Danse

Danzas de Navarra

Pese a las numerosas bajas registradas, las danzas de hombres y mujeres constituyen el grupo más numeroso del legado folclórico de Navarra. Lo que en su día fueron bailes para la diversión de los jóvenes en la tarde de fiesta hoy son elementos del patrimonio inmaterial. Son notas caracterizadoras la diferente actitud de ambos sexos en la danza y el papel preponderante de los bailarines que abren y cierran la cadena o corro, rol vinculado a las responsabilidades que la institución de la mayordomía les confería en las fiestas patronales. Junto a estos dos rasgos definitorios cabría citar el ceremonial repetido y reiterativo, el sentido de giro contrario al de las agujas del reloj y las constantes coreográficas de la cadena o corro abierto.

Las danzas de este grupo, el más extendido y típico, reciben distintas denominaciones según su procedencia geográfica. Cabe destacar las de Ingurutxo y baile de la era o larrain-dantz. El Ingurutxo tiene presencia en el área determinada por los valles de Basaburua, Ulzama, Araiz, Larraun, Anue, Esteribar, Erroibar, Arakil, y Aezkoa. La estructura rítmica del ingurutxo muestra siempre una determinada duplicidad con partes binarias y partes ternarias. El Larrain dantza o "baile de la era" centra su ámbito de extensión en la zona media de Navarra y reúne ritmos y figuras coreográficas superpuestas en el tiempo. La versión más elaborada y definida procede de Estella. En la zona nororiental de Navarra se bailó una forma de danza de este grupo, el Ttun-ttun, que se perdió en las primeras décadas del siglo y fue recuperada para el repertorio de los conjuntos folklóricos en los años cuarenta del siglo XX y recientemente revitalizada en el valle de Roncal por sus habitantes. Del Ttun-ttun roncalés se conocen dos versiones melódicas y coreográficas, la de Isaba y la de Uztarroz.

El Ingurutxo de Leiza es una de las más populares danzas de este género. Sin perjuicio de su valor etnográfico, en Leiza el Ingurutxo es costumbre viva que mantiene intacta su función social. Bajo el nombre de Ingurutxo en Leiza encontramos dos formas de danza que no siempre van unidas: la soka-dantza y el ingurutxo.

La soka-dantza que precede al Ingurutxo sólo se bailaba en algunas ocasiones. Los mozos forman la cadena unidos de las manos con paso acompasado. Los puestos preferentes, primero y último, son ocupados por el mayordomo y el compañero o ayudante. Tras realizar los puentes, ambos bailan frente a frente el belauntziko. Después las muchachas se suman a la cuerda mediante un ceremonial de invitación que conducen los bailarines segundo y penúltimo, de forma que será acompañada en primer lugar la pareja del aurrendari (el de adelante), que bailará ante ella, unidos ambos por un pañuelo, el belauntziko. Se repite el protocolo con la pareja del azkendari (el último) y sucesivamente con las de todos los participantes hasta completar la cuerda o soka. Momento en que todos los muchachos repiten simultáneamente el belauntziko ante sus parejas.

El Ingurutxo tiene dos partes: Inguru Haundi e Inguru Txiki. Formadas las parejas, se separan del grupo las dos principales (primera y última) y unidos por los pañuelos bailan una melodía de ritmo binario en círculo alrededor de la plaza. Después se suman el resto de parejas a la misma danza. Se ejecuta un nuevo puente con los pañuelos bajo el cual pasan todos los bailarines. Se repite esta parte, puente incluido, que deja a los danzaris en la posición inicial finalizando así el Inguru-haundi. El Inguru-txiki se baila a continuación igualmente por parejas y en corro pero a lo suelto a ritmo más vivo y en compás ternario. El desplazamiento, veloz en relación al inguru-haundi, se interrumpe en ocasiones por las deiak o llamadas, para luego proseguir. Como danza de entretenimiento, el ingurutxo no tenía una duración o medida fija. Excepto por el siempre respetado toque de oración, dependía de la voluntad y capacidad del txistulari al que también se le dejaba descansar para continuar de nuevo tras un breve refrigerio.

El músico y compositor estellés P. Hilario Olazarán recogió en 1926 del txistulari de Leiza Evaristo Elduayen el conjunto de melodías de danza que integran el Ingurutxo y cinco años más tarde las publicó en versión para piano. El sacerdote capuchino distinguió tres partes: Soka dantza, que incluye cuatro melodías de soka dantza en 2/4, una en 5/8 y tres belauntzikoak diferentes más una melodía para terminar esta parte; Inguru haundi en 2/4 y una melodía para el puente o zubia; e Inguru Txiki con dos melodías en 3/8.

El Baile de la Era de Estella tal y como ha quedado fijado hoy tras más de un siglo de vida está compuesto por siete diferentes partes musicales que se corresponden con otros tantos tipos de danza: Pasacalles, Cadena en 2/4, Fandango en 3/8, Vals, Jota Vieja, Boleras y Corrida que muestran la sedimentación de algunos de los bailes de moda a lo largo del siglo XIX sobre una antigua base de protocolaria danza circular (ingurutxo) y cuyo origen concreto se sitúa en la plaza del Mercado del barrio de San Miguel. Fue el gaitero Julián Romano quien escribió por vez primera el corpus musical del baile de la era. Su hijo Demetrio se ocupó de los ensayos para la extraordinaria actuación que, con motivo de la visita de Alfonso XIII, se hizo en 1903 y, tras una década de relativo olvido, su compañero Anselmo Elizaga inició la saga de los gaiteros conservadores de la tradición. De este modo el baile quedó afianzado como tal con las piezas que hoy lo componen. El padre Hilario Olazarán realizó una versión para piano en 1929 y en 1933 un dinámico movimiento popular impulsó su reestreno el día de la Virgen del Puy. Sus protagonistas, vinculados al nacionalismo vasco, sufrieron la represión política del franquismo y el Baile fue prohibido. A partir de 1944, el estellés Francisco Beruete dirigió con éxito el proceso de su recuperación culminada en los años cincuenta. Y a Tito Sánchez se debe su mantenimiento en los años sesenta y setenta. Euskal Dantzari Biltzarra eligió el Baile de la Era de Estella como danza común para todos los grupos folclóricos vascos para el Dantzari Eguna de 1978. Fue el inicio de una intensa labor de divulgación. Hoy el brioso, alegre y completo baile estellés, aprendido y bailado por millares de navarros, es primordial seña de identidad de la vieja Lizarra.

La Soka dantza es propia de la Navarra húmeda y su geografía es colindante por el norte y en ocasiones coincidente con la del Ingurutxo al cual precede a veces en el mismo ceremonial. Se bailan o bailaron en Arantza, Santesteban, Ituren, Valle de Erro, Esteribar y otros lugares. Al sur del Ingurutxo, la giza dantza es en esencia el mismo tipo de danza que en los pueblos de Burunda y Sakana es denominada zortziko y que a su vez muestra similitud con la gizon dantza o aurresku guipuzcoano. El esquema de estos bailes citados es invariablemente en círculo y sentido contrario al de las agujas del reloj. En cambio, dentro de este grupo pero sin sentido direccional se encuentran el Iantza luze en Baja Navarra, sin un protocolo específico para la incorporación de las mujeres a la serpenteante cuerda y con uso de pañuelos, y la común karrikadantza, biribilketa, kalejira que se improvisa en cualquier fiesta popular.

El zortziko de Alsasua. En Altsasu el zortziko tiene dos fechas sobresalientes. Por Santa Águeda lo bailan en la plaza los quintos ante todo el vecindario tras la cuestación anual. Y en la fiesta del patrón, lo dirige el alcalde con la solemnidad que permite la alegre sobremesa en la campa de San Pedro y se repite numerosas veces a lo largo de la tarde también en la plaza. Al comenzar el baile, los danzaris, quintos o mozos en general, se colocan enfrentados por parejas y a una indicación del txistu dan unos potentes saltos. Se unen de las manos de dos en dos. El primer dantzari de la derecha, zortzikolari, gira con su compañero y forma el puente para el resto de mozos. El zortzikolari comienza a bailar sin soltar la mano de su ayudante con pasos enérgicos, ágiles y frecuentes patadas al aire. Hay nuevo puente tras los saltos de rigor. El zortzikolari, sin dejar de bailar, indica a la última pareja, que se le ha acerca con este fin, el nombre de la muchacha a quien desea festejar. El joven la saluda con reverencia y le ofrece su pañuelo, la chica lo toma y se incorpora a la cadena que sigue su desplazamiento circular. Posteriormente entrarán el resto de chicas que se unen de las manos, -antiguamente con pañuelos-, a la cadena. Desde que el popular txistulari Ramón Delfrade las introdujera, se bailan la jota y porrusalda tras la kalejira que dan fin al antiguo ceremonial. Como se ha dicho, el papel principal del primer zortziko en la tarde de San Pedro corresponde al alcalde siendo costumbre que sacase a bailar a la cocinera responsable del menú de las autoridades. Terminado un zortziko se da comienzo a otro con cambio de aurrendari, y así sucesivamente. El conjunto de melodías que integran el Zortziko alsasuarra presentan predominantemente aires en 2/4 con otros en 5/8.

La porrrusalda, que literalmente significa caldo de puerros, o arin arin (ligero) es baile mixto, "a lo suelto", en 2/4 que en su simple esencia rítmica se extiende por la cornisa cantábrica hasta Portugal. En Navarra es muy popular y se baila con dos pasos, a los lados y punteado, que admiten las variaciones que el temple del danzari quiera introducir. Unido a la jota por la costumbre suelen ambos culminar determinados ciclos más antiguos de danzas como los ingurutxos, soka-dantzas y, en general, cualquier velada festiva.

La jota llegó a Navarra en la primera mitad del siglo XIX y se difundió en la segunda. Presenta compás ternario de agrupación binaria y tres o cuatro frases, una de ellas a ritmo de vals llamada copla o canción. Esta parte lenta no existe en el fandango u orripeko, que además es de aire más rápido y línea melódica más elaborada. En la zona media de Navarra al los fandangos se les conocía como jotas "baztandarrras". Hoy es habitual, incluso entre los músicos que conocen la diferencia, no hacer distinción semántica entre ambos. Los cuatro pasos característicos de la jota navarra (y del fandango) que se baila tanto en corro como por parejas son. a los lados (con desplazamiento lateral),. punteado (en el sitio), vueltas (sobre sí mismo) y corro (con traslación). A diferencia de otras tradiciones peninsulares, en Navarra siempre van separadas la jota cantada y la jota bailada. La primera no se baila y la segunda siempre es instrumental.