contiendas, debates, guerras, peleas, muertes de hombres, quemas de casas, talas de manzanales y de otros bienes que habían tenido lugar entre ellos y los de Errenteria, resultando de esto grandes enemistades. Representaron además los de Oiartzun los muchos males que recibían en sus personas y bienes de los malhechores del país, de los de Navarra, tierra de Laburdi y Bayona a causa de no tener en su distrito alcaldes, ni jueces propios. Considerados todos estos males, el rey Juan II por su carta librada en Escalona el 26 de junio de 1453 ordenó la exención y segregación de la tierra de Oiartzun. Según el contexto de este privilegio, los habitantes presentes entonces y los venideros de este valle no debían depender de la vecindad de la villa de Errenteria, ni ser del término y jurisdicción de ésta en alcabalas, pechos, ni otros tributos algunos. Dispuso el mismo privilegio que los vecinos de este valle no fuesen juzgados por los alcaldes de Rentería, sino por los que mandaba crear en el mismo con el ejercicio de la jurisdicción civil y criminal, mero y mixto imperio. Autorizó además al valle para constituir concejo propio y apartado de Rentería, y concedió a sus habitantes el fuero, franquezas, exenciones, privilegios y usos de la entonces villa de San Sebastián. El nombre de Oiartzun quedó así concretado al territorio comprensivo de los barrios de Elizalde, Iturriotz y Altzibar, aunque Errenteria continuó todavía llamándose la villa nueva de Oiartzun, según resulta de documentos posteriores.