Danse

Danzas de Navarra

Un rasgo diferenciador y característico, aunque no exclusivo, del folclore vasco pirenaico lo constituye las danzas colectivas de hombres solos en corro abierto y en sentido contrario al de las agujas del reloj. La relevancia de estas danzas descansa en su singularidad melódico-coreográfica. Si bien de alguna manera están emparentadas entre sí hay que diferenciar dos tipos de danzas en este apartado. De un lado los iautziak y del otro las mutil dantzak.

Abarcan los iautziak (literalmente, saltos) una extensa área que desde Luzaide/Valcarlos comprende la merindad de la Baja Navarra y los territorios de Lapurdi y Zuberoa prolongándose hasta el país de Bearne. Un determinado número de pasos básicos con nombre propio y combinados de manera múltiple, pero no aleatoria, conforman todos los iautziak que se bailan con motivo de cualquier fiesta especial como la bestaberri, o el carnaval, etc. El repertorio es extenso y la innovación lo viene enriqueciendo. La costumbre quiere que un experto danzari cante el paso o figura anunciándolo al resto de participantes que pueden bailar cualquier iautzi sin necesidad de memorizar sus largas secuencias de pasos. Tanto sus denominaciones como sus rasgos melódicos coinciden en algunos de ellos con los de las mutildantzak baztanesas. El estilo de baile varía considerablemente de una zona a otra e incluso de unos bailarines a otros.

Entre los iautziak más conocidos hay que citar: Zazpi iautziak, Hegi, Ostalerrak, Marianak (estos cuatro muy popularizados por su sencillez), Muxikoak, la serie Lapurtar-motxak, Lakartarrak y. Ahuntxa, y otros como Katalina, Tellagorri, Baztandarrak...etc.

Las mutil dantzak, son bailes en círculo y sentido antihorario de jóvenes varones que reciben por ello el nombre de mutil dantza, danza de muchachos, son exclusivas del Valle del Baztán. Se han conservado diecinueve números distintos (algunas de ellas son variantes de otras) y su estilo y coreografías son únicos. En 1918 fueron unificadas sus coreografías eliminando las diferencias existentes entre los pueblos del Valle. No es costumbre en la mutildantza que los pasos sean anunciados durante la ejecución por lo que las largas secuencias deben ser memorizadas por los mutildantzaris. La duración de los bailes oscila entre el minuto y medio del más breve y los ocho minutos de los más largos. El círculo concentra la atención y la mirada del dantzari y en su centro toca el txistulari que necesariamente debe ser buen conocedor de las danzas. En el mantenimiento y conservación de la mutil dantza baztanesa hay que citar al txistulari Mauricio Elizalde que las aprendió de los txistularis Antonio Elizalde, su padre, y José Telletxea. Y entre sus dantzaris más entusiastas al escritor y poeta Mariano Izeta que mantuvo la privilegiada función de encabezar la fila de mutildantzaris en Elizondo desde 1939 hasta 1996. Se bailaban en señalados días festivos y con motivo de celebraciones especiales, como la fiesta que seguía al trabajo vecinal en común (auzalan). Hoy siguen siendo un número esperado y en auge en el programa de las fiestas patronales, destacando por su eco mediático las de Santiago en Elizondo. Una de las ocasiones que ha servido para su apreciación popular es la fiesta del Baztandarren Biltzarra.

El baile cuenta con un respetado protocolo de inicio que habla de su solemnidad y trascendencia corporativa: el aunitz urtez! (por muchos años), con su propia y conocida melodía. Los damuinausiak trazan el círculo en torno al txistulari y atabalari e invitan al resto de participantes, previa salutación general con sus boinas en la mano. Una vez formado el grupo, el ciclo de danzas se interpreta, salvo excepción, respetando un orden acostumbrado pero no estricto, sin que ello signifique, ni mucho menos, que deba bailarse siempre toda la colección.

Las melodías de la mutildantza son de división binaria y existe consenso en escribirlas en compás de dos por cuatro. Para su correcta ejecución, el dantzari sigue la base rítmica que el txistulari y el atabalari subrayan con el tamboril y la caja. Aunque predominan las frases regulares, cuadradas, de ocho compases hay abundantes rupturas de este esquema. De hecho se encuentran frases de seis, de diez, de catorce y de veinte compases, con o sin repetición. El conjunto posee una marcada personalidad musical de estilo sencillo pero de gran riqueza melódica.

La relación completa de las mutildantzas, además del Aunitz-urtez introductorio de salutación, es la siguiente: Hiru puntukua, Billantziko, Biligarroaine, Biligarroaine zaharra, Billantziko txiki, Billantziko zaharra, Zahar dantza, Mando zaharraine, Xerri-begi, Xerri-begi zaharra, Muxiko, Xoxuaine, Ardoaine, Añar-haundi, Tellarin, Xoriaine, Añar-xume, Zazpi-iauzi, Zazpi iautzi zaharra.

La mutildantza debió de ser antiguamente una danza de jóvenes solteros. No obstante, en la última centuria se ha conocido la participación de los casados y los veteranos. Incluso el protocolo elizondarra reserva hoy el primer puesto al mutildantzari de más edad. Únicamente los varones adultos son invitados, y ahora también se admite la presencia de niños. La creciente reivindicación de las baztanesas para participar en las mutildantzak no tiene pacífica acogida.